Elecciones en Francia: golpe al establishment

France llevó a cabo su elección presidencial este domingo, bajo la recurrente amenaza del terrorismo islamista, y despejó el camino para dos candidatos situados en posiciones opuestas de lo que parece ser hoy la nueva línea de batalla idelógica de nuestro tiempo: nacionalismo versus globalismo -a falta de una mejor expresión. La candidata Marine Le Pen se muestra desde el nacionalismo puro y duro. Emmanuel Macron, en contrario, es un internacionalista al estilo We-Are-The-World, recortado sobre el molde de Barack Obama y Justin Trudeau.

De acuerdo a los resultados iniciales, Macron se hizo del 23.86% de las preferencias electorales, mientras que Le Pen alcanzó el 21.43%, en lo que consignó la primera vuelta electoral. Ambos se enfrentarán en la segunda vuelta del 7 de mayo. Ninguno de los otro nueve candidatos cosechó un porcentual de preferencias superior al 20%. Le Pen busca poner fin a la inmigración en Francia, en tanto afirma que el país 'ya está lleno'.  Sin embargo, Macron cuenta con mayores chances de hacerse de la victoria en la segunda vuelta. Desde luego, las encuestas se han equivocado en el pasado. Ambos son arquetipos de la novedosa puja global que ha reemplazado al veterano paradigma izquierda versus derecha. Sus reacciones ante el ataque terrorista del jueves en el principal bulevar de Francia, los Campos Elíseos -sobre el cual ISIS ha reclamado autoría- epitomizaron aquellas perspectivas. Tras el ataque, Macron se preguntó si acaso el terrorismo es la nueva normalidad a la cual los franceses habrán de acostumbrarse. 'Esta amenaza, este problema imponderable, será parte del día a día en nuestras vidas, en los años por venir', sentenció.

Le Pen afirmó que deportaría a todos los incluídos en listas de monitoreo de actividad terrorista, aún a aquellos nacidos en Francia; dijo que clausuraría todas las mezquitas islamistas; y que cerraría las fronteras francesas. Le Pen lidera el Frente Nacional de extrema derecha, fundado por su padre, Jean-Marie Le Pen, a quien ella misma expulsó del liderato a criterio de 'des-demonizar' al partido, luego de años en que Jean-Marie se expresó con terminología antisemita y racista.

Marine Le Pen (Crédito: Panoramic/Zuma Press/Newscom)

Macron fundó su propio movimiento, En Marche!, luego de servir como ministro de Finznas del actual presidente socialista, Francois Hollande. Su victoria se sustentó en el completo colapso de los dos partidos que habían solido alternar en el poder desde que el General Charles De Gaulle creó la Quinta República de Francia en 1958, los gaullistas del centroderecha y los socialistas de izquierda. La única excepción a este sistema bipartidista fue la elección de Valerie Giscard d’Estaing, en los años setenta.

Dado que Macron y Le Pen provienen de partidos sin amplia base política, es poco probable que cualesquiera de ambos se beneficien de una mayoría legislativa que emerja tras las elecciones del 11 de junio y del 18 de ese mes. Se espera, sin embargo, que Macron esté en capacidad de organizar una coalición, para el caso de que triúnfe en mayo. No existen dudas: las políticas y posturas de Le Pen sintonizan más con las prerrogativas de Trump. El presidente estadounidense predijo, dos días atrás, que Le Pen se beneficiaría del ataque terrorista.

Le Pen, de 48 años, desea retirar a Francia del 'Espacio Schengen', compuesto por 26 naciones europeas que disolvieron las fronteras externas; y desea retirar a Francia del Euro -la moneda de uso común en la UE. Pero Le Pen también acerca su visión a la del presidente ruso Vladimir Putin, de la que ahora Donald Trump intenta alejarse. Le Pen declaró que consideraría levantar las sanciones económicas contra Rusia, de ser elegida. Su campaña se ha beneficiado de préstamos de bancos rusos, y del respaldo del vasto sistema de propaganda de Putin.

Macron, que cuenta 39 años de edad, es el candidato que mejor cuadra con el estilo de Angela Merkel, la poderosa canciller alemana. De los once candidatos que participaron este domingo, Macron debe ser quien más practica sintonía con el férreo apoyo de Merkel por una extendida y sólida Unión Europea, sus políticas migratorias, y su deseo de mantener las sanciones económicas versus Rusia. Sus promesas de reintroducir reformas económicas también son del agrado de Berlín.

Emmanuel Macron, favorito para imponerse en la segunda vuelta. (Crédito: Pierre Villard/SIPA/Newscom)

La aversión de Merkel hacia Le Pen es tan fuerte -al igual que recíproca- que The Economist subrayó el domingo -citando al representante de Relaciones Exteriores alemán- que 'no tiene sentido encerrarse en algún armario del Auswärtiges Amt, sin planes de contingencia que hagan frente a una eventual victoria de Le Pen'.

Pero incluso una Francia liderada por Macron podría trabajar en sintonía con la Administración Trump. En Africa, por ejemplo, París está de acuerdo con la perspectiva de que sus propias tropas combatan a diario al terrorismo, en un sitio que parece ser la próxima línea del frente para lidiar con ISIS y al-Qaeda. Es probable que el gobierno estadounidense vea a una Francia liderada por Macron como un socio de valor en tal empresa.

A pesar de sus diferencias, Le Pen y Macron comportan similaridades bien definidas. Ambos son promotores de un Estado más grande.

Le Pen es una pionera de los servicios públicos; impondría impuestos a las firmas que tercericen manufacturas, y no tocaría la funesta jornada laboral francesa de 35 horas semanales. Asimismo, rechaza recortar la extendida cifra de funcionarios públicos del país.

Macron afirma que busca 'flexibilidad' para los jóvenes franceses, en lo que respecta a la jornada laboral semanal. Pero él podría tener a bien reducir la carga horaria laboral para personas mayores de 50 años de edad, reduciéndolas a 32 horas -e incluso 30. '¿Por qué no?', se pregunta. De igual manera, Macron desea invertir 50 mil millones de Euros adicionales a lo largo del próximo período presidencial de cinco años de duración. Se propone consolidar un puesto de ministro de finanzas y presupuestos para la Eurozona. No elevaría la baja edad mínima jubilatoria en Francia (hoy es de 62 años) pero, al menos, no la disminuiría hasta los 60 -lo cual Le Pen promete hacer.

Y tampoco existe sombra de dudas: al elegirse entre ambos candidatos, los votantes franceses han burlado al establishment político. Si la elección de Trump en Estados Unidos consignó un quiebre perpetrado por los votantes americanos contra el establishment de la Costa Este, el caso francés coincidió con el impacto de un cóctel Molotov contra los claustrofóbicos espacios de trabajo de la clase política gala.

Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/04/23/first-round-of-french-presidential-election-a-blow-to-the-establishment/