SOCIEDAD: PABLO PORTALUPPI

El Hospital Interzonal de Mar del Plata, emblema del deterioro en la salud pública

En el partido de Gral. Pueyrredón, más precisamente en la ciudad de Mar del Plata, funciona uno de los nosocomios más importantes de la Provincia de Buenos Aires:

19 de Noviembre de 2015
En el partido de General Pueyrredón, más precisamente en la ciudad de Mar del Plata, funciona uno de los nosocomios más importantes de la Provincia de Buenos Aires. Se trata del Hospital Interzonal General de Agudos (H.I.G.A.) Doctor Oscar Alende. Construído durante los primeros dos gobiernos de Juan Domingo Perón bajo la supervisión del Ministro Dr. Ramón Carrillo, pero inaugurado recién en diciembre de 1961 por el entonces Gobernador Alende, este imponente establecimiento recibe pacientes de al menos dieciséis distritos de la Quinta Sección, entre ellos, Tandil, Necochea, Balcarce, Pinamar, Villa Gesell, Madariaga y Vidal -conglomerado poblacional de más de un millón y medio de habitantes. El dato, sumado a la habitual desidia de la dirigencia y a la ausencia de un hospital municipal en la ciudad más importante de la zona, confluyen para allanar el camino a una situación límite que ilustra los graves problemas que atraviesa la salud pública en el país.

El Dr. Alejandro Loreti, delegado de CICOP (asociación sindical que nuclea a los profesionales de la salud en la Provincia) en el HIGA, explica que el factor de mayor preocupación remite a la expulsión de residentes. 'Los médicos que se forman en el Hospital, una vez concluida su residencia, prefieren ir a trabajar al sector privado, que paga mejor que el Estado y tiene mejores condiciones laborales', comenta. 'Es decir que se produce una notable transferencia de recursos del sector público al privado: el Estado provincial, a través de sus hospitales, asume la preparación de médicos para que luego éstos ejerzan su profesión en clínicas y sanatorios. ¿En qué deriva esto? En que el hospital termina contratando médicos cuya formación no sabemos de dónde viene'. O peor, algunos ni siquiera tienen la residencia hecha.

Un profesional de la salud en el Estado percibe -de bolsillo- un aproximado de diez mil pesos, cuando el espectro privado abona exactamente el doble. Amén de ello, debe consignarse otro dato: un empleado Scioli y Colliaafiliado, por ejemplo, al sindicato de aguas y gaseosas, exhibe un básico de convenio de $14 mil, lo cual equivale a un 40% más que el que le corresponde a un médico -despropósito, si los hay. Adicionalmente, las condiciones de trabajo en una clínica son sobradamente diferentes al compendio de la deshumanización que se registra en un hospital público. Loreti relata haber visto romper en lágrimas a residentes, luego de completar 24 horas ininterrumpidas en una guardia. El galeno consultado por nuestro medio es médico especializado en Cuidados Paliativos (una nueva especialidad, dedicada a la atención, cuidado y tratamiento de pacientes con enfermedades avanzadas o en estado terminal). Comenta el profesional: 'Hace unos meses, por falta de camas, llegó a haber en guardia 55 personas internadas, en una sala pequeña, separados los hombres de las mujeres por un biombo, con apenas un baño. Una locura, no sólo por el hacinamiento, sino también por la posibilidad de contagio de cualquier cosa, para los pacientes, para los médicos, y para todos'.

En un día normal, transitan laguardia aproximadamente cuatrocientos pacientes. Pero el panorama se agudiza durante la temporada estival y en los picos del invierno, dadas las patologías propias de cada temporada. El Gobernador y candidato presidencial por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli, invirtió tiempo en promocionar la implementación de las UPA (Unidades de Pronta Atención), salas correctamente acondicionadas, y destinadas a asistir a personas en situaciones leves e intermedias. A criterio de aliviar la atención en guardia, se erigió una UPA a escasos metros del hospital. Si bien admite que su presencia sirvió en algo, Loreti asegura que esto no alcanza: 'Esta UPA se debió hacer en zonas más marginales. Si el propósito es acercar la salud a la gente, de nada sirve que esté al lado de un hospital. Además, no resuelve el problema de fondo, que es la falta de camas y de médicos'. Casi podría afirmarse que esta incorporación agravó los problemas, a raíz de que -amén de las reiteradas negativas oficiales- la unidad no contó con personal a cargo durante un tiempo. En cierta oportunidad, la Directora del hospital, Dra. Susana Gómez, se vio forzada a atender las consultas en persona. Hoy día, ninguna de las dos UPAs de Mar del Plata cuenta con plantel de Pediatