INTERNACIONALES | REALPOLITIK: PHILIP GIRALDI

Estados Unidos y Tulsi Gabbard, genuina candidata por la paz

La larga fila de Demócratas que ya han declarado que serán candidatos presidenciales...

25 de Febrero de 2019

La larga fila de Demócratas que ya han declarado que serán candidatos presidenciales por su partido de cara a la nominación de 2020 sería interesante, sino fuera por el hecho de que muchos de ellos se han apresurado. En términos de capacidad de ser elegidos, sin embargo, uno bien podría calificar a los aspirantes a la primera magistratura como los nueve enanitos. Cuatro de los eventuales candidatos -Marianne Williamson -escritora-, Andrew Yang -emprendedor-, Julián Castro -ex funcionario de carrera de Obama-, la Senadora Amy Klobuchar y el congresista John Delaney -carecen de un perfil nacional y pocas personas en las líneas medias del Partido Demócrata podrían describir quiénes son, de dónde vienen, y qué defienden.

Tulsi GabbardLa senadora Elizabeth Warren (Massachusetts) cuenta con simpatizantes a nivel nacional, pero también es considerada como un lastre. La reciente revelación de que falsamente se describió a sí misma como 'aborigen estadounidense' en 1986, con el objetivo de ascender en su carrera -y que viene de la mano de informes similares sobre lo mismo, así como también junto a otras revisiones de currículum que vienen emergiendo desde que ella se involucró en la arena política nacional- ha llevado a Donald Trump a calificarla como 'Pocahontas'. Warren, quien en general se muestra como progresista en temáticas sociales y locales, ha sido confrontada en un sinnúmero de oportunidades con su perspectiva sobre Israel y Palestina, y más allá, declarando Warren que respalda una 'solución de dos Estados'. Ella debería ser presentada como una dirigente pro-Israel debido a las razones acostumbradas, mientras que no es una vocera anti-guerra confiable. Más bien se parece a una versión más progresista de Hillary Clinton.

Luego, tenemos al senador Cory Booker por Nueva Jersey, calificado por algunos como el 'nuevo Obama', presuntamente porque es negro y progresista. Su historial como alcalde de Newark (NJ), que catapultó su imagen al proscenio nacional, ha tenido altibajos, y ha llevado a otros a preguntarse si acaso Estados Unidos está preparado para otro político afroamericano con buena dialéctica cuyo historial concreto tiene pocos logros. Infortunadamente, uno ha de recordar al completamente apócrifo Premio Nobel de Obama, que se completaban con sus reuniones matinales en compañía de John Brennan -con el fin de elaborar los listados de ciudadanos estadounidenses que serían ejecutados.

Con cautela, Booker ha cultivado a la colectividad judía a lo largo de su carrera política, incluyendo una íntima relación con el 'Rabbí de los EE.UU.' Shmuley Boteach, pero recientemente ha mostrado una independencia cada vez mayor frente a esos vínculos, respaldando el acuerdo de Obama con Irán y votando contra la legislación anti-Boicott y Sanciones (BDS) presentada en el senado americano. En el costado negativo, debe decirse que el New York Times tiene en buen agrado a Booker, lo cual significa que, en el futuro, el candidato traicionará a la mayoría de quienes lo voten. Adicionalmente, cuenta con 49 años de edad y no se ha casado -aspecto que, en apariencia, molesta a muchos en el circuito de los opinadores en los medios.

La senadora por California, Kamala Harris, es una protagonista formidable en este campo populoso debido a su CV, nominalmente progresista en una mayoría de temas, pero con un historial de empleo que ha atraído críticas, relacionadas con sus políticas de línea dura en lo que respecta a la aplicación de las leyes, al desempeñarse ella como Fiscal General de Distrito para San Francisco y como Fiscal General de California. También ha ofrecido conferencias en AIPAC, es anti-BDS, y se la considera como confiablemente pro-Israel, lo cual podría quedar fuera de carrera para algunos, aún cuando podría ser atractiva para los Demócratas situados a mitad de camino como los Clinton y Nancy Pelosi, las cuales se han vuelto cada vez más defensoras de la guerra. Harris tendrá dificultades a la hora de convencer al público antiguerra, frente a que vale la pena respaldarla, conforme existen informes que versan que la misma fraccionará el electorado afroamericano -sin importar que ella misma sea negra, acaso debido a su relación con el influyente lobbista californiano Willie Brown cuando ella tenía 29 y Brown, 61 años de edad. Brown estaba casado, aunque separado, de una mujer también afroamericana en aquel momento. Harris está recibiendo duras críticas porque claramente utilizó la relación para promocionar su carrera política, mientras se involucró en un esquema de comisiones ingresadas por trabajos estatales sin responsabilidad, que le reportaron ganancias netas por centenares de miles de dólares.


Sin lugar a dudas, la candidata más interesante es la congresista Tulsi Gabbard, de Hawaii, quien va por su cuarto período en el parlamento. Nacida y crecida en ese territorio, su discurso sobre seguridad nacional es creíble, habiendo incluso servido como oficial en la Guardia Nacional de Hawaii y habiendo tomado parte de un despliegue en Irak. Aún cuando se desempeña full-time en el Congreso, aún oficia como reservista.

