POLÍTICA ARGENTINA: MATIAS E. RUIZ

Argentina: 'Cambiemos', rótulo para incautos y desprevenidos

La Argentina vuelve a toparse -de nuevo- con el nudo gordiano que eterniza...

29 de Septiembre de 2016

El cambio es la ley de la vida. Y aquellos que sólo se concentran en mirar el pasado o el presente, están condenados a perder el futuro.

John F. Kennedy

* * *

La Argentina vuelve a toparse -de nuevo- con el nudo gordiano que eterniza la condición imperfecta de su democracia -'democracia de baja intensidad', dirán ciertos cultores del sano academicismo. Y el nudo de referencia no es otro que la declarada inexistencia de cualquier formato criteriosamente opositor. Por estas horas, la vereda de enfrente a la Administración Macri es disputada por un puñado reducido de suscriptores a un massismo timorato, y por el concierto filokirchnerista que, habida cuenta de su nula idoneidad moral, rara vez se muestra en condiciones de aportar valor agregado a la discusión política. Al cierre, los servomecanismos que rigen la performance de los regentes del gobierno 'Cambiemos' bordea tanto la indolencia como la desinformación. La ausencia de la más elemental rendición de cuentas conduce a un escenario en donde son protagonistas el nepotismo, el capricho y la ignorancia. Reproduciéndose, a la postre, el recurrente formato que siempre remata en la licuación de las expectativas futuras del recién llegado. Padecieron este fenómeno -con diversos matices- Raúl Alfonsín, Fernando De la Rúa, Carlos Saúl Menem, Néstor Kirchner y Cristina Fernández Wilhelm.

Así las cosas, la cordura que exhiben los escasos analistas independientes que pululan por el mainstream media nacional los ha llevado a evaluar que la Administración Macri ha decepcionado a grandes porciones de su electorado en, por ejemplo -no siendo ello poco significativo- la Provincia de Buenos Aires -más específicamente, a aquellos centenares de miles que se pronunciaron en contra de la figura de Aníbal Fernández. El desamparo de estas personas los impulsó a echar mano del sufragio para oponerse a la amplificación de la marginalidad, el tráfico de drogas y la violencia emanada de ésta y otras actividades ilícitas vinculadas. Acaso burlándose de la desesperación experimentada por aquellos ciudadanos de a pie que depositaron a 'Cambiemos' en el comando del Gobierno Nacional, el Presidente Mauricio Macri se inclinó por Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad; por el ignoto Gustavo Arribas en la cúpula de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI); y por Silvia Majdalani como segunda en ese serpentario con pretensiones de organismo. En tanto este medio ya se ha ocupado de detallar con la debida presteza la serie de groseras tropelías perpetradas por Bullrich en su repartición (ver: bit.ly/2dhPOjj y bit.ly/2dbjEKb), la Señora Majdalani recientemente puso de suyo para no quedarse atrás, en una comentada entrevista concedida (o pedida) a Revista Noticias (ver: bit.ly/2clCafW). El material comporta altísimo valor, conforme pocas veces en la historia del país un funcionario o funcionaria se explaya con la más acuciante chabacanería -y, para contaminar aún más las percepciones, haciendo alarde de ello. Amén del lenguaje inapropiado para alguien de semejante calibre, la 'Señora Ocho' se burla del entrevistador, cuando no responde socarronamente; reconoce que su superior en el organigrama (Arribas) ignora cabalmente el rol y responsabilidades que le aplican; blanquea la amistad con su predecesor (Francisco 'Paco' Larcher, actor central en la funesta SIDE kirchnerista); y -acaso lo más infortunado- explicita que la decisión de nombrarla perteneció al propio jefe de Estado.

CambiemosA posteriori, no sería necesario hilar tan fino: a la luz de los hechos, Mauricio Macri le ha confiado la seguridad personal de cuarenta millones de argentinos y de la Nación a una inescrupulosa cáfila de funcionarios inexpertos, palurdos (en el mejor de los casos), que portan una sospechosa o inexistente foja de servicios, y que se muestran en los mejores términos con aquel antiguo régimen que el electorado decidió jubilar en las Presidenciales de octubre pasado. Acaso para consolidar con mayor contundencia este sombrío diagnóstico, pueda certificarse la enfermiza predilección de Patricia Bullrich por la rencilla personal, emprendiéndola desde el Ministerio que regentea contra el ex titular de la Aduana Argentina, Juan José Gómez Centurión. Como si la máxima en 'Cambiemos' consistiese en arrojar -en tiempo récord- munición gruesa contra adversarios políticos del propio circuito, en guerras intestinas que luego son remitidas (convenientemente, y por izquierda) a los medios de comunicación. Casus belli de oportunidad: los funcionarios del Gobierno Nacional se baten a duelo... entre ellos. Y no se esmeran en ocultárselo a la opinión pública.

