Brexit y el futuro de Europa
El 'Brexit', esto es, la eventual salida del Reino Unido de la Unión Europea...
25 de Marzo de 2016
El 'Brexit', esto es, la eventual salida del Reino Unido de la Unión Europea, es un fenómeno de extraordinaria importancia para el futuro de Europa. La visión convencional de Britania como una potencia hostil al proyecto europeo olvida que ese país fue el principal impulsor del Mercado Unico, a saber, de la creación de un espacio económico basado en la libre circulación de bienes, servicios y personas dentro del Viejo Continente. La diferencia entre los británicos y las potencias continentales estriba en la resistencia isleña a transformar la UE en un Superestado controlado de facto por una burocracia irresponsable ante los ciudadanos y con una concepción marcadamente estatista del modelo socioeconómico; entiéndase: del sistema que ha convertido Europa en un área de bajo crecimiento y con crecientes dificultades para adaptarse a las exigencias de la globalización. Este es el debate real que seguirá, tanto si Gran Bretaña decide permanecer en la UE como si opta por abandonarla.

Los costos para Britania de salir de la UE son inciertos, y oscilan entre el catastrofismo de los eurófilos y el triunfalismo de los escépticos. De acuerdo con los estudios más equilibrados, por ejemplo los realizados por Open Europe, el Reino Unido podría sufrir una pérdida permanente de un 2,2% de su PIB si no lograse mantener un acuerdo comercial que le garantizase el acceso al mercado continental. En caso de conseguir ese objetivo y, en paralelo, Britania liberalizase su comercio con resto del mundo, podría experimentar un incremento estructural de su PIB del 1,6%. Quizá abriría un período de incertidumbre y tal vez se reduzcan las entradas de inversiones pero la suerte del Brexit dependería de su capacidad de pactar con la UE y de su apertura a la globalización. Aunque Europa es aún el mercado exportador más importante para Britania, el porcentaje de sus ventas al resto del mundo han aumentado de manera significativa en la última década. Esto reduce los costes de abandonar la unión aduanera europea. La apuesta por una Britania hiperglobalizada y con redes en todo el mundo puede ser una hipótesis atractiva.
Ahora bien, el adiós de UK a Europa no tendría sólo efectos sobre ese país, sino consecuencias impredecibles para la UE. Dejaría de aportar 14.000 millones de euros a las arcas comunitarias, lo que generaría un agujero presupuestario considerable. En el plano político, sería un golpe considerable para el prestigio de la UE, que perdería a la sexta economía mundial y a uno de sus principales pilares de defensa, un 24% del gasto total de la UE en esa partida. Ello se traduciría en una disminución en términos económicos y diplomáticos de la ya mermada influencia europea en el entorno global. Y, desde luego, la UE se quedaría sin el principal defensor de políticas abiertas y de mercado. Por último se alteraría el equilibrio de poder entre los estados de la UE, convirtiendo a Alemania en la potencia hegemónica del continente.
Si la agenda reformista a escala europea impulsada por Gran Bretaña y apoyada por países como Suecia, Finlandia, Dinamarca, Holanda y, en ocasiones, Alemania constituye una minoría de bloqueo en las votaciones que exigen mayoría cualificada, la salida del Reino Unido concedería una posición dominante a los Estados menos favorables a la libertad económica. En este contexto, la deriva estato-intervencionista de la UE se vería reforzada y la probabilidad de introducir reformas pro-mercado se debilitaría de manera sustancial. El resultado sería un predominio de las políticas determinantes de la euroesclerosis. El silencioso papel desempeñado por Gran Bretaña en paliar los excesos intervencionistas a escala europea desaparecería. En el próximo referéndum, los británicos votarán a favor de permanecer en la UE, probablemente por un margen no demasiado amplio, pero lo harán. Pero lo relevante es que el acuerdo entre el Reino Unido y Bruselas abre el portillo a la configuración de una Europa que tiene mucho más que ver con la pluralidad visualizada por Gran Bretaña que con el esquema uniforme y centralizador abanderado por los eurócratas y sus aliados. Para quienes creemos en una Europa basada en la libertad económica es una excelente noticia. Se han sentado las bases para un modelo europeo de geometría variable.
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@ElCatoEnCorto

Sobre Lorenzo Bernaldo de Quirós
Es presidente de la firma Freemarket International Consulting en Madrid, España. Se desempeña también como consultor económico para el Instituto de Estudios Económicos y sirve en el comité de directores de numerosas compañías y editoriales en España. Bernaldo de Quirós escribe columnas con rigor semanal en La Gaceta de los Negocios, La Razón, y Epoca, así como también en el sitio web en español del think tank estadounidense The Cato Institute.