ESTADOS UNIDOS: MICHAELA DODGE

35 años después, la Iniciativa para la Defensa Estratégica (SDI) de Reagan paga dividendos

Treinta y cinco años atrás, el 23 de marzo de 1983, el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan...

24 de Marzo de 2018

Treinta y cinco años atrás, el 23 de marzo de 1983, el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan declaró: '¿Acaso no vale la pena invertir todo lo necesario con el objeto de liberar al mundo de la amenaza de la guerra nuclear? Sabemos que sí lo vale'.

Ronald ReaganA la postre, el mandatario propondría el programa bautizado como Iniciativa para la Defensa Estratégica (SDI, Strategic Defense Initiative), 'un programa abarcativo, respaldado en defensa con misiles balísticos', al mundo. Treinta y cinco años más tarde, los Estados Unidos -a pesar de consolidar significativos avances en el programa- tiene todavía un largo camino por delante, a efectos de completar aquella visión de Reagan.

 

Sin embargo, las expresiones vertidas por Ronald Reagan aún resuenan en 2018, tal como lo hicieran en 1983. Los Estados Unidos hacen frente hoy a una importante competencia, ante naciones como Rusia y China. Estos países cuentan con formidables arsenales de misiles balísticos. Y lo propio debe decirse de Corea del Norte y de Irán.

Más que nunca, el gobierno debe hoy garantizar la seguridad de los Estados Unidos de América y la de sus aliados.

El think tank estadounidense The Heritage Foundation, en Washington, D.C., tuvo el orgullo de presentar el estudio sobre defensa misilística intitulado ''La más alta de las fronteras: una nueva estrategia de seguridad nacional', la cual ofreció una descripción de aspectos en materia técnica y de políticas de Estado, vinculados al nuevo programa. Convocó al desarrollo de un programa basado en misiles balísticos para la defensa, incluyendo el despliegue de tecnologías dedicadas a la intercepción avanzada en el espacio exterior, a criterio de consolidar una defensa efectiva contra misiles balísticos de ojiva nuclear -sin importar cuál sea el origen del lanzamiento de los vectores.

La novedosa estrategia para la defensa misilística fue encomendada a partir de una vulnerabilidad crítica en la prerrogativa defensiva de los Estados Unidos. El país, bajo el actual contexto, cuenta con la capacidad de rastrear a los misiles del adversario, pero no podría hacer mucho para detenerlos. El programa SDI de Reagan sirvió como un medio para proteger el estilo de vida americano de cara a la temible amenaza soviética explicitada en su arsenal de misiles balísticos.

Los aspectos revolucionarios de este programa son particularmente destacables cuando se pondera la filosofía nuclear vigente en aquellos tiempos: a criterio de impedir un ataque nuclear, Estados Unidos debía garantizar a cualesquiera de sus adversarios la posibilidad de atacar primero, para que luego EE.UU. absorbiera ese ataque y luego replicara con todo su poderío. Esta política sería conocida luego con otras iniciales: MAD; Destrucción Mutua Asegurada (Mutually Assured Destruction).

Ronald Reagan, entonces, se rehusó a aceptar esta vulnerabilidad. Prefirió operar desde una posición de fuerza, y reconoció que los Estados Unidos jamás estarían seguros si sus enemigos contaren eventualmente con la capacidad para utilizar el espacio exterior como avenida para un ataque. Estos principios vuelven a estar vigentes hoy día, tal como lo fueron en la época de la Guerra Fría.

Mientras que el programa SDI jamás se hizo realidad en las dimensiones ingeniadas originalmente, sí proporcionó una base tecnológico-intelectual en la optimización de sistemas de defensa con misiles que protegieran a los Estados Unidos y a sus aliados en la actualidad.

Conforme la cantidad de misiles balísticos se multiplican en todo el globo, la necesidad para hacerles frente se incrementa de igual manera.

Treinta y cinco años atrás, Reagan explicitó una visión para los Estados Unidos, no solo para que esta nación potenciara sus defensas a la luz de la amenaza soviética, sino también para otorgar a los EE.UU. ventajas de carácter disuasivo, desde -como ya hemos dicho- una posición de fuerza.

Treinta y cinco años más tarde, aún Estados Unidos no cuenta con una seguridad total ante este tipo de amenaza. El país debe desarrollar y desplegar un sistema abarcativo, respaldado en una arquitectura de defensa con misiles, que cumpla con la visión original de convertir a los misiles balísticos de ojiva nuclear en algo 'impotente y obsoleto'.



Artículo original, en inglés, en éste link

 

Sobre Michaela Dodge

Se especializa en el análisis de defensa misilística, modernización de armas nucleares y control de armamento, así como también en análisis sobre políticas estratégicas y de defensa en el Centro Allison para Estudios de Política Exterior de la Fundación Heritage en Washington, D.C. Su trabajo ha sido citado en medios tales como The Washington Times, Fox News y The Daily Caller. También publica sus artículos en la web estadounidense The Daily Signal.