INTERNACIONALES: JUAN RALLO

Donald Trump y la CNN

Me preocupa que algunos liberales justifiquen la actitud de Trump de negar el turno de pregunta a la CNN. No porque crea...

14 de Enero de 2017
Me preocupa que algunos liberales justifiquen la actitud de Trump de negar el turno de pregunta a la CNN. No porque crea que la CNN tiene un derecho a preguntar (que desde luego no lo tiene), sino porque el argumento que ofrece Trump para denegárselo es tremendamente peligroso: la CNN no tiene el turno de palabra, porque ha publicado noticias falsas sobre Trump.
 
Y es verdad que el último informe anti-Trump al que la CNN ha dado cierta credibilidad no debería haber sido publicado jamás por un medio serio, por cuanto el informe está lleno de inexactitudes y ni siquiera se halla verificado. Pero eso no justifica que Trump se erija como juez y parte para condenar a la CNN y denegarle la palabra. Justificará, como mucho, que los ciudadanos comenzamos a desconfiar de la CNN y dejemos de utilizarla como portal de referencia: no que un político adquiera la potestad de zafarse de las preguntas de un periodista alegando que miente.
 
Donald TrumpLos medios de comunicación no son ángeles: tienen sus sesgos, su ideología, sus intereses y sus agendas. Pero los políticos no están para controlar, poner coto y marginar a los medios de comunicación que les resulten desagradables o incómodos: están para ser controlados (entre otros) por esos medios de comunicación imperfectos y, en muchas ocasiones, criticables. Que un político (cualquier político) utilice alguna excusa para vetar a aquellos medios de comunicación que le molestan constituye un precedente, como poco, inquietante.
 
Trump, y cualquier político, tiene la obligación de someterse a la fiscalización de la ciudadanía, de la prensa, de los tribunales, de la oposición política, de Wikileaks, etc. Los políticos deben estar tan maniatados y supervisados como sea posible. Son ellos los que renuncian al derecho a no ser supervisados una vez entran en política.
 
Si en España nos llevábamos las manos a la cabeza cuando Podemos proponía vigilar desde los tribunales a aquellos medios de comunicación que mentían, si incluso nos preocupa que una empresa privada como Facebook pueda implementar algún protocolo que filtre y censure "noticias falsas", no deberíamos jalear que el presidente electo de EE.UU. se arrogue la potestad de mandar callar a un periodista porque, en su personalísima opinión, miente. Aunque mienta, él no es quien para evitar que le formule preguntas que no le gusten: su cargo exige que le sean formuladas para tratar de poner coto al enorme poder que detenta.

 
Publicado originalmente en A Vuelapluma (España), blog del autor
Sobre Juan Ramón Rallo Julián

Director del Instituto Juan de Mariana (España) y columnista en ElCato.org. Es Licenciado en Derecho y Licenciado en Economía (Universidad de Valencia).