INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI

Por qué Estados Unidos espía a Netanyahu

El artículo del matutino The Wall Street Journal -que recientemente revelara...

31 de Diciembre de 2015

El artículo del matutino The Wall Street Journal -que recientemente revelara que la Administración Obama utilizó a la Agencia de Seguridad Nacional (National Security Agency, NSA) para oir las conversaciones telefónicas realizadas por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y sus asistentes, ha comenzado a desparramar esquirlas en toda dirección -dependiendo de la inclinación política de cada quién. El senador estadounidense Rand Paul declaró ante la cadena Fox News mostrarse 'consternado por el dato... Uno puede ver cómo se reprime el discurso si Usted va a espiar a congresistas, y ello podría reprimir aquello que aquellos digan o con quién se comunican'.

Benjamin NetanyahuPero todo depende de a quién o a quiénes el congresista se refiere, y del punto bajo discusión, conforme han sido elegidos para representar a sus mandantes en los Estados Unidos de América, y no al gobierno del Estado de Israel. Comprendiéndose esto, la Casa Blanca de Obama estaba en perfecto derecho de obrar agresivamente contra Netanyahu. El programa de escuchas en sí mismo fue iniciado con apoyo bipartidista hacia el final del primer período del presidente Obama, cuando se registraron preocupaciones al respecto de que Netanyahu ordenara un ataque unilateral sobre Irán que arrastraría a Estados Unidos a una guerra no buscada. Hacia comienzos de 2015, el foco se trasladó hacia la interferencia israelí en el involucramiento secreto de Estados Unidos en negociaciones que tenían por objeto consolidar un acuerdo nuclear con Irán. Estaba claro que los israelíes estaban obteniendo información clasificada sobre el estado de las negociaciones, y que estaban publicando esos detalles a cuentagotas de manera selectiva, para influenciar no solo al congreso estadounidense sino a organizaciones afines en EE.UU. que son consideradas parte del lobby israelí.

Obama no estaba espiando a congresistas estadounidenses -él estaba trabajando contra una nación extranjera que activamente ejecutaba acciones de espionaje contra los Estados Unidos y que utilizaba esa información obtenida para interferir con la formulación de la política exterior americana. Y esto era razón más que suficiente para intentar indagar cuáles eran los planes de Netanyahu. El hecho de que éste estuviera comunicándose con congresistas en un intento para alinearlos contra la Casa Blanca es deplorable, pero si los congresistas no compartieron información clasificada con los israelíes, entonces sus consciencias deberán estar de sobra tranquilas.

¿Cómo es que nos atrevemos a espiar al líder de un gobierno 'amistoso'? El llanto suele provenir de las fuentes de siempre: el National Review, el Weekly Standard, y el Wall Street Journal -como si se estuviera hablando del 'mayor amigo y aliado' de EE.UU. ¿Lo es? Israel espía a Estados Unidos mucho más de lo que ostensiblemente lo haría cualquier otro gobierno amistoso. Nunca ha dudado en poner sus propios intereses en primer lugar, sin importar el golpe acusado por el pueblo estadounidense. Cuando Israel es sorprendido, miente: lo hizo en el Affaire Lavon en 1954, cuando pudo haber volado un edificio federal del gobierno estadounidense; lo propio sucedió en 1967, cuando Tel Aviv intentó hundir el navío USS Liberty; y volvió a hacerlo en 1987, para ocultar el caso de espionaje de Jonathan Pollard.

