INTERNACIONALES : TED R. BROMUND

El Brexit tendrá lugar; y funcionará

La pasada semana ha asistido a importantes -y potencialmente confusos- eventos, en lo que hace a la puja de Gran Bretaña por el Brexit...

23 de Junio de 2018

La pasada semana ha asistido a importantes -y potencialmente confusos- eventos, en lo que hace a la puja de Gran Bretaña por el Brexit—a los efectos de recuperar su independencia nacional ante la Unión Europea. Conforme nos acercamos al segundo aniversario del referendo por el Brexit, que tuvo lugar el 23 de junio de 2016, esto fue lo que sucedió.

En 1973, cuando el Reino Unido ingresó a las Comunidades Europeas -predecesoras de la UE actual-, lo hizo aprobando el Acta de las Comunidades Europeas, por vía de su parlamento. El Acta de Comunidades Europeas hizo que la ley de la UE y las resoluciones de la Corte Europea de Justicia se hicieran vinculantes en Gran Bretaña, e incorporó la totalidad de la ley de la UE existente -incluyendo a la totalidad de las regulaciones y directivas de la UE- a la legislación británica. En efecto, y de súbito, el Acta de Comunidades Europeas subordinó a la democracia y a la legislación británica a la Unión Europea.

Brexit, Reino UnidoPara que el Reino Unido se retirase de la UE, debía denunciar el Acta de Comunidades Europeas. El parlamento en Londres ha estado luchando en pos de este objetivo, durante la pasada semana. La abrumadora mayoría del Partido Conservador -hoy en el poder- rechaza la ley. Pero se conoció de un grupo de seis elementos rebeldes en ese espectro político, que interpuso dificultades al objetivo gubernamental. Adicionalmente, la no elegida Cámara de los Lores se caracteriza por una mayoría anti-Brexit.

De tal suerte que la pasada semana se asistió a lo que se dio en llamar 'ping pong' -esto es, que el proyecto para rechazar la ley fue de la Cámara de los Comunes, a la de los Lores, de regreso a la de los Comunes, otra vez a la de los Lores, y retornó a la de los Comunes, intentando la de los Lores obstaculizar al Brexit e intentando, los Comunes, allanar el camino. La cuestión central en juego se sintetizó en si acaso la Cámara de los Comunes lograría un 'voto significativo' sobre lo que sucedea si acaso la Gran Bretaña y la UE no consolidan un acuerdo tendiente a facilitar la salida del Reino Unido para el próximo enero.

Todo lo cual podría sonar inocuo, pero comportó la meta de construir un escenario de votación en la que el gobierno perdería -lo cual forzaría a la Gran Bretaña a permanecer en la UE hasta tanto la UE decidiera consolidar un acuerdo (el cual podría jamás terminar de cerrarse). Lo que resulta igualmente negativo es que la UE conoce esto a la perfección, así es que la Gran Bretaña perdería toda ventaja negociadora. A la postre, el voto decisivo tuvo lugar el pasado miércoles. En parte gracias al respaldo de los rebeldes Laboristas, ganó el gobierno británico (con 319 votos contra 303). Como resultado, el Proyecto de Retiro de la UE ha llegado a la reina para que ésta otorge consenso real, lo cual redunda en una mera formalidad. No quedan dudas ahora: la Gran Bretaña abandonará la Unión Europea.

A continuación, lo que está en juego es el tipo de Brexit con que contará el Reino Unido. Y hay aquí mucho en riesgo. Los oponentes al Brexit aún mantienen la esperanza de mantener a la Gran Bretaña en la UE en parte, o toda ella, como elemento integrante de la unión aduanera de la UE y como mercado único, lo cual -en la práctica- significaría mantener la membresía de Londres en la UE. Y la actitud asumida por la UE en este tema es sencilla: tal como lo sentenciara el Coordinador del Brexit en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt, la pasada semana: 'Las reglas son reglas, y Usted no puede torcer las reglas'. En otras palabras, si la Gran Bretaña ha de abandonar la UE, entonces será tratada como un tercer Estado. La UE aspira a que, si rechaza la construcción de cualquier convenio, ello forzará a que, en la práctica, el Reino Unido se mantenga en la Unión -en la práctica, aún cuando no en la letra de la ley.

