NARCOTRAFICO & ADICCIONES: DR. JUAN A. YARIA

Argentina: el problema de las drogas y la carencia de modelos

Las sentencias compartidas líneas arriba provienen de tres pacientes adolescentes distintos, que se exhiben sojuzgados por ideales identificatorias negativos...

29 de Agosto de 2018
Soñé que salía a robar con mi papá...

Quiero ir a la cárcel como mi hermano, ahí hay códigos...

Mis tres tíos murieron de cirrosis por alcohol y drogas; no quiero parecerme a ellos.


Comentarios de pacientes sojuzgados por sus ideales identificatorias mortíferos.

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Las sentencias compartidas líneas arriba provienen de tres pacientes adolescentes distintos, que se exhiben sojuzgados por ideales identificatorias negativos, es decir, por anti-modelos. En este momento, se conoce de miles de jóvenes padeciendo el creciente avance del narco en la vida social. El narcotráfico y sus promotores explotan las vulnerabilidades éticas o socio-institucionales en una sociedad dada, y no existe epidemia sin vulnerabilidades. El ambiente cultural hace a la epidemia; la constituye y la construye.

El gran maestro en Letras, José María Castiñeira de Dios, ya fallecido, solía compartirme en inolvidables charlas, que había en la sociedad un sistema inmunológico, símil del biológico, constituído a base de valores y ética de una comunidad. De no existir este sistema, la sociedad simplemente -decía Castiñeira de Dios- quedaba a la intemperie, tal como cuando falla el sistema inmune de un organismo. El resultado es el cáncer. Es el capital institucional social y humano de una sociedad el que asiste en su rescate o resguardo preventivo.

Rosario, Los Monos, Narcotraficantes, Santa Fe, Impunidad, Corrupción judicial y policialEn consulta, atiendo -por ejemplo- a pacientes oriundos de la provincia argentina de Santa Fe. Solo comprendiendo el clima ético normativo de tales geografías se entiden hoy el modo en que tres grandes grupos mafiosos (Los Monos -foto-, Los Cantero y los Funes) se han dividido ciudades como Rosario, con los jueces y fiscales locales huyendo despavoridos previo a hacerse cargo de causas vinculadas al tráfico de drogas. A la postre, nadie juzga a nadie, y emerge -victoriosa- la ilegalidad, la cual termina transformándose en LEy. Al igual que los referentes del sistema judicial, familiares y vecinos nada quieren saber con intervenir, pues temen ser víctimas de represalias.

En un caso particular, un paciente rosarino que residía 24 horas en un búnker de venta de drogas en cierto barrio -en un habitáculo pequeño; su pago era la droga. Tras abusar del consumo de sustancias, su conducta quedó relegada a un comportamiento típico de homínido. Finalmente, y con la invaluable ayuda de sus padres, logró recuperarse.

En tales escenarios, la propiedad privada ha dejado de existir virtualmente; la inteligencia delictiva previa señala viviendas clave para la venta o para el depósito de armamento (por ejemplo, son víctimas las personas de edad avanzada o madres solas; cuyas propiedades son tomadas por vía de la amenaza). En Rosario, se registra una denuncia diaria por usurpación de propiedades. Han tenido lugar 1.213 asesinatos en dos años, vinculados a ajuste de cuentas entre bandas rivales. Los clubes de fútbol locales han sido avasallados ya por cierta mano de obra multipropósito, que son los archiconocidos barrabravas.

Mientras tanto, la Ministro de Educación de la Provincia de San Luis promociona el empleo de drogas a través de redes sociales; el juicio crítico parece haberse extraviado definitivamente. Porque, ¿qué diferencia hay entre un adolescente del conurbano embriagado de consumir marihuana y un Ministro? En apariencia, ninguna. La matrix progre que se ha adueñado de la sociedad argentina parece ser digna de prestigio y admiración.

En este contexto de abismo que afecta a los representantes de la Ley -inclúyase a funcionarios de distintas ramas del Estado, a escuelas que miran para otro lado, y a la confusión que caracteriza a numerosos grupos familiares-, el complemento es una cultura escoriada por los fetiches dinerarios y por matrices superpuestas de disvalores. Se impone la aceptación social de las drogas y del abuso del alcohol, y todo aquello que compromete la libertad individual. El certificado de liberación se busca a partir de la promoción de la compulsión.

