POLITICA: MATIAS E. RUIZ

IOSFA, entidad inmoral

Hacia el mes de marzo de 2013, acaso por obra y gracia de alguno de los prolíficos y desvergonzados...

22 de Noviembre de 2018
Hacia el mes de marzo de 2013, acaso por obra y gracia de alguno de los prolíficos y desvergonzados arquitectos que tanto abundan en la República Argentina, comenzó a pergeñarse el denominado Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas (IOSFA). A posteriori, y con el claro objeto de amplificar el alcance de la caja recaudadora, el alcance del órgano se hizo extensivo a las Fuerzas de Seguridad (al punto en que, hoy, la referencia se ha incorporado al nombre).

IOSFA, Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de SeguridadDe tal suerte que el Expediente Nº 24.996/13, originado en el Ministerio de Defensa, generó el Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 637/13, con fecha 31 de mayo de 2013. Aquella circunstancia remató con el súbito alumbramiento de la Obra Social de las Fuerzas Armadas, modificada oportunamente y tiempo después por el Decreto Nº 2271/13, el cual le agrega el Instituto actual -en la práctica, una entidad de carácter ilegal que reemplazó al genuino IOSE, a su vez erigido y modificado por los considerandos incorporados en las Leyes 12.913 y 18.683.

En rigor -y siempre respaldándose en fuentes entendidas, de obligada consulta-, debe referirse que las aberraciones jurídicas, sociales e institucionales cometidas y acatadas a lo largo del proceso de construcción del IOSFA se devengan a partir de la existencia de una verticalidad endógena, bien propia del grupo referencial afectado. Ejemplos como el que precede han contribuído a la amplificación de la archiconocida sentencia que reza 'El que calla, otorga'. Adicionalmente, también será menester cifrar que el comentado estado de 'indefensión' de la ciudadanía que carece de voz y de voto queda, en estos prolegómenos, cabalmente probado -y lo propio habrá de certificarse de cara al silencio cómplice que siempre han portado consigo las distintas cúpulas de las Fuerzas Armadas de la Nación.

A criterio de que un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) sea acompañado del debido desarrollo jurídico, será necesario que cumpla con ciertas pautas prístinamente definidas, siendo la iniciadora una auténtica y verosímil 'necesidad y urgencia' que otorgue la respectiva prioridad decisional. Una vez aprobado el texto de ejecutabilidad -práctica que resolverá aquella necesidad y urgencia precursoras, toda vez que existieren-, deberá incorporar una condición sine qua non, esto es, ser presentado y aprobado por la Comisión Bicameral del Congreso Nacional.

Sucedió entonces que el referido DNU 637/13 transitó la Comisión Bicameral y, el 3 de junio de 2013, obtuvo un dictamen que, ya desde su Artículo Primero, resolvió declarar el rechazo al referido Decreto. Rechazo que fuera publicado el 8 de julio, en el Orden del Día 394, con lo cual jamás debió haberse consolidado la manufactura del IOSFA, por carecer el órgano de sustento legislativo y, como es lógico, jurídico.

No deberá soslayarse que, amén de lo ya relatado, el Artículo 30 del DNU 637 reglamente sobre la disolución del IOSE, haciendo lo propio con las direcciones de bienestar de la Armada y de la Fuerza Aérea, las cuales cumplían con el objetivo de dotar de asistencia, en materia de salud, a los componentes de sus respectivas Fuerzas.

Para acentuar la gravedad del proscenio, y aún sin contar con el aval jurídico que toda entidad requiere a la hora de firmar acuerdos y convenios, IOSFA los ha firmado con laboratorios medicinales, entidades médicas, hospitales e innumerables prestadoras de la salud -tal como en su oportunidad los tenían, por separado, IOSE, DIBA y DIBPFA -salvo casos excepcionales y contados en los que no se ha renovado el convenio firmado, el resto ignora la situación que atraviesa.

En el plano institucional, y solo a efectos atender a la proverbial aguja en el pajar, se han incorporado varias decenas de empleados que jamás aportaron un centavo al sistema. Estas incorporaciones han tenido lugar incluso por encima de aquellos empleados del IOSE, razón que impulsó un cese de actividades por un lapso temporal superior al habitual.

A la postre, tampoco se incorporaron elementos retirados de las Fuerzas Armadas, muchos de los cuales (suboficiales) eran personas idóneas para para ocupar aquelas posiciones, exhibiendo un grueso de ellos necesidades económicas personales. Ningún militar -de jerarquía ni Fuerza algunas- tiene aptitud para ocupar la presidencia de IOSFA a raíz de que, desde acontecido el alumbramiento del esperpento, la tutela del cuerpo ha sido capturada por funcionales que carecen del conocimiento intrínseco suficiente y necesario. En paralelo, y sin causa que se haya justificado ni argumentado debidamente, se ha procedido a deducir de los haberes militares un total de trece (13) cuotas anuales que, en el caso del personal retirado, jamás ha requerido autorización alguna para acceder a los descuentos.

Será momento de echar mano de otro herrumbrado refrán: 'No tiene la culpa el chancho, sino quién le da de comer'. De seguro, tampoco tendrían la culpa aquellos que han aceptado el aporte de suculentas sumas de dinero, extraída de bolsillos de terceros, con el indisimulado objetivo de sostener un sistema dañino y declaradamente avieso, que sin problemas podría haberse diseñado tomándose en cuenta la estructura existente del ente jurídico y social, esto es, del IOSE. Como afiliados adherentes, y sin que ello sumase inconveniente alguno, podría haberse incorporado allí a la totalidad del staff de las Fuerzas Armadas de la Nación, incluso el radicado en las provincias. En la multiplicación de las tropelías y el fragor del desconcierto, los nosocomios militares que vieron incrementado en un 300% o más el caudal de pacientes y la cifra de atendidos por cuestiones de salud ('aporte' que el cambio de entidad compartió), no han recibido una gaza ni un frasco de alcohol en gel como compensación. Consecuencia natural del expansivo aumento del padrón de afiliados (provenientes de Prefectura Naval Argentina y Gendarmería Nacional), el resultado ha sido un colapso del sistema.

A la hora del quebranto, ¿a quiénes les da de comer el silencio y la aceptación de una mayoría? Seguramente, al siempre presente grupúsculo de vivillos que, profundos conocedores de la idiosincrasia castrense que tiene al silencio por norma, se aprovecha de ello para beneficio personal.


 
Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.