INTERNACIONALES: MARCIN GAWEDA

¿Serán noticia los Estados nacionales en los próximos comicios europeos?

Recientemente, Polonia celebró el denominado Fin de Semana Largo...

21 de May de 2019


Recientemente, Polonia celebró el denominado Fin de Semana Largo de Mayo -feriado nacional de fin de semana que combinó el Día del Trabajador (1ero. de mayo) y el Día de la Constitución (3 de mayo). El último conmemora la puesta en marcha de la Constitución Polaca de 1791.

Polonia, Elecciones en la Unión EuropeaEse fin de semana fue de particular interés, conforme el 1ero. de mayo coincidió con el 15o. aniversario del ingreso de Polonia a la Unión Europea. Esta es la razón por la cual, hoy día, en el debate público polaco, se presta gran atención a la UE. En tal sentido, lo que la Unión Europea nos ha brindado a los polacos, y el modo en que la UE se verá en el futuro.

Más aún: el calendario indica que el Parlamento Europeo tendrá elecciones para su renovación el próximo 26 de mayo, y la campaña ya ha alcanzado su cénit.

Todo lo cual multiplica las preguntas en torno de cómo se verá modificada la UE luego de esos comicios y luego de que el Brexit se complete -y cómo quedarán las relaciones transatlánticas.  



La batalla por el alma del Proyecto Europeo

Desde la perspectiva polaca, existe una guerra en todos los frentes entre los valores representados por dos facciones -en la forma de pugna por el corazón del Proyecto Europeo. De un lado, se sitúan aquellos que entienden que la UE es superior al propio Estado o la propia patria. En el otro lado, revistan aquellos que que defienden a rajatabla la soberanía de los Estados nacionales y, en este segmento poblacional, la resistencia ante la Unión Europea ha registrado un marcado crecimiento, fogoneado por un deseo de autodeterminación. Por estas horas, el primer grupo está representado por Alemania, Francia y por la maquinaria burocrática de la UE. El segundo núcleo verifica intensidad, específicamente, en Hungría, Polonia y en el Reino Unido (en la forma del Brexit).

El primer set de actores propone una unidad aún mayor, defiende el multiculturalismo, el respeto por las reglas comunes, y respalda una profundización de la UE -incluyendo el invitar a más naciones al concierto de la Eurozona. En principio, esto implicará una mayor influencia a ser depositada en Bruselas y, por lo tanto, en Alemania y Francia, los dos players de mayor peso en la UE. Sin embargo, y luego de permanecer quince años en la Unión Europea, Polonia está convirtiéndose en una poderosa voz, en representación del segundo grupo. Este espectro comprende el significado de una profundización de los vínculos con la UE, y ha percibido ciertos fallos y compartido sospechas recurrentes frente a las naciones de la UE.

Desde una perspectiva política, la disputa se trata de determinar cuál es la periferia de la Unión Europea, quién se convertirá en miembro de segunda clase en ella y, peor, quién continuará siendo miembro de la UE por más tiempo.

Así, pues, Berlín y París buscan mantener y ampliar sus esferas de influencia. Esto es comprensible, como también lo son las intenciones de los miembros más flamantes de la UE, como es el caso de Polonia o de Hungría, que están comenzando a percatarse de la importancia de su moméntum histórico actual y de su potencial -por primera vez desde finalizada la era comunista. La campaña electoral se ha centrado en el futuro de la Unión Europea, pero utilizando lenguajes disímiles. En Europa, los votantes tienen, por lo general, una comprensión escasa sobre lo que la UE es en realidad. Y, mientras más se profundiza el alcance de la UE, lo cierto es que menos se la comprende.

La diferencia entre la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo es difícil de precisar para cualquiera, mientras que la confusión se ve empeorada por la perturbadora erosión del control democrático del gobierno. Los burócratas parecen haber cooptado todas las esferas de poder de relevancia.

Este es el motivo que justifica la vehemencia de los votantes. Pero, ¿de qué se trata todo, en realidad?


¿Hacia un retorno del nacionalismo?

El nacionalismo ha reverdecido en Polonia -aunque no necesariamente se trata de un nacionalismo exagerado, sino más bien de una actitud patriótica de facto muy parecida a la vigente entre los ciudadanos estadounidenses frente a su propio país. El nacionalismo ha ganado simpatías, en respuesta a la consolidación del control por parte de la UE. En la práctica, mientras más se profundiza la unión, más distante y abstracta se vuelve, irónicamente. Mientras más los pueblos perciben que no tienen el control sobre sus propios asuntos políticos, más buscarán reafirmar su autogobierno a través del sistema democrático y del patriotismo.

En el caso puntual de Polonia, el mecanismo tiene larga data y, razonablemente, es uno de los cimientos fundantes del movimiento Solidaridad, que ayudó a establecer los sistemas democráticos hacia las postrimerías de la Guerra Fría. Y éste no es un fenómeno novedoso.


Déficit de democracia

El proyecto europeo ha venido acusando, durante mucho tiempo, un significativo 'déficit' de democracia; en rigor, una falta de participación de sus ciudadanos, y una falta de comprensión común entre los propios europeos frente al modo en que la UE funciona efectivamente. Los ciudadanos de a pie no tienen conocimiento que verse sobre las diferencias entre el Consejo Europeo y el Consejo de la Unión Europea, por ejemplo; en tanto el público tiene poca influencia sobre la elección individual de comisionados de la UE. Pero, al mismo tiempo, esos ciudadanos comprenden el rol del Parlamento Europeo o Europarlamento, simplemente porque es una copia (o acaso un pobre sustituto) de lo que ya conocen.

Esta evidente falta de comprensión ha resultado en una baja participación en los comicios europeos (en Polonia, la participación del público jamás ha superado el 46%), y ha dado lugar a una dimensión unidimensional en relación a la UE en sí misma, a su futuro, y a su funcionalidad. Como resultado, las discrepancias se han incrementado. A pesar de muchos años de éxitos, el proyecto europeo jamás reemplazará al Estado nacional como núcleo central y protagónico de la vida política. En el futuro, quizás veamos a Estados-miembro retornando a las raíces de sus respectivas políticas domésticas, conforme buscan recuperar su soberanía.

Y ya podemos asistir a los comienzos de ese proceso en Polonia, Hungría y el Reino Unido.


¿Cómo afecta esto a las relaciones transatlánticas?

La clave a criterio de fortalecer las relaciones transatlánticas se sintetiza en la revitalización de los vínculos geopolíticos, y lo cierto es que los cimientos de la cooperación en este área se han visto erosionados. El pensamiento geopolítico ha venido declinando en Europa, a lo largo de los años. La consecuencia es una falta de visión al momento de ponderar a consciencia el rol que la UE debería desempeñar en el concierto internacional. El síntoma más visible de este sistema de pensamiento es la ausencia de una política de defensa común y racional.

Durante décadas, la Unión Europea cimentó su posición sobre la base de intereses económicos, haciendo a un lado los asuntos de orden geopolítico. Esto se ha debido, primariamente, a la preferencia de la UE por las naciones más grandes; lo cual contribuyó a la creación de discrepancias entre la UE y los Estados Unidos de América a la hora de lidiar con asuntos tales como Irán y, más aún, al tratar disputas de índole económica como la Asociación para la Inversión y el Comercio Transatlánticos, el tema de la importación de acero y automóviles, y la disputa en torno de la industria aeronáutica -la cual ha sido protagonista durante años en negociaciones llevadas adelante en la Organización Mundial de Comercio.

Las instituciones de la UE han hecho de los intereses económicos su foco principal. Este es un resultado directo de la competencia de la Unión Europea en ese andarivel. La UE tiene competencia exclusiva en el desarrollo de una política comercial externa, a través de la Comisión Europea. Por otro lado, la política exterior y de seguridad europeas son diseñadas, principalmente, por instituciones intergubernamentales -esto esto, por los propios Estados-miembro. La comisión tiene un rol mucho menor en este apartado.

A pesar de las competencias exclusivas de la Unión Europea, todavía son los Estados-miembro los que desempeñan el rol críticamente estratégico tanto en el área económica como geopolítica. La prueba de ello está dada por el hecho de que Francia y Alemania, las naciones más influyentes de la UE, en esencia son las que fijan la agenda de la política económica de la Eurozona.

¿Será posible que los próximos comicios fuercen a un retroceso en el curso actual, restaurando el control democrático? La brecha entre la clase burocrática de la UE y sus ciudadanos de a pie está ampliándose y, mientras más amplia se vuelve, pues más probable será que los Estados nacionales (en propio derecho, son ellos la columna vertebral de la unión) reemerjan como jugadores de magnitud.



Artículo original, en inglés, aquí

* El autor, Marcin Gaweda (@GawedaMarcin) es Presidente del think tank The Warsaw Institute Foundation, en Richmond (Virginia, Estados Unidos).