INTERNACIONALES: WALTER E. WILLIAMS

EE.UU.: se aproxima una crisis por la deuda -y es culpa de todos nosotros

La mayor amenaza contra la prosperidad estadounidense...

13 de Septiembre de 2017
La mayor amenaza contra la prosperidad estadounidense es el gasto del gobierno federal que, por lejos, excede a la autorización tipificada en el Artículo Primero, Sección Octava, de la Constitución.
 
El gasto federal en 2017 superará los US$ 4 billones. La seguridad social -que bordea el billón de dólares- será responsable por la mayor porción de aquél. Los programas Medicare (US$582 mil millones) y Medicaid (US$ 404 mil millones) son los grandes gastos que siguen.
 
Dólar, EEUUOtros programas federales en el orden social incluyen las estampillas para comida (food stamps), las compensaciones por desempleo, la nutrición infantil, los créditos impositivos para la niñez, los ingresos suplementarios por seguridad, y los préstamos estudiantiles -todos los cuales totalizan un aproximado de US$ 550 mil millones. El gasto social ordenado por el congreso consume alrededor de dos tercios del presupuesto federal.
 
¿De dónde cree Usted que el congreso obtiene los recursos para semejante gasto? Desde luego que ellos no provienen de Santa Claus ni del Hada de los Dientes.
 
El único modo en que el congreso puede otorgar un dólar a cada ciudadano estadounidense es recurriendo a amenazas, intimidación y coerción, a criterio de confiscarle ese mismísimo dólar a otro ciudadano americano. Por fuerza, el congreso utiliza a un ciudadano para servir los propósitos de otro conciudadano.
 
Tras lo cual, hemos de preguntarnos: ¿qué estándar moral justifica el empleo de la fuerza para que un ciudadano estadounidense sirva a los propósitos de otro? Por cierto, el uso de la fuerza al que se recurre para que un ciudadano sirva a los intereses de otro, es una buena definición de esclavitud.
 
Hoy día, los estadounidenses aprecian muy poco el modo en que sus valores reflejan un desprecio por aquellos que legaran los Padres Fundadores.
 
Así es que, se preguntará Usted: 'Señor Williams; ¿qué quiere decir con eso?'. Pues, bien; en 1794, el congreso se apropió de US$ 15 mil para ayudar a refugiados franceses que habían huído de la insurrección en Saint-Domingue (hoy, Haití).
 
James Madison, el 'Padre de la Constitución', se plantó en la Cámara de Representantes para compartir su objeción. Dijo entonces: 'No puedo apoyar siquiera un dedo en ese artículo de la Constitución federal que otorgó el derecho del gasto al congreso, aduciendo razones de benevolencia, sobre el dinero de sus mandantes'.
 
El grueso del gasto federal en la actualidad tiene que ver con 'razones de benevolencia'. De igual modo, Madison dijo: 'La caridad no es parte de la responsabilidad legislativa del gobierno'.
 
No hay dudas de que algunos congresistas, académicos y personas ignorantes argumentarán que la cláusula de Estado de bienestar de la Constitución autoriza el gasto de hoy día. Afirmación que no es más que una adulteración y un sinsentido.
 
Thomas Jefferson escribió: 'El congreso no cuenta con poderes ilimitados para proveer al Estado de bienestar, pero tiene restricciones ante esos poderes bien definidos'.
 
Madison escribió que, 'si el congreso puede hacer cualquier cosa de manera discrecional, puede hacerlo con dinero, y promueve el Estado de bienestar, el gobierno ya no será un gobierno limitado que cuente con poderes bien definidos, sino que tendrá poderes indefinidos'.
 
En otras palabras, la cláusula del Estado de bienestar autorizó al congreso a gastar dinero, pero sólo para hacer uso de poderes y responsabilidades específicamente definidas en el Artículo Primero, Sección Octava y en cualquier otra porción de la Constitución; no para comprometerse con las necesidades infinitas del Estado de bienestar.

No podemos culpar a los políticos por el gasto que deposita a nuestra nación a la vera del peligro. Los políticos están haciendo exactamente aquello para lo cual el pueblo los designa -esto es, el uso del poder de sus respectivos despachos para hacerse de la legítima propiedad de otros estadounidenses.
 
Sería un suicidio político que un presidente o un congresista argumenten igual que lo hiciera en su momento Madison, es decir, que afirmen que el congreso no tiene el derecho de gastar 'basándose en objetos de benevolencia' el dinero de sus mandantes, o bien que diga que 'la caridad no es parte de la responsabilidad legislativa del gobierno'.
 
Sería poco razonable de nuestra parte el esperar que algún político practique sabotaje sobre su propia carrera, respetando su juramento para defender nuestra Constitución.
 
Lo cual significa que, si hemos de rescatar a nuestra nación del caos social y económico que nos aguarda, nosotros, el pueblo, habremos de exhibir un resurgimiento moral y rechazar aquello que no es otra cosa que un robo legalizado, entiéndase, el tomar de un estadounidense para beneficiar a otro.
 
Sé que algunas personas dirán: 'Señor Williams; estoy de acuerdo con la mayor parte de lo que Usted dice, pero no cuando tiene que ver con la Seguridad Social. La Seguridad Social es dinero de mi propiedad, y lo he sacado de los pagos por mi retiro'.
 
Si Usted responde eso, es que ha sido engañado. La única manera en que Usted obtiene un cheque de Seguridad Social es cuando el congreso le quita ingresos a un trabajador activo. Explicación que habrá de explicitarse en profundidad en mi artículo de 2009, intitulado 'Las mentiras de Washington'.


Artículo original, en inglés, en http://dailysignal.com/2017/09/13/debt-crisis-coming-blame/

 
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