Pero lo afirmado por Verhofstadt es erróneo. La UE hace trampas en relación a las reglas, todo el tiempo -toda vez que ello está en su interés. Como tampoco las reglas de la UE provienen de la justicia divina. La UE puede torcerlas cuando le venga en gana; solo que no desea hacerlo ahora mismo. Como resultado, los tiempos para consolidar un acuerdo entre la Gran Bretaña y la UE se han agotado de la peor manera. Originalmente, se suponía que ese acuerdo se firmaría en octubre. Ahora, la esperanza se ha trasladado a enero. Si la UE se mantiene en su actitud de todo o nada, y el Reino Unido insiste en que el 'todo' es inaceptable, el resultado será 'nada'. En otras palabras, el Reino Unido y la UE no cerrarán acuerdo alguno. Y eso está bien.

El embajador de los Estados Unidos de América ante el Reino Unido, Woody Johnson, se preguntó recientemente por  qué la Gran Bretaña se mostraba 'tan nerviosa' ante la posibilidad de abandonar la UE, apuntando que esta necesidad no presenta un 'desafío de magnitud'. Naturalmente, el abandonar la UE comportará cambios. Y esto es positivo. El Reino Unido continuará haciendo negocios con Europa, sin importar esté en la UE, tal como lo hace Estados Unidos. Pero las oportunidades por fuera de la Unión Europea son amplísimas.

Por fuera de la UE, el Reino Unido podrá negociar sus propios acuerdos de libre comercio con, por ejemplo, Australia, país que se ha mostrado dispuesto a firmar un acuerdo bilateral comercial. el Reino Unido podrá regresar a comerciar libremente con alimentos -su política tradicional-, lo cual sirve bien a los intereses del país, neto importador de alimentos. El Reino Unido podrá asegurarse de que la City -su propia Wall Street- no vea entorpecido su funcionamiento por nuevas regulaciones desde la UE, y podrá asumir una posición independiente en organismos regulatorios en todo el globo -en foros donde podrá defender sus propios intereses. Y, por cierto, podrá negociar un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos, prospecto que la Administración Trump siempre ha planteado como bienvenido, y que ahora cuenta con el respaldo del Caucus de Comercio con el Reino Unido (de inspiración bipartidista), liderado por los senadores estadounidenses Rob Portman (Republicano, Ohio) y Chris Coons (Demócrata, Delaware).

Los intereses del Reino Unido ciertamente no están limitados a Europa, y lo propio sucede con los de la UE, puesto que se trata de intereses globales. El Brexit ofrece a la Gran Bretaña la oportunidad para obrar en pos de tales intereses -y, por sobre todo, uno de ellos es la libertad para gobernarse a sí misma. A diario, se asiste a numerosos comentarios en los medios de comunicación que explicitan cómo prácticamente todo en el Reino Unido hoy funciona mal -y en curso de empeorar. Naturalmente, la Gran Bretaña tiene sus problemas, como todo mundo los tiene. Pero el conjunto de tales problemáticas -incluyendo aquellas inventadas por el periodismo progresista- se presentaron cuando el Reino Unido se hallaba dentro de la UE. A la postre, pareciera ser que la UE no es un remedio. Quizás sea, definitivamente, hora de probar con algo nuevo.

Y esto es lo más inspirador en relación al Brexit, a saber, que el Reino Unido ha demostrado valentía para votar por el cambio, circunscribirse a los resultados de esa decisión electoral, y a abandonar la UE. Lo 'nuevo' podría ser, precisamente, esto.

En lo personal, sin embargo, yo lo calificaría como algo viejo. Suelo llamarle 'democracia'.

Feliz segundo aniversario, Brexit.




Artículo original, en inglés, en éste link

 

Sobre Ted R. Bromund

Egresado de la Universidad de Yale y con un doctorado obtenido en esa casa de estudios, es Analista Senior en Relaciones Británico-estadounidenses. Se unió a la Fundación Heritage (Washington, D.C.) en 2008, luego de oficiar como director asociado de Estudios de Seguridad Internacional en Yale, un centro de investigación y enseñanza dedicado a historia de la estrategia, temas militares y diplomáticos. Ha brindado numerosas conferencias en Historia y, desde 2004, sobre asuntos internacionales. Sus artículos y análisis son publicados regularmente en The Daily Signal.