INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI

La guerra nuclear, ¿escenario a considerar?

Las personas que se ganan la vida pensando políticas de Defensa y Seguridad Nacional...

07 de Octubre de 2016

Las personas que se ganan la vida pensando políticas de Defensa y Seguridad Nacional gustan de todo aquello que encaje en un cuadro bonito, preferentemente uno que pueda ser visualizado en una presentación de PowerPoint. Si Usted tiene la poca fortuna de ser la persona de pie en cercanía de dos funcionarios que hablan 'pentagonés' en una recepción, observará que el idioma de aquéllos está lleno de acrónimos referidos a proyectos y a oscuras agencias del gobierno estadounidense -y que tales temas periódicamente se refieren a conceptos y sistemas estratégicos, incluyendo el venerable 'tridente' de la disuasión nuclear.

El concepto de 'tridente' entiende que, cuando una nación cuenta con capacidad nuclear basada en tierra, aire y submarinos, incrementa notablemente sus chances de replicar en caso de un ataque. En el caso de los Estados Unidos de América y la Unión Soviética en ocasión de la Guerra Fría, por ejemplo, si alguna de las partes hubiese lanzado un primer ataque nuclear y noqueado los sistemas basados en aire o tierra de su oponente, los submarinos hubiesen podido ejercitar un segundo ataque, de carácter devastador. La guerra nuclear era un prospecto tan horrendo, que fue descripto durante mucho tiempo como, intrínsecamente, el elemento disuasivo definitivo -convirtiendo en impensable a un conflicto armado entre las fuerzas de la OTAN y del Pacto de Varsovia.

El final de la Guerra Fría en 1991 pareció reducir las probabilidades de guerra nuclear más todavía, aún cuando las armas de este tipo proliferaron. Pero nadie anticipó el nivel de hostilidad hacia Rusia que hoy se ha vuelto evidente, en tanto las conversaciones en el Pentágono vuelven a enforcarse en aquello que haría falta para ganar una guerra contra lo que se presenta como un aparente resurgimiento de Moscú. Y, por su parte -a comienzos de esta semana-, el presidente ruso Vladimir Putin se retiró de un pacto de seguridad nuclear, remitiéndose a 'acciones hostiles' de parte de los Estados Unidos. 

Guerra nuclearEn efecto, gran parte de la animosidad del Pentágono contra Moscú se debe a motivos presupuestarios, con generales y almirantes buscando un enemigo más formidable que el 'terrorismo internacional', a la hora de justificar un rol aumentado para sus respectivas ramas de las fuerzas armadas. Los reclamos recientes del generalato coinciden en que el Ejército de los EE.UU. está siendo 'superado en armas y alcance' por su contraparte rusa; pero esto solo es creíble si Usted tiene en cuenta el número de tanques de guerra, y si no se consideran las fuerzas aéreas. Las afirmaciones alarmistas compartidas por el ex general y autopromocionado político, Wesley Clark, al respecto de que Rusia ha construído un tanque 'invulnerable', han dado lugar a la burla y el ridículo. Numerosas expresiones que versan sobre armamento avanzado ruso provienen del gobierno ucraniano, que claramente exhibe una agenda, en tanto busca armamento sofisticado de Estados Unidos y ayuda militar.

La realidad indica que Rusia, amén de su arsenal nuclear, es más bien un ratón que ruge. Su alicaída economía genera un PBI que se ubica a la par de Italia, e invierte un séptimo de lo que EE.UU. gasta en sus fuerzas armadas. Cuenta con solo un portaviones, contra diez del lado americano; tiene un sexto de los helicópteros de EE.UU.; un tercio de aviones de combate en comparación; y menos de la mitad de personal militar activo, nuevamente, al compararse con el Pentágono. La Federación Rusa tampoco tiene aliados militares efectivos, mientras que Estados Unidos cuenta con casi la totalidad de la Europa Occidental y Oriental (por vía de la OTAN).

La política oficial de los Estados Unidos es que la OTAN sirve como disuasor convencional, de tal suerte que Rusia no vería sentido a iniciar un conflicto con ningún miembro de la Alianza Atlántica. Pero Rusia contaría con determinadas ventajas si acaso se propusiera atacar sin previo aviso, respaldándose en líneas internas y en el despliegue de fuerzas localmente superiores. Y la confiabilidad de una réplica coordinada de la OTAN podría ser sometida a escrutinio, conforme la raison d’etre para la existencia de la OTAN en sí misma es cada vez menos significativa, aún cuando la alianza se haya ampliado hasta incluir a países como Montenegro. Un oficial del Ejército de EE.UU. dijo al periodista Mark Perry: '¿Cuántos soldados británicos cree Usted que entregarían su vida por Estonia?'.

