Trump debería condenar el traspaso ilegítimo de poder de Raúl Castro, en la Cumbre de las Américas
A lo largo del pasado fin de semana, el régimen de Raúl Castro...
A lo largo del pasado fin de semana, el régimen de Raúl Castro llevó a cabo una nueva elección, sin justicia y sin libertades. Solo los funcionarios del Partido Comunista tuvieron permitido participar del comicio, los observadores internacionales fueron impedidos de ingresar al país, y una nueva oleada de disidentes fue enviada a prisión. Precisamente, idéntico procedimiento al que se ejecutó en Cuba durante más de medio siglo.
Como dato excluyente en estas pasadas elecciones, sin embargo, cabe consignar el retiro del General Raúl Castro, de su puesto como presidente del país. Se espera que Castro entregue el poder el próximo 19 de abril, y que la recientemente elegida Asamblea Nacional vote por su reemplazo. Se ha rumoreado que el sucesor de Castro -elegido a dedo por él mismo- sea el actual vicepresidente, Miguel Díaz-Canel. Su asunción en el poder podría significar el fin de una era en la que los Castro se heredaron el gobierno en la isla. De todas maneras, una mirada más cercana a Díaz-Canel no conduce a mayores motivos para celebrar.
En un video que fuera filtrado en 2017, Díaz-Canel la emprendió contra disidentes cubanos y prisioneros políticos, calificándolos de contrarrevolucionarios. En igual sentido, condenó tanto a los Estados Unidos de América como a los medios de comunicación independientes. Díaz-Canel continúa suscribiendo a las políticas de Estado castristas, exigiendo que Washington ponga fin al embargo contra Cuba, sin compensar a los Estados Unidos por la propiedad confiscada por los Castro. Mientras que Díaz-Canel y Castro exhiben apellidos diferentes, parecen compartir idéntico ADN político.
Esta suerte de continuación de liderazgo en Cuba ciertamente no ofrece margen para un futuro auspicioso.
La esperada elección de Díaz-Canel en Cuba refuerza el carácter fallido de la Administración del presidente Barack Obama hacia Cuba. A lo largo de tres años, Obama se dedicó a prometer que, si las relaciones con La Habana se reiniciaban, la relación bilateral mejoraría. En sus últimos dos años en el gobierno, Cuba recibió una serie de concesiones -incluyendo la instalación de una embajada en los Estados Unidos, la remoción de la nación caribeña del listado americano de Estados que patrocinan el terrorismo, y mejores oportunidades comerciales para la dictadura militar cubana. La Administración Obama nada recibió a cambio.
Pero la agresión cubana no ha quedado limitada a su propio pueblo. Conforme quien esto escribe testificara oportunamente ante el congreso estadounidense -a comienzos de este año-, los diplomáticos de los Estados Unidos incluso han sufrido perjuicios a partir de la débil política exterior de Obama. Hacia fines de 2016, diplomáticos estadounidenses destinados a Cuba informaron sobre dolores en los oídos y síntomas de dolencia neurológica. El director médico en el Departamento de Estado americano, en la Oficina de Servicios Médicos, constató que los diplomáticos tomaron nota de un 'sonido en extremo agudo', 'incapacitante' y 'sensación de aturdimiento'.
En total, veintiún diplomáticos estadounidenses -tres de ellos, pertenecientes a la misma familia- y dos diplomáticos canadienses, fueron víctimas de los ataques. Una cifra aún no precisada de personal ha consignado pérdida total de la audición y daño neurológico permanente. Aún cuando las investigaciones pertinentes todavía deben precisar el método exacto utilizado en el ataque, los hechos apuntan a un involucramiento del gobierno cubano. Cuba exhibe un extendido historial a la hora de atacar a diplomáticos americanos. La isla es un Estado policial de facto, de tal suerte que es prácticamente imposible que un atentado de semejante magnitud pueda tener lugar sin registrarse la complicidad del gobierno (o su conocimiento de la maniobra).
Durante ya más de medio siglo, el liderazgo de los hermanos Castro en Cuba se ha mostrado ilegítimo -jamás fueron elegidos por el pueblo. Mientras que probablemente el 19 de abril la presidencia de Raúl Castro llegue a su fin, la brutal ideología del régimen continuará acompañando al sucesor de Castro. Se espera que la octava Cumbre de las Américas se lleve a cabo pocos días antes de esta ilegítima transferencia del poder. El presidente estadounidense Donald Trump habrá de echar mano del tópico a tratarse en el convite, intitulado 'Gobernancia democrática versus corrupción' como una oportunidad para condenar públicamente los fraudulentos comicios cubanos.
Aún cuando la región latinoamericana no acompañe a Trump en una declaratoria de ese calibre, la Casa Blanca deberá tomar la posta en el respaldo a la libertad en Cuba.
Artículo original, en inglés, en https://www.dailysignal.com/2018/03/20/trump-condemn-cubas-illegitimate-transfer-power-summit-americas/
Es Investigadora Asociada sobre Asuntos Hemisféricos y Latinoamérica en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Más puntualmente, se desempeña en el Centro Douglas y Sarah Alison para Políticas de Seguridad Nacional y Exterior -división del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales.