INTERNACIONALES: CHRISTOPHER WALKER

Jeremy Corbyn porta consigo un sórdido pasado; pero está cercano a liderar el Reino Unido

En los Estados Unidos de América, el Partido Demócrata coquetea cada vez más con el socialismo.

14 de Enero de 2019

En los Estados Unidos de América, el Partido Demócrata coquetea cada vez más con el socialismo. Y ello se presenta como algo perturbador, en numerosos niveles. Si se propone Usted aproximarse a las razones para explicarlo, pues entonces le invito a mirar hacia mi país, la Gran Bretaña. Hemos intentado implementar un 'verdadero socialismo' dos generaciones atrás, y fue un completo desastre. Con todo, el socialismo parece tener un efecto Lázaro de resurrección en el Reino Unido, inspirado por los Demócratas estadounidenses. Gracias a la crisis del Brexit, el setentoso líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, cuenta ahora con serias chances de convertirse en primer ministro. Créame: se trata de uno de los prospectos más aterradores de cara a 2019.

Jeremy Corbyn, Reino UnidoCuando leí a Andrew Sullivan trazando un elogio hacia la 'lógica y el poder' de Corbyn, me contuve para no vomitar. ¿Qué será lo que sucede en ciertos medios de comunicación, que hallan tan seductor al socialismo?

Permítaseme abrir el paquete. Corbyn no tiene la altura suficiente para ejercer liderazgo. Creció en una idílica mansión en la campiña, viviendo una existencia privilegiada, y asistiendo a escuelas de élite -como las que le encantaría abolir. Sin embargo, a los 18 años de edad, apenas zafó con bajísimas calificaciones durante sus estudios de colegio secundario (en puntajes aún peores que la 'D' con que se califica a los estudiantes en los Estados Unidos). Apenas pocos años después, le acercaron un ejemploar sobre 'estudios sobre sindicatos' en el Politécnico del Norte de Londres (North London Polytechnic), de donde se escabuyó sin recibirse. 

Corbyn jamás ha hecho un trabajo adecuado -solo se dedicó a la política. Jamás dirigió nada, mientras que durante años fue tomado por una figura poco seria. Las apuestas se hallaban cien a uno en su contra a la hora de obtener el liderato de su partido, pero luchó para obtener patrocinadores. Una veterana miembro del Parlamento, Margaret Beckett, eventualmente cayó presa de la lástima. Lloró al ganar Corbyn, calificándolo de 'idiota'. 

Y a pesar de ello, Corbyn se las arregló para consolidar un 'terremoto juvenil' en la Gran Bretaña, logrando que un 60% de los votantes de entre 18 y 24 años lo respaldasen. ¿Cómo lo hizo? La respuesta: ejercitando un excelente trabajo de sesgo en redes sociales, ayudado por sus acólitos. Piénsese en el caso de Alexandria Ocasio-Cortez (Demócrata por Nueva York). Conformaron el movimiento 'Momentum', núcleo de militancia que respaldaba al liderazgo de Corbyn para el laborismo, e inundaron el partido con sus miembros. Le enseñaron a Corbyn un sistema para dar vuelta las preguntas en cualquier entrevista: '¿Es Usted un comunista? No. ¿Si me preocupan los trabajadores? Absolutamente'.

Convirtieron a este hombre, un caso excepcional en lo que a escasez de calificaciones respecta, en un izquierdista amable, cool y 'cariñoso'. Promete a los jóvenes lo que éstos más desean: hogares más económicos y la abolición de los créditos estudiantiles. Dos cosas poco realistas.

El respaldar a Corbyn exige negar la historia. El Reino Unido contó con un 'socialismo verdadero' en los años sesenta y setenta, y fracasó. El impuesto sobre los ingresos se incrementó al 83% (era del 98% para los ingresos sobre inversiones), y aquellas personas que más ganaban simplemente huyeron del país. En consecuencia, los ingresos por impuestos se desmoronaron. Las compañías manufactureras más importantes fueron nacionalziadas, y éstas se desvanecieron. El caos económico resultante demandó la aparición del Fondo Monetario Internacional. La libra esterlina compraba el equivalente a 2.89 euros en 1964, pero solo 1.58 euros hacia 1979. 


