INTERNACIONALES: HELLE DALE

Nueva estrategia se necesita, a la hora de combatir la amenaza islamista

Al llegar al gobierno de los Estados Unidos, el presidente Donald Trump declaró...

05 de May de 2017
Al llegar al gobierno de los Estados Unidos, el presidente Donald Trump declaró que su prioridad en materia de política exterior coincidía con la derrota y posterior eliminación de ISIS.
 
En contraste con la Administración Obama, Trump no exhibió dudas a la hora de definir, precisamente, la raíz de la amenaza: el terrorismo islamista -no cifrado vagamente en tiempos pretéritos como 'extremismo violento', 'violencia en sitios de trabajo', ni 'contingencias de índole humana'. La definición de la amenaza, asimismo, exige una estrategia más concisa -si de lo que se trata es de combatirla. El esfuerzo escaso de la estrategia de Barack Obama se resumió en la doctrina 'CVE', esto es, 'Contrarrestar al Extremismo Violento' ('Countering Violent Extremism').
 
Estados Unidos, estrategiaAl igual que su evasivo título, la estratagema fracasó. Estados Unidos continúa haciendo frente a ataques terroristas de parte de individuos radicalizados, como ser el registrado el pasado año en la masacre del club nocturno de la ciudad de Orlando.
 
En un reciente artículo -desarrollado para The National Interest- intitulado, 'Los Diez Mejores Modos para Llevar Adelante la "Guerra de Ideas"' ('Top 10 Ways to Make the War on the ‘War of Ideas,’”), el analista James Jay Carafano, del think tank estadounidense The Heritage Foundation, cifró que 'el nuevo equipo en Washington necesita centralizar los esfuerzos, complementándolo con medidas contraterroristas efectivas y con la estrategia de los Estados Unidos en el extranjero'.
 
Los diez aspectos enumerados por Carafano son:
 
- Ayudar a los ciudadanos estadounidenses -y de Occidente- a comprender la pendulante naturaleza de la guerra. Esto podría, potencialmente, tener lugar por vía de la creación de una comisión similar a la Comisión de los Ataques del 11 de Septiembre, a los efectos de definir la amenaza en esta nueva era.
- No tolerar que los esfuerzos terminen presa de motivos ulteriores. Esto sucede cuando los perpetradores de la violencia son tenidos luego por víctimas y, por lo tanto, no recae sobre ellos responsabilidad alguna.
- Poner el foco en la amenaza islamista. La amenaza islamista es sobradamente específica, y encarna una amenaza antidemocrática que no puede ser contrarrestada con una aproximación genérica de orden contraterrorista clásica.
- Limitar los programas domésticos y mantenerlos modestos en su carácter. La ampliación de programas que buscaban contrarrestar la radicalización han fallado en el pasado. Por ejemplo, el programa antiterrorista del FBI en 2012 identificó que la amenaza terrorista del momento era el terrorismo de extrema derecha, y no el islamismo.
- Poner el foco de los programas domésticos en acciones de contraterrorismo. Identificar y aislar a individuos que encarnen amenazas potenciales, e impedir que tales individuos ejecuten ataques con éxito. El grueso de los terroristas domésticos han aparecido en los radares de las fuerzas de policía, previo a ejecutar un ataque.
- Dotar de recursos a los programas domésticos. Equipar a las comunidades locales y a sus fuerzas de policía para que puedan hacer frente al terrorismo, en lugar de aspirar a que el gobierno federal administre la amenaza terrorista en todos los aspectos.
- Poner énfasis en el terreno, en los programas en curso en el extranjero. Nuevamente, funcionarios locales y líderes políticos estarán mucho mejor equipados que las autoridades centrales a la hora de lidiar con la radicalización registrada en cada sitio en particular.
- Poner fin a las limosnas que no producen resultados. No más conferencias financiadas por el gobierno, ni encuentros para Organizaciones No-Gubernamentales ineficaces, como ser el núcleo Open Society Foundations, de George Soros.
- Evitar obsesionarse en extremo con las redes sociales. Las redes sociales, en sí mismas, no son la causa raíz de los ataques terroristas. Las redes sociales solo son un factor que contribuye a la radicalización, más efectivo allí donde existe una red local que ejecute los ataques.
- Terminar con las etiquetas. La utilizada por la Administración Obama 'Contrarrestar el Extremismo Violento' es demasiado vaga. El extremismo islamista representa una amenaza correctamente definida a la cual debe plantársele batalla, en nombre de la decencia humana y de todo aquello que la democracia liberal representa.
- Un 11avo. ítem que debiera agregarse es la importancia de la información y las comunicaciones a la hora de derrotar al enemigo.
 
Para ello, el gobierno de los Estados Unidos cuenta con poderosas herramientas -en particular, las entidades civiles de las Emisiones Internacionales de EE.UU. (U.S. International Broadcasting), bajo el Comité de Gobernancia de Emisoras (Broadcasting Board of Governors). Estas emisoras son herramientas lícitas y fundamentales para la política exterior de los Estados Unidos, y han estado allí desde su creación durante la Segunda Guerra Mundial. El gobierno de los EE.UU. ha dedicado millones de dólares en los últimos quince años, con la meta de ampliar la llegada de estos servicios de transmisión a Oriente Medio y Afganistán, con grados variables de éxito.
 
Las redes que provienen de tales esfuerzos incluyen a la Red de Transmisiones de Oriente Medio (Middle East Broadcasting Network, que consiste de Radio Sawa y Al Hurra Television), La Red Persa de la Voz de América (Voice of America’s Persian News Network), Radio Free Afghanistan, y Radio Farda (para Irán) producida por Radio Liberty en Munich. El equipo del presidente Trump habrá de crear, a partir de aquí, una estrategia abarcativa a criterio de llegar e informar a audiencias que se encuentran atrapadas detrás de líneas enemigas, en general rehenes de regímenes islamistas autocráticos. Lo aquí señalado habrá de formar parte de una estrategia más clara, bien enfocada y revitalizada en materia de contraterrorismo.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/05/05/new-strategy-needed-confront-islamist-threats-war-ideas/

 
Sobre Helle C. Dale

Es Analista Senior en estudios de Diplomacia Pública, para la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Desarrolla trabajos relacionados con instituciones y programas del gobierno estadounidense que hacen a la relación con terceros países y diplomacia tradicional, y elementos críticos en la guerra de ideas contra el extremismo violento. Previamente, se desempeñó como Editora en el periódico The Washington Times.