ESTADOS UNIDOS: WALTER E. WILLIAMS

Nada es gratis

En su oportunidad, fue el laureado economista y Premio Nobel Milton Friedman...

23 de Febrero de 2017
En su oportunidad, fue el laureado economista y Premio Nobel Milton Friedman quien compartiera el famoso adagio: 'No hay almuerzos gratis' ('There's no such thing as a free lunch'). Perfectamente, Friedman pudo agregar que existe una diferencia entre que algo sea gratuito, y que ese algo exhiba precio cero
 
Por ejemplo, las personas suelen decir que hay educación pública gratuita y que existen bibliotecas gratuitas, pero la educación pública y las bibliotecas cuestan dinero.
 
Congreso, Estados UnidosPrueba de que esos servicios comportan costos es el hecho de que alguien tiene que tener menos de algo, para entregar dinero de impuestos, para que luego las facultades y las bibliotecas puedan ser generadas y puestas a funcionar. Una expresión bastante más precisa es que tenemos educación pública y bibliotecas que exhiben precio cero.
 
Los costos pueden ser ocultados, mas no eliminados. Si las personas ignoran los costos y solo miran hacia los beneficios, entonces no harán nada, porque todo conlleva un beneficios. Los políticos aman la posibilidad de ocultar los costos.
 
Así las cosas, las arengas para la restricción de importaciones en el nombre de 'salvar la mano de obra local', es políticamente popular en ciertos ámbitos. Pero pocos mencionan los costos. Sabemos que hay costos, porque nada es gratis.
 
Comencemos por el hipotético ejemplo de los costos de las tarifas. Suponga Usted que un fabricante de ropa desea vender un traje por US$200. Se le impide hacerlo, porque los clientes pueden comprar un traje virtualmente idéntico, producido por un fabricante extranjero, por US$150.
 
Pero, supóngase que el fabricante local logra que el congreso de su país imponga una tarifa de US$60 contra trajes extranjeros, en el nombre de equiparar el terreno de juego y el comercio justo.
 
¿Qué sucede entonces con sus chances de vender sus trajes por US$200? Si Usted imaginó que sus oportunidades se incrementan, entonces está Usted a la cabeza de la clase.
 
Siguiente pregunta: ¿quién se hace cargo del costo de la tarifa? Si Ud. responde que son los clientes que deben pagar US$50 más por un traje, entonces está en lo cierto; otra vez.
 
En su discurso del Estado de la Unión de 2012, el ex presidente estadounidense Barack Obama declamó: 'Más de mil estadounidenses tienen empleo hoy, porque hemos impedido un resurgimiento en la importación de neumáticos chinos'.
 
De acuerdo a un estudio hecho por el Instituto Peterson para Economía Internacional, aquellas restricciones comerciales forzaron a los ciudadanos estadounidenses a pagar US$1.100 millones más, en precios elevados para neumáticos de coches. Así que, aún cuando se salvaran mil empleos en la industria de cubiertas americana, el costo por empleo rescatado fue de al menos US$900 mil en aquel año. De acuerdo a la Oficina de Estadísticas sobre Empleo, el salario anual promedio de constructores de neumáticos en 2011 fue de US$ 40.070.
 
Y surge aquí la pregunta para aquellos de nosotros que respaldan las restricciones al comercio en el nombre de la protección de empleos: ¿a qué bolsillos fueron a parar esos US$ 1.100 millones que los contribuyentes pagaron en precios más elevados? Seguramente, ese monto no llegó en forma de aumentos de sueldo para los fabricantes de neumáticos.
 
De acuerdo al estudio del Peterson Institute ya citado, 'el grueso del dinero que se recolectara de los presupuestos hogareños fue a parar al apartado de activos financieros de las empresas privadas, ya fuere a nivel local o al extranjero; los cheques no llegaron a los trabajadores estadounidenses. En el ejemplo de la protección a la producción local de neumáticos, nuestros estimados refieren que 'menos del 5% de los costos del consumidor -por empleo- rescatados, llegaron a los bolsillos de los trabajadores estadounidenses'.
 
Pero existe una contracara de esto. Cuando los hogares deben abonar precios más altos por neumáticos, cuentan luego con menos dinero para gastar en otras cuestiones -como ser alimentos, indumentaria, o entretenimiento. Reduciendo, por lo tanto, el nivel de empleo en aquellos sectores.
 
Algunas personas consignan que ciertos países -como ser el Japón- imponen altas tarifas y restricciones contra productos estadounidenses. En efecto, Tokio impone tarifas del 490% sobre las importaciones de arroz, para permitir que los cultivadores de arroz japoneses obtengan más ingresos, al penalizarse a los consumidores japoneses con cuatro veces más el precio del arroz en el globo.
 
A la postre, algunos sugieren que el congreso de los Estados Unidos debería jugar la misma carta, imponiendo durísimas tarifas contra las importaciones japonesas a EE.UU. Tal argumento difiere de otro que defiende que, dado que el gobierno japonés perjudica a sus ciudadanos, Estados Unidos debería hacer lo mismo... perjudicando a los propios.
 
Y, llevando la discusión a otro contexto: si Usted y yo nos encontrásemos en el mar en un bote de remo, y yo cometiese la tontería de abrir un hoyo en el piso de mi lado del bote, ¿sería inteligente que Usted replique abriendo otro agujero en su lado de la embarcación?


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/02/22/theres-nothing-free/ 

 
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