Y así se desarrollan las enfermedades sociales.


La carencia de Maestros

En las vidas de prácticamente todos nosotros, existió un puñado de personas clave que encarnaron valores -ya se haya tratado de nuestros padres, de algún familiar, algún maestro o amigo, etcétera. Todo mundo los tiene -y pobre de quien no puede consignarlo. Hoy día, es acuciante la ausencia de modelos formativos. La televisión, casi como ningún otro sistema, deviene en una fábrica perpetua de anti-modelos. Si una sociedad se exhibe carente de modelos, pues entonces los anti-modelos ganarán la partida, es decir, que triunfarán los disvalores.

Los valores y modelos emergen en la propia intimidad, y del modo en que apreciamos encuentros inolvidables con el Otro -charlas que nos llegan al fondo del alma, o gestos que lograron emocionarnos. Intimidad, vivencias, modelos, valores, encuentros y corazón son la humanización de nuestra existencia.

M. Scheler,  magistralmente estudiado por Risieri Frondizi en su libro Los Valores, dedicó gran parte de su vida a estudiar la escala de valores que rige nuestras vidas. Para Frondizi, los valores precisan encarnarse. En resumidas cuentas, no se trata de esencias, sino que residen en los modelos sociales y familiares.

La encarnación no solo es un valor bíblico sino que es fundamental en el horizonte de nuestro desarrollo vital. Nada tiene esto que ver con la enseñanza de materias como historia, y nada más, si esa pedagogia no se complementa con valores: la mera transmisión de información no implica vivencias. Por ello, se dice que el modelo une la ética con la virtud, es decir, el valor con la práctica.

La televisión, los medios masivos, la publicidad comercial o política produce líderes, mas no modelos; solo conducen seduciendo. Y la seducción es conducir hacia sí. Esos mensajes se apropian de parte de la personalidad del destinatario, y éste queda como expropiado. El modelo ético, en contrario, emerge de la intimidad de los encuentros y no seduce. Antes bien, abre caminos hacia la verdadera libertad, que nada tiene que ver con dependencia.


La vida como odisea

La Odisea retratada por Homero, por ejemplo, es una metáfora de toda vida humana: la vida es un viaje en el que, a los efectos de llegar a puerto, es preciso transitar pruebas. Ulises debía sortear el canto de las sirenas y el estrecho en donde habitaban monstruos como la Escila o Caribdis. Las sirenas, por su parte, cantaban músicas celestiales pero, en el fondo, eran monstruos que devoraban a sus víctimas. Para poder continuar con su travesía exitosamente, Ulises debió amarrarse al mástil de su navío, para no perder dominio sobre su cuerpo al tomar nota éste del canto de las sirenas. El resto de la tripulación se insertó cera en los oídos, y así fue como todos arribaron a destino -sanos y salvos.

En nuestras vidas también hemos conocido de cantos de sirena: se trata de la seductora promoción de anti-modelos, como perfectamente pueden serlo las drogas, el alcohol y el horizonte de una vida vacía, meramente centrada en la estética y el espejo -entre tantos devaneos fatuos del hipnotizante mundillo de la promoción progresista de 'liberar' al individuo por vía del consumo de sustancias.

He aquí el principal desafío para la sociedad argentina: resistirse a los cantos de sirena para poder aferrarse a modelos, proyectos, vivencias y valores. Para muchos, Telémaco -hijo de Ulises-, quien extrañaba a su padre y cada tanto miraba el mar esperando su regreso, por canto su progenitor era fiel testimonio de vida, podría encarnar la metáfora que nos envuelve: extrañamos la encarnación de la Ley en modelos institucionales, sociales y familiares.


 
Sobre Juan Alberto Yaría

Juan Alberto Yaría es Doctor en Psicología, y Director General en GRADIVA, comunidad terapéutica profesional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Los artículos del autor en El Ojo Digital, compilados en éste link.