ECONOMIA INTERNACIONAL: MARIAN TUPY

Veinticinco años de reformas en naciones ex comunistas

La transición del socialismo a la economía de mercado produjo una división entre...

20 de Julio de 2016
La transición del socialismo a la economía de mercado produjo una división entre quienes abogaban por una reforma rápida, o reforma 'big-bang', y aquellos a favor de un enfoque gradual. Más de veinticinco años han transcurrido desde la caída del muro de Berlín en 1989, proporcionando amplios datos empíricos para probar esos enfoques. La evidencia muestra que los reformadores rápidos y prematuros superaron con creces a los reformadores graduales, tanto en las mediciones económicas como PIB per cápita como en los indicadores sociales como el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas.
 
Un argumento clave para el gradualismo era que las reformas demasiado rápidas causarían un gran dolor social. En realidad, los reformistas rápidos experimentaron recesiones más cortas y se recuperaron mucho antes que los reformadores graduales. En efecto, una medida mucho más amplia de bienestar, el Índice de Desarrollo Humano, apunta a la misma conclusión: los costos sociales de la transición en los países que reformaron rápidamente fueron más bajos.
 
PragaPor otra parte, los defensores del gradualismo argumentaron que el desarrollo institucional debía preceder a la liberalización del mercado, aumentando así la eficacia de este último. En sentido estricto, es imposible refutar este argumento, ya que ningún país postcomunista siguió esa secuencia de acontecimientos. En todos los países postcomunistas, el desarrollo institucional se situó muy por detrás de las reformas económicas. Esperar al desarrollo institucional antes de implementar las reformas económicas podría haberse convertido en una receta para no hacer reforma alguna.
 
Sin embargo, luego de veinticinco años, los reformadores rápidos terminaron con mejores instituciones que los reformadores graduales. Este resultado es consistente con la hipótesis de que las élites políticas que estaban comprometidas con la liberalización económica también lo estaban con el desarrollo institucional posterior. Por el contrario, las élites políticas que propugnaban reformas graduales, lo hicieron a menudo con el fin de extraer el máximo de rentas de la economía. Una consecuencia extrema del gradualismo fue la constitución de clases oligárquicas.
 
Cuando se trata de velocidad y profundidad de reformas, la posición relativa de los países se ha mantenido prácticamente sin cambios. La mayoría de los países que se adelantaron antes son los que todavía se encuentran muy por delante.


* Artículo desarrollado junto a Oleh HavrylyshynXiaofan Meng


 
Sobre Marian L. Tupy

Analista de políticas públicas del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute. Editor del sitio web Human Progress.