Los problemas derivados de montar efectivamente una defensa del tipo convencional creíble en Europa remiten al por qué de la existencia de un segundo nivel de disuasión: el paraguas nuclear solventado por EE.UU., Gran Bretaña y Francia. La oficialidad americana se ha acostumbrado a sugerir que Washington y la OTAN no serían las primeras en emplear armamento nuclear en un conflcito, pero esa jamás ha sido la política real. El mes pasado, se conocieron informes al respecto de que el presidente Barack Obama llegó a considerar el comprometerse a la 'no utilización de armas nucleares en forma preventiva', pero la opinión del jefe de Estado fue descartada de plano por su gabinete, con el Secretario de Defensa Ash Carter describiendo tal promesa como 'una señal de debilidad'. Dos legisladores progresistas introdujeron, desde entonces, un Proyecto de Ley que prohibiría a los Estados Unidos emplear armamento nuclear de forma preventiva, pero parece que han tenido escaso apoyo y es probable que la iniciativa muera en un comité.  

Carter, que se ha referido a las armas nucleares como 'garantes' y 'piedra basal' de la seguridad americana, habló recientemente en numerosas bases de misiles Minuteman en EE.UU. Expresó el funcionario que Estados Unidos y sus aliados europeos se encuentran 'actualizando' la estrategia estadounidense, integrándole armas convencionales y nucleares a criterio de 'disuadir a Rusia de considerar que pudiere beneficiarse de emplear armamento nuclear en un conflicto contra la OTAN'. Carter explicó que Moscú tiene poco interés por 'acuerdos establecidos sobre el empleo de armas nucleares', y expresó tener 'serias dudas sobre si acaso respetan la profunda cautela compartida por los líderes de la Guerra Fría a la hora de agitar sus armas nucleares'.

Ash Carter también se explayó en profundidad: 'Si la disuasión fracasa, Usted le proporciona opciones al presidente, a los efectos de consolidar los objetivos de EE.UU. y sus aliados (...), todo ello para reducir el riesgo de que se empleen armas nucleares antes que el oponente'. Carter subrayó 'nuestra voluntad y capacidad para actuar'. Obsérvese que Carter no sugirió que EE.UU. no sería el primero en utilizar armas nucleares, y claramente estaba expresando que tales armas se sitúan en el combo de cómo replicar a lo que obviamente percibe como una recurrente amenaza rusa.

Conforme él mismo lo ha admitido, Carter es un halcón anti-ruso. También es físico de profesión y, de alguna manera, entendido en políticas relativas al empleo de armamento nuclear. Algunos de los cambios que ha introducido a la política oficial de disuasión nuclear americana fueron recientemente evaluados en el ciclo 60 Minutes (CBS), que proyectó una serie sobre el estado del arsenal nuclear estadounidense. A bordo de un submarino clase Ohio -que porta misiles con ojivas nucleares-, los oficiales comentaron abiertamente sobre el elevado estado de alerta -que nos ha devuelto a niveles de la Guerra Fría- desde que 'Rusia invadió Crimea'. Incluso se discutió una relativamente nueva opción táctica, que consiste en 'escalar con miras a des-escalar', y que ilustra un escenario en donde se responde a un ataque convencional con un ataque nuclear demostrativo. El arma nuclear oficiaría, pues, de advertencia -si acaso el ataque convencional del oponente sigue su curso.

El concepto de utilizar un arma nuclear como advertencia no es precisamente novedoso. El 'recurrir a armas nucleares' (Going nuclear) era una opción viable en ocasión de las dos guerras de Estados Unidos en Irak, si se daba el caso en que Saddam Hussein confirmaba su posesión de armas de destrucción masiva y si se aprestaba a usarlas. También fue parte del plan de batalla para el caso en que Estados Unidos se hubiese remitido a una guerra con Irán. Pero lo que ha modificado los cálculos es la sofisticación en sí misma de tales armas.

Las nuevas armas nucleares tácticas, como las versiones más recientes de la B-61 estadounidense, son pequeñas y portables. Pueden ser desplegadas desde un bombardero, o un misil crucero -e incluso desde un vehículo o una instalación terrestre. Más aún, sus operadores pueden seleccionar el calibre de la explosión del explosivo (en inglés, 'Dial up a yield'). Lo cual significa que un ataque nuclear demostrativo podría volverse efectivamente 'nuclear', aunque haya sido diseñado para reducir las bajas tanto civiles como militares. Este criterio de selectividad convierte a este arma -en opinión de algunos generales y dirigentes políticos- en una advertencia potencialmente efectiva, antes que en una forma automática para escalar un conflicto (y, como resultado, se trata de un arma mucho más 'utilizable').