Amén de la experiencia militar de Gabbard, ella comparte pistas de que es honestamente anti-guerra. En su discurso al momento de anunciar su candidatura, pidió "poner el foco en el tema de la guerra y la paz", a efectos de "poner fin a las guerras que buscan cambios de régimen, las cuales se han tomado ya demasiadas vidas, y que han comprometido nuestra seguridad, fortaleciendo en el proceso a núcleos como al-Qaeda". Gabbard se refería a los peligros comportados en una eventual guerra nuclear, al tiempo que expresó su molestia ante lo que parece presentarse como una reedición de la Guerra Fría.

Sin preocuparse por el desafío que plantea la política del establishment, Gabbard pidió se ponga fin a "la guerra ilegal para derribar al gobierno sirio", observando en el ínterin que "la guerra para derribar a al-Assad es contraproducente, porque en realidad ayuda a ISIS y a otros grupos extremistas islamistas para que consoliden su objetivo de derrocar al gobierno sirio y, así, tomar control de toda Siria -lo cual solo contribuirá a incrementar el sufrimiento humano en la región, exacerbando la crisis de refugiados, y representa una amenaza mayor para el mundo". A continuación, refrendó sus palabras con acciones para, secretamente, organizar un periplo personal a Damasco durante 2017k, a los efectos de reunirse con el presidente Basher al-Assad, declarando que era importante reunirse con adversarios "si Usted en realidad busca la paz". Gabbard desarrolló su propia evaluación de la situación en Siria, y ahora respalda los pedidos para retirar a las fuerzas estadounidenses de ese país, así como también el poner fin a las intervenciones de los Estados Unidos en pos del "cambio de régimen" en la zona.

En 2015, Gabbard apoyó el acuerdo nuclear del presidente Barack Obama con Irán. Más recientemente, criticó el retiro que el presidente Donald Trump ha ordenado frente a tal convenio. En mayo pasado, criticó a Israel por dispararle a "civiles desarmados" en la Franja de Gaza, pero uno ha de suponer que, al igual que casi todos los dirigentes políticos estadounidenses, ella también se ha asegurado de no tener al lobby israelí en contra. Gabbard habló en una conferencia de Cristianos Unidos por Israel, organización que defendió el esfuerzo de asentamientos israelíes; apoyó iniciativas legislativas que recortan el financiamiento para los palestinos; y ha cultivado vínculos con Boteach, así como también con el magnate de los casinos Sheldon Adelson. Gabbard también asistió al controvertido discurso que ofreciera ante el congreso estadounidense el primer ministro Benjamin Netanyahu, en marzo de 2015 -mismo discurso que numerosos Demócratas boicotearon.

Sin embargo, Tulsi respaldó la candidatura anti-guerra de Bernie Sanders en 2016, y parece no mostrar temor a la hora de promocionar y comunicar su sentimiento antibélico. En efecto: los ciudadanos de EE.UU. han oído mucho de eso antes, pero Tulsi Gabbard puede perfectamente convertirse en la única y genuina aspirante presidencial antiguerra con capacidad para ser elegida, si ha de compararse con los últimos cincuenta años.

Lo que Tulsi Gabbard está logrando podría mensurarse por los enemigos que ya comienza a anotar en su haber, y que buscan destruirla. Glenn Greenwald, en The Intercept, describes cómo la cadena de noticias NBC publicó una historia de gran difusión el pasado 1ero. de febrero, que afirmaba: "Expertos que rastrean sitios web y espacios en redes sociales vinculados a Rusia, han detectado pistas sobre un posible respaldo a la candidatura de la Demócrata por Hawaii, Tulsi Gabbard".

Pero el experto citado por la NBC terminó siendo la firma New Knowledge, la cual ha tenido espacio nada menos que en el New York Times, tras haber falsificado cuentas rusas del tipo troll, para el Partido Demócrata, en la carrera al senado por Alabama, sugiriendo que el Kremlin había interferido en aquellos comicios. De acuerdo a Greenwald, el grupo que a la postre estuvo detrás de este ataque contra Gabbard es la Alianza para Garantizar la Democracia (Alliance for Securing Democracy, ASD), que patrocina una herramienta conocida como Hamilton 68, canal de noticias que "revisa datos de inteligencia en redes", y que afirma rastrear los esfuerzos rusos para diseminar desinformación. El sitio web de ASD refiere que "el Garantizar la Democracia es una Necesidad Global".

ASD fue montada en 2017, por el clásico grupo de neoconservadores, recurriendo a financiamiento que surgiera de The Atlanticist y el Fondo Marshall Germano (que es anti-ruso). Se muestra repleto de sionistas y globalistas de filiación intervencionista, e involucrando a Michael Chertoff, Michael McFaul, Michael Morell, Kori Schake y Bill Kristol. Afirma, inocentemente, ser un grupo para la defensa de la seguridad nacional en formato transatlántico, bipartidista, que busca identificar y contrarrestar los esfuerzos de Rusia que persiguen derribar a las democracias en los Estados Unidos y Europa -pero, en rigor, es en sí misma una fuente de desinformación.

Por el momento, Tulsi Gabbard parece ser algo creíble, una genuina candidata presidencial antiguerra que demuestra firmeza en su plataforma. Puede llegarle a una mayoría de ciudadanos estadounidenses que ya se han hartado del estado de guerra perpetua que busca "difundir la democracia", y cansada ante otros fraudes perpetrados por la pandilla de oligarcas y traidores que administran el poder en los Estados Unidos de América. Nosotros, el Pueblo, siempre tenemos esperanzas.


Artículo original, en inglés, aquí | Traducido y republicado con permiso del autor.


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.