El Estado de Israel tampoco demuestra timidez a la hora de interferir con la política estadounidense. Ha apoyado abiertamente al candidato Mitt Romney, contra Barack Obama en 2012. En 2009, la congresista Jane Harman fue contactada por un 'agente' de la inteligencia israelí, quien le solicitó intentar influenciar para lograr una reducción en la acusación de espionaje en el proceso contra los espías Steve Rosen y Keith Weissman, del AIPAC (Comité de Asuntos Públicos Israelí-estadounidense, American Israel Public Affairs Committee). En recompensa, el contacto de Harman prometió respaldar sus aspiraciones de convertirse en presidente del Comité Permanente de Inteligencia en la Cámara de Representantes. El contacto israelí, cuya identidad algunos refieren era el principal aportante de fondos al Partido Demócrata, Haim Saban, indicó que presionaría a la vocera de la Cámara, Nancy Pelosi, empleando amenazas para retener aportes políticos si Harman no completaba su aspiración. Más tarde, Harman recibió la propuesta de convertirse en posible candidata para la Dirección Central de Inteligencia y, sin las grabaciones que el FBI hiciera de sus conversaciones telefónicas -que eran conocidas por Pelosi-, podría haber obtenido aquel puesto, o quizá ambos, de manera sucesiva. (Saban, quien declarara 'Soy un tipo que maneja un solo tema, y mi tema es Israel', ya está listo para convertirse en el principal aportante de dinero a la campaña presidencial de Hillary Clinton).

De tal suerte que Washington intervino las líneas telefónicas de Netanyahu para averiguar sus propósitos, y quién era la persona que dejaba filtrar información clasificada. Y, al momento de intervenirse las líneas, tuvo lugar un hecho interesante. Un número específico de legisladores fue identificado teniendo conversaciones con funcionarios israelíes quienes, en apariencia, intentaban averiguar cómo inducirlos a votar contra la Casa Blanca en el tema Irán. Y, desde luego, puedo haber mucho más allí, habida cuenta de que algunos congresistas posiblemente ofrecieron ayuda a los israelíes, o algún empujón. Conforme los detalles de las conversaciones y los nombres de los congresistas fueron redactados en la transcripción que llegó a la Casa Blanca, nunca sabremos exactamente qué fue lo que sucedió, pero debería apuntarse que la provisión de información clasificada a cualquier persona que represente a un gobierno extranjero es una clara violación del Acta de Espionaje de 1918. La NSA no está obligada a entregar la información que obtenga al Departamento de Justicia, para que éste pueda acusar. No obstante, y dada la posibilidad de que se comprueben violaciones de índole criminal con impacto en la seguridad nacional, sería en extremo interesante hallar quién dijo qué a quién, en las transcripciones de las conversaciones completas que ahora retiene la NSA.

Finalmente, están las organizaciones israelíes que evidente recibieron información, entrenamiento y organización de parte de la embajada israelí para oponerse a las propuestas de la Casa Blanca. Lo cual representaría una violación al Acta de Registración de Agentes Foráneos de 1938, que exige registrarse a cualquier organización que ofrezca empleo de parte de un gobierno extranjero. Ello significa, entre otras cuestiones algo incómodas, que deben revelarse las fuentes de financiamiento. Provisto que la mayoría de las organizaciones pro-Israel exhiben un status educativo para exención de impuestos del tipo 501(c)(3), ello podría volverse aún más embarazoso y proporcionar otra pieza de evidencia para consolidar las críticas en relación a cómo el lobby israelí se organiza y opera en detrimento de los intereses de los Estados Unidos.

La pregunta final debería ser: ¿quién filtró los detalles al Wall Street Journal? Los autores del trabajo declaman tener a numerosas fuentes, que en el pasado eran funcionarios -y también en el presente. Esto podría ser cierto, sugiriéndose incluso que la filtración provino de la Casa Blanca, que autorizó a un número de empleados a proporcionar información de manera anónima o en formato 'off the record' al periódico de referencia. Si esto es así, la historia podría ocultar la intención de enviar una advertencia a ciertos congresistas en relación a conversaciones telefónicas que, cuanto menos, deberían pasar al olvido. Sin que ello represente coincidencia, el Congreso se prepara ahora para trabajar sobre una serie de sanciones que buscarán provocar disrupción en la fase final del acuerdo nuclear con Irán. El hecho de que la Casa Blanca esté jugando duro en este terreno es pura especulación, pero existe cierta plausibilidad sobre el particular.


Artículo original en inglés, en http://www.theamericanconservative.com/articles/why-the-u-s-spies-on-netanyahu/ | Traducido y republicado con permiso del autor y de The American Conservative (Estados Unidos)

 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.