INTERNACIONALES: JUAN DAVID GARCIA RAMIREZ

Estados Unidos y el desafío de la República Islámica de Irán

Esta semana, la televisión estatal iraní informó sobre la supuesta violación del espacio aéreo...

20 de Junio de 2019

 

Esta semana, la televisión estatal iraní -y sus respectivos canales informativos- informaron sobre la supuesta violación del espacio aéreo de la República Islámica de Irán, por parte de un dron (aeronave no tripulada) de origen estadounidense, que luego sería derribado. El Comando Central de los Estados Unidos, responsable de la coordinación de operaciones militares de ese país en Oriente Medio, explicó en un comunicado que la aeronave sobrevolaba espacio aéreo internacional, correspondiente al Estrecho de Hormuz -una de las rutas marítimas de mayor importancia en la actualidad. Por su parte, el General Hossein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, lanzó la advertencia de que su país se defendería de cualquier amenaza a la soberanía e integridad territorial, y que EE.UU. solo podrá sentirse seguro si es respetuoso de las reglas.

Northrop Grumman RQ-4 Global HawkEn principio, cualquier líder o gobernante sensato celebraría esas declaraciones: Irán es una de las grandes potencias de la región, y la preservación de los intereses nacionales es su prioridad, de tal suerte que, al igual que cualquier otro Estado que se precie de ser soberano, debe evitar o contener toda amenaza a su seguridad. En cuanto a su entorno, el del Golfo Pérsico, el poderío económico de los países con los cuales comparte vecindario está determinado por el petróleo, factor preponderante que explica la notoria rivalidad geopolítica entre el reino de Arabia Saudita, Bahrein, Qatar, Emiratos Árabes, Kuwait e Irak. En gran parte, la inestabilidad política regional podría deberse a esta competencia por la superioridad energética, conforme casi la totalidad de las naciones de la península arábiga y sus alrededores, con la obvia excepción de Siria, perciben a Irán como su mayor problema estratégico, teniendo en cuenta que su programa nuclear ha generado grandes tensiones durante casi cincuenta años.

Se asiste, pues, a los prolegómenos de un escenario extraordinariamente complejo para el equilibrio de poderes en el Medio Oriente que, además, vincula a Estados Unidos, Rusia y China, de manera que la respuesta estadounidense a los ataques lanzados por Irán contra dos navíos mercantes de Noruega y Japón, no obedece al capricho o a una aventura intervencionista. Con el desplazamiento del portaaviones USS Lincoln a una posición aproximada al Estrecho de Hormuz, en pleno Mar Arábigo, Washington procura disuadir o, al menos, monitorear de cerca el comportamiento del régimen iraní, al cual evalúa peligroso y provocador como el norcoreano, y respaldar a sus aliados regionales, siendo Arabia Saudí e Israel los más relevantes. Para los observadores cotidianos, la presencia militar de Estados Unidos en el mundo resulta una inmoralidad, un desafío abierto a la paz y al entendimiento entre las naciones. Incluso se imaginan un mundo mejor, más ordenado y de concordia plena, con la superpotencia aislada y dedicada únicamente a sus asuntos internos.

Y, sin embargo, aquel sueño respaldado en principismos idealistas se enfrenta a una paradoja: sin el poderío de los Estados Unidos y Occidente, el sueño comportaría el potencial para convierte en pesadilla. Los doscientos trece conflictos violentos que reporta el Conflict Barometer (del Heidelberg Institute alemán), podrían fácilmente duplicarse o triplicarse, de producirse un vacío de poder de semejante magnitud. En Poder y Debilidad, Robert Kagan defiende la posición de los Estados Unidos de América como garantes de la seguridad internacional, frente a un núcleo de tímidos e indecisos europeos que tienen por costumbre el sentarse a contemplar cómo las amenazas por el estilo de la que constituye Irán se disparan con la velocidad de la espuma.

No será ésta la última oportunidad en que Washington se incline por intervenir de alguna manera en el Golfo Pérsico, a efectos de evitar un desorden mayor, manteniendo en su cauce normal la estabilidad regional


 
Sobre Juan David García Ramírez

Columnista regular en el periódico El Colombiano (Medellín) y en El Quindiano (Armenia, Colombia). También se desempeña como analista político para diversos programas radiales y televisivos en América Latina, compartiendo apuntes y notas sobre temas políticos vinculados a Colombia, y asuntos internacionales.