INTERNACIONALES: OLIVIA ENOS

La BBC y un perturbador vistazo a los 'Campos de Transformación del Pensamiento' en China

Portando atuendos llamativos y resplandecientes sonrisas, los musulmanes de la etnia uighur...

16 de Julio de 2019

 

Portando atuendos llamativos y resplandecientes sonrisas, los musulmanes de la etnia uighur retenidos en campos de reeducación pueblan la pantalla, mientras danzan y celebran las palabra que el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, preparó para ellos. Estas instantáneas, capturadas por la cadena británica BBC, son precisamente lo que el gobierno chino aspira a que la prensa internacional difunda.

Campos de reeducación chinos, Etnia uighurSin embargo, no existen postales políticas favorables que puedan ocultar la realidad: ninguna de estas personas se encuentra en campos de reeducación por propia voluntad. Un pasaje del video es particularmente ilustrativo. El periodista de la BBC consulta a uno de los hombres si acaso fue o no su decisión la de instalarse allí. '', responde. 'Un policía en mi aldea me ordenó que me anotara en la escuela para transformar mi manera de pensar'.

El reportero también conversó con funcionarios chinos. Casi ninguno de ellos se refiere al hecho de que, entre 800 mil y un millón de personas de las que se encuentran internadas en Xinjiang son víctimas del extremismo religioso y de un sistema de reeducación que alineará sus sistemas de pensamiento con uno que coincida con la línea ideológica del Partido Comunista Chino.

La confabulación entre religión y extremismo cobró forma en las nuevas normativas instituídas en febrero del año pasado. Estas regulaciones prorrogan la práctica gubernamental de secularización, de modo tal que coincida con los contenido declaratorios del Partido Comunista.

Amén de esta 'reconversión del pensamiento', las personas internadas en estos sitios deben asistir a clases de chino mandarín, a sesiones de autocrítica, a trabajos forzados, e incluso a torturas. En ocasiones, tienen lugar muertes.

El denominado entrenamiento vocacional es un componente crítico del curriculum del grueso de los internos. Un funcionario chino explicó en el informe que los internos invierten entre dos y cuatro meses para aprender tareas sencillas, como hacer una cama.

La realidad -que el informe de referencia no ilustra- es que estas personas son sujetas a trabajos forzados, construyendo bienes de consumo que muy probablemente terminen entre los productos que son importados por los Estados Unidos de América. 

En un caso en particular, informado oportunamente por Associated Press, se sugiere que la marca Badger Sportswear, con sede en el estado americano de Carolina del Norte, cuenta en su stock productos producidos por una firma china identificada como Hetian Taida Apparel, la cual comparte almacenes con un centro de reeducación política en Xinjiang. Si tales alegatos son certeros, entonces Badger Sportswear podría hacer frente a marcadas repercusiones por importar bienes producidos por mano de obra esclava, hacia los EE.UU.

El periodista de la BBC observó también que las instalaciones que recibirían visitas de hombres y mujeres de prensa extranjeros serían previamente ordenados y limpiados, para que los reporteros así lo vean. Imágenes satelitales tomadas previo a la visita de la BBC mostraron atalayas y alambre de púa militar, y cómo ambos fueron removidos de los sitios, mientras que espacios abiertos fueron transformados en predios deportivos.

Documentales como el mencionado son marcadamente importantes a la hora de construir casos de violaciones contra los derechos humanos en organismos internacionales, contra el gobierno de Pekín. Ofrecen evidencia adicional, particularmente sobre lo que el gobierno chino prefiere que se vea sobre su realidad, fronteras afuera.



La referida evidencia se acopia junto a imágenes satelitales recogidas en años previos y a testimonios de primera persona compartidos por ex prisioneros, los cuales pueden certificar que estos centros nada tienen de benignos. La existencia de los mismos y los centenares de miles -sino millones- de personas arbitrariamente detenidas detrás de sus muros se ha vuelto ahora irrefutable. Lo cual conduce a la pregunta: ¿cómo responderá el mundo?

A comienzos de este año, el think tank estadounidense Heritage Foundation en Washington, D.C., dio a conocer un notable informe sobre esta crisis que verifica Xinjiang. El informe llamó al gobierno estadounidense y a la comunidad internacional a que tomen medidas más allá de la simple condena, para que tenga lugar una réplica inmediata ante las atrocidades que se registran en China. El trabajo apunta que esta no es una mera crisis aislada de derechos humanos, sino que se trata de un crisis con implicancias que hacen a la seguridad nacional.

El hecho de que China rápidamente interne a potenciales millones de musulmanes uighur ha sido posible gracias al empleo draconiano de tecnología de monitoreo -de la clase que China ya se encuentra exportando a varios países en Africa, América Latina y Europa.

Los Estados Unidos de América y la comunidad internacional deberían consensuar pautas en común en torno de eventuales soluciones, como ser la implementación de sanciones contra aquellos funcionarios chinos responsables por el Estado policial de China en Xinjiang y el Tibet, obstaculizándose la exportación de la ya mencionada tecnología a naciones de Occidente.

Lo cierto es que ya debieron tomarse medidas pero, a la luz de la inacción, EE.UU. debería explorar la alternativa de construir una coalición de países predispuestos a lidiar con estas flagrantes violaciones a los derechos humanos, perpetradas por el gobierno de la República Popular China.



Artículo original, en inglés, aquí

 

Sobre Olivia Enos

Es asistente en investigación en el Centro de Estudios Asiáticos en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Sus artículos se publican en el sitio web The Daily Signal (Estados Unidos).