Naturalmente, los rusos cuentan con armas similares y, de acuerdo a algunos informes, su arsenal nuclear es bastante más moderno que el empleado por los Estados Unidos en la doctrina de guerra contra Moscú -y que recientemente fuera comentada por Putin. Dijo el mandatario ruso que Moscú 'se reservaría el derecho de emplear armas nucleares si la propia existencia de Rusia es puesta bajo amenaza'. Esta declaratoria ha sido interpretada en la forma que Putin reconoce que sus fuerzas convencionales no podrían, a largo plazo, hacer frente a las de los EE.UU. -en tanto fue una advertencia de que Rusia podría verse compelida a utilizar armas nucleares primero, relativamente a comienzos de un conflicto, para defenderse.

De tal suerte que uno debería concluir que ambos lados, en el eventual escenario de tener que competir por la Europa Oriental, se muestran ahora preparados para emplear armas nucleares, bajo ciertas condiciones. Nadie le ha preguntado a eslovacos y polacos qué piensan sobre el particular, cuando sus geografías podrían perfectamente ser escenarios de prueba para tal demostración. Pero los gobiernos de Polonia y Eslovaquia oficialmente se han subido al barco de la OTAN y a las estrategias de ésta para disuadir a Rusia. Sin embargo, Alemania ha expresado un considerable nerviosismo de cara a la agitación que se hace sobre Rusia, conforme los recuerdos del paso del Ejército Rojo por allí continúan frescos.

Y luego están los indicadores preocupantes que versan que ciertos oficiales militares de carrera podrían mostrarse dispuestos a dar inicio al conflicto, creyendo que una guerra con Rusia podría, en realidad, ganarse. Las 'balas perdidas' en esta cubierta de barco incluyen a Wesley Clark, quien, según se ha informado, intentó idear una confrontación con las tropas rusas dedicadas al mantenimiento de paz en Kosovo en 1999. Más demencial aún, el General Philip Breedlove (quien se retiró a comienzos de este año) trabajó con esmero en oportunidad de servir como comandante supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa, para que la OTAN y Estados Unidos se involucren en una guerra proxy o subsidiaria por Ucrania. En correos electrónicos revelados oportunamente, un interlocutor sugirió que él y el secretario general de Naciones Unidas podrían 'ingeniar una estrategia de OTAN para equilibrar, convencer o bien actuar por coerción, para que Estados Unidos reaccione' ante la 'amenaza' rusa; Breedlove calificó a esta alternativa como 'muy prometedora'. Breedlove, quien ha tenido por costumbre mentir en relación a la presencia real de Rusia en Ucrania, ha descripto con histeria a Moscú como 'una amenaza existencial de largo plazo para los Estados Unidos y para nuestros aliados europeos'. Según se supo, el general ha estado en contacto recientemente con Victoria Nuland -Secretaria Asistente del Departamento de Estado para Asuntos Europeos y de Eurasia-, la cual ayudó al golpe que derribó al gobierno ucraniano en 2014

Mientras tanto, Hillary Clinton califica a Putin como un nuevo Hitler y el New York Times publica editoriales contra el 'Estado sin ley de Vladimir Putin'. Y el peligro real es que el pueblo ruso asiste a estas demostraciones con preocupación; algunos creen que están siendo arrinconados por un enemigo implacable. Putin ha advertido en reiteradas ocasiones que existe la percepción cada vez más recurrente en Rusia de que el país está siendo arrinconado y puesto en peligro por la contínua expansión de la OTAN, así como también por amenazas ante el involucramiento del país en Siria. Encuestas de opinión sugieren que el ciudadano ruso promedio ahora espera una guerra contra Occidente.

La insistencia de muchos en Occidente que reza que debe oponerse resistencia a Putin recurriendo a force majeure si es necesario, se basa en la grosera exageración de la amenaza que proviene de Moscú. El hecho de que las armas nucleares estén siendo consideradas hoy como utilizables en la estratagema de disuasión de la OTAN, así como también en los planes rusos para defenderse, debería ser un terrorífico prospecto para cualquier persona que se preocupa sobre lo que podría sobrevenir.


Traducido y republicado en El Ojo Digital (Argentina) con permiso de The American Conservative magazine (Estados Unidos) y del autor. Artículo original en inglés, en http://www.theamericanconservative.com/articles/is-nuclear-war-becoming-thinkable/

 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.