INTERNACIONALES: DR. JAMES M. ROBERTS

Haití y los efectos negativos de una exagerada ayuda financiera

En Haití, la nación más pobre del Hemisferio Occidental, los engranajes...

28 de Diciembre de 2015

En Haití, la nación más pobre del Hemisferio Occidental, los engranajes del progreso económico se mueven demasiado lentamente. En el caso de la recientemente habilitada harinera en Puerto Príncipe, sin embargo, esos engranajes pueden, en rigor, ser evaluados e incluso escuchados.

Tratándose de una nación que debe lidiar con ciudadanos hambrientos, la reapertura de la harinera Moulins d’Haiti (LMH) no es poca cosa. La planta quedó destruída como resultado del terremoto de 2010 y fue reconstruída a un costo que excedió los US$ 75 millones -por parte de un consorcio que incluye a las firmas estadounidenses Seaboard Corp. y Continental Grain Co.

HaitíHoy -pocos años luego de la rehabilitación de la planta-, el precio de la harina se ha estabilizado y la oferta se ha incrementado; lo cual significa más harina disponible y más barata para los ciudadanos haitianos.

Mientras tanto, el país se debate en una lucha con los insidiosos y negativos efectos de lo que, con justicia, podría etiquetarse de 'ayuda excesiva' de parte de sus amigos en naciones desarrolladas, especialmente desde los Estados Unidos. Desde 2010, centenares de millones de dólares y docenas de toneladas métricas de alimentos han llovido sobre Haití desde EE.UU., en un esfuerzo para morigerar la hambruna que amenaza la existencia de las personas en esta desafortunada nación.

No obstante, a inicios de 2010, el gobierno haitiano pidió por el cese de la asistencia alimentaria desde el exterior. A pesar del carácter impopular de esta proposición en el país, el pedido ha recibido eco en organizaciones foráneas. Los granjeros haitianos que cultivan alimentos básicos enfrentan desventajas en los costos versus las importaciones de arroz subsidiado desde Estados Unidos, y contra las cantidades de alimentos repartidos por organizaciones de ayuda humanitaria no han ayudado a que Haití vuelva a ser autosuficiente.

Así es que, ¿cuáles serían las ventajas en un escenario que se presenta plagado de complicaciones?

En primer término, la nueva harinera LMH es casi un 25 por ciento más eficiente que su predecesora. Amén de las dificultades y de la competencia potencialmente desleal de República Dominicana, la harinera LMH representa un verdadero paso hacia la solución del problema del hambre en Haití.

Un segundo punto favorable puede rastrearse en una modesta fruta haitiana -el mango La Francique-, delicadeza exclusivamente haitiana con potencial para la exportación, así como también es útil para ayudar a Mango La Franciquereducir la brecha con el déficit calórico que numerosos ciudadanos haitianos enfrentan a diario.

Organizaciones sin fines de lucro -en lo que representa una maniobra interesante, alejada del modelo de la 'ayuda excesiva'- están ahora trabajando con los granjeros locales para incrementar la producción doméstica, y para ampliar los mercados extranjeros del producto. Algunos granjeros han triplicado su producción en 2014, y se descubrió que, por primera vez, la firma Whole Foods pudo importar un 50% más de mangos a supermercados estadounidenses de lo que había planeado originalmente.

Finalmente, un cambio ha podido registrarse en el modelo de ayuda a través del cual Haití vino recibiendo ayuda por un lado pero que, por otro, contribuyó a reprimir su economía.

Instituciones tales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han implementado proyectos para desarrollar la infraestructura y la capacidad de los haitianos para consolidar un progreso económico sostenible y de largo plazo en el sector privado, a través de la producción de productos comerciables y portadores de valor agregado.

El Premio Nobel, economista de Harvard y filósofo Amartya Sen escribió, en cierta oportunidad: 'El desafío es responder a las necesidades de los pobres sin dejar de insistir en el hecho de que la ayuda debe sobrevenir en modos útiles y productivos'.

Para nuestros amigos haitianos, esa ayuda debe presentarse con formato multidimensional, y jamás crear la dependencia que suele acompañar a los modelos tradicionales de ayuda externa.

Parafraseando el viejo axioma chino, a los haitianos debe enseñárseles a pescar; y no deben obsequiárseles latas de atún.

La realidad de alcance más profundo es que el grueso de los haitianos no saben cómo pescar (de hecho, muchos de aquellos que huyen del groseramente corrupto ambiente de negocios imperante en el país suelen convertirse en emprendedores exitosos). Pero, allá en su propio hogar, necesitan acceso a un bote -lo cual, para los ciudadanos haitianos, implica hacerse de mayores derechos de propiedad y de Estado de Derecho, al tiempo que ganan acceso a los mercados internacionales.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/12/18/the-negative-effects-on-haiti-of-too-much-foreign-aid/

 

Sobre James M. Roberts

Es Analista en temáticas de Libertad Económica y Crecimiento en el Centro para Comercio Internacional y Economía (CITE). Responsable de tareas de investigación, desarrollo y análisis del Indice de Libertad Económica (desarrollado en conjunto entre la Fundación Heritage y The Wall Street Journal). Sirvió durante 25 años en el Departamento de Estado, desempeñándose en el servicio exterior en las embajadas de los Estados Unidos en México, Portugal, Francia, Panamá y Haití