Adicionalmente, y mientras la problemática del contrabando de efedrina a gran escala se constituye en uno de los subcapítulos de tratamiento obligado en los matutinos, la Administración no ha tenido mejor idea que designar en el RENPRE (Registro Nacional de Precursores Químicos) a Walter Klix y a Carlos Brun -ambos comuneros de PRO en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires-, personajes tan ignotos como analfabetos en la materia. El columnista Nicolás Pizzi (Diario Clarín) profundizó sobre el particular en una reciente columna del 30 de agosto (ver: clar.in/2bU9Y2K), mas el autor erró al referirse a Martín Verrier, a la sazón, responsable de Klix y Brun; en rigor, el promocionado expertise de Verrier sobre cuestiones relativas a seguridad y tráfico de drogas jamás trascendió los claustros ni los escritorios. Este Licenciado en Relaciones Internacionales (un completo desconocido para entendidos) aterrizó en 'Cambiemos' tras haber alternado su militancia durante años entre La Plata y Las Cañitas en compañía de Gustavo Ferrari (cuando los dos propiciaban la plataforma del caído en desgracia Francisco De Narváez). Cual ambulancia, el macrismo procedió a disputarse porciones del rebaño abandonado por el empresario colombiano, y los citados personajes recalaron en la Administración, a modo de devolución de favores políticos. Ferrari -ex sciolista- ocupa hoy el puesto de Ministro de Justicia en la gestión de María Eugenia Vidal, en la Provincia de Buenos Aires

Ya en el orden porteño, el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta parece querer convertirse en un recalcitrante emblema del status quo. Sin tapujos, ha hecho de su trabajo en la Ciudad Autónoma un auténtico homenaje a Omar Viviani (obscuro titular subterráneo del Sindicato de Peones de Taxis, a quien Larreta asiste ordenando una persecución desmesurada contra UBER) y al sindicalista de SUTERH Víctor Santa María (cuyos legisladores domésticos danzan en compañía de sus pares de PRO, proponiendo un cúmulo de intolerables beneficios para los encargados de edificios). A Rodríguez Larreta -en la práctica, un alcalde meramente virtual- no se le conoce virtuosismo alguno; la seguridad en la capital del país es inexistente (al igual que la Policía Metropolitana, que no abandona su rol de fachada); no existen política ni controles de tránsito potables; la venta ilegal y los trapitos/cuidacoches continúan adueñándose del espacio público con impunidad; y prosigue en su ininterrumpida invención de novedosos e impagables impuestos: al costoso ABL, le ha sumado tributos a automóviles en concepto de 'grabado de autopartes', verificación técnica vehicular o VTV, y el ya conocido 1% que la Ciudad percibe por el precio total de cada cero kilómetro comercializado. Habida cuenta de que a Larreta le resulta imposible desprenderse de su rol de populista autoritario, también impone el pago de un oneroso 'Fondo Subte' a propietarios de vehículos -según sus personeros en la Legislatura han declarado oportunamente, para construir una boca de subterráneos en cercanías de la Villa 1-11-14. Porque -cabe la sospecha- la delincuencia que se ha instalado en aquel asentamiento (y que la Ciudad no reprime) necesita acercarse más rápidamente a sus víctimas en numerosos barrios porteños. Y Horacio Rodríguez Larreta se ha decidido a poner el hombro para facilitarles la faena.

Finalmente, el ámbito cultural también dio que hablar. Este jueves 29 de septiembre, el Ministro de Cultura, Pablo Avelluto, se mostró alegremente junto a los actores Andrea del Boca y a Víctor Laplace (otrora rabiosos militantes del subsidio millonario), a los efectos de presentar el denominado 'Plan de Fomento para la Industria Cinematográfica'. Como si la década ganada K no hubiese sido suficiente en términos de configuración de asociaciones ilícitas para defraudar al Estado Nacional, la noticia reveló el plan oficial con miras a destrabar AR$930 millones para destinarlos a la producción de 'cine nacional' (diario La Nación; ver: bit.ly/2dDN1Aq). Como es lógico, el titular no contribuye a morigerar la molestia de votantes que se habían atragantado con la decisión de Hernán Lombardi -Titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos- de mantener en la grilla de los medios estatales a comunicadores kirchnercristinistas habituados a enriquecerse gracias a los aportes de los contribuyentes, cuando no a destruir sistemáticamente a quienes opinaban en contrario.

Conclusión rápida, tras los distintos planos hoy puestos bajo análisis: la proposición 'Cambiemos' no solo ha completado su función como eslogan de campaña; ha terminado mutando en risueña trampa para incautos y desprevenidos.

 

Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.