Los corbinitas, en consecuencia, niegan la matemática. Corbyn habla solo de incrementar impuestos levemente y, sin embargo, habla de gastar 500 millones de libras. Su último manifiesto fue descripto como una 'Carta a Santa Claus', una suerte de listado con deseos navideños.

Y el equipo Corbyn se esmera en mantener la esperanza de sus guarismos. Su vocera para asuntos domésticos, Diane Abbott, tropezó al ofrecer una entrevista en 2017 referida a cifras sobre agentes de policía: 'Reclutaremos a 10 mil oficiales' que costarán '300 mil libras esterlinas... No; perdón. 10 mil oficiales, 80 millones de libras. No; perdón: 250 mil oficiales'. La entrevista se desmoronó.

Asimismo, Corbyn tiene un costado de acercamiento con regímenes totalitarios. En realidad, Corbyn contó con un show en la televisión iraní durante años. Al día de hoy, insiste en que Rusia 'no es una amenaza real', y compró su propia versión sobre los envenenamientos de Salisbury. De alguna manera, su 'antiimperialismo' no es aplicable para las acciones de Rusia en Crimea o en Ucrania. Corbyn incluso teme 'a la diseminación del capitalismo de libremercado en Corea del Norte'. ¿No sería más lógico temer ante los deleznables abusos contra los derechos humanos registrados en esos países, así como también frente al respaldo que obsequian al terrorismo? 

Poco después de que terroristas del Ejército Republicano Irlandés (IRA) atacaran con explosivos el hotel de Margaret Thatcher en Brighton, asesinado a cinco personas e hiriendo a 31, Corbyn invitó a una delegación del IRA a beber té. Agitó la posibilidad de que se libere a uno de los perpetradores del atentado, tal como lo hizo en favor de los terroristas que atacaron la Embajada del Estado de Israel en Londres. En 2009, ofició de anfitrión para una delegación de Hezbolá, refiriéndose a ese grupo y a Hamás como 'amigos'. Le sirvió más té al islamista palestino que declaró que 'los judíos' se hallaban detrás de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.

De todas maneras, el antisemitismo de Corbyn rara vez se hace acreedor a la primera plan de los matutinos británicos. Asistió a eventos organizados por Paul Eisen (autor de 'Mi Vida como Negador del Holocausto') y, al celebrarse el Día del Holocausto en 2010, fue visto apersonándose en el evento intitulado D Auschwitz a Gaza', el cual claramente equiparó a los judíos con los nazis. Incluso llegó a defender un mural que, para muchos, es uno de los 'trabajos artísticos' más antisemitas que se han visto.

Los miembros de origen judío de su propio partido han sido sometidos a los abusos más condenables por parte de miembros de Momentum. El episodio fue tal, que tres periódicos judíos en la Gran Bretaña publicaron idénticas portadas, calificando a Corbyn como 'amenaza existencial' para los ciudadanos de origen judío en el Reino Unido.

Si los Demócratas acaso buscan inspiración en la Gran Bretaña, pues olvídenlo. Corbyn es incluso peor a lo que hemos padecido en los años setenta. Su caracterización se completa con un estilo a lo Hugo Chávez, buscando los modos en qué quebrar las reglas. Propone impuestos únicos sobre los depósitos, y controles sobre los fondos que se permita retirar del país. Es menester, de igual forma, reflexionar sobre los comentarios de Corbyn, poco después de los hechos del 11 de septiembre de 2001: 'Hemos visto las causas de este acto... Un cuarto de la población mundial está en la pobreza'. El 11 de septiembre, ¿fue provocado por la pobreza mundial?

¿Es Corbyn un izquierdista cariñoso? No. ¿Es un desastre a punto de tener lugar? Absolutamente.



Artículo original, en inglés, aquí


* El autor, Christopher Walker (en Twitter, @ChristopherWop1), publica artículos sobre política y asuntos internacionales. Colabora con el medio estadounidense The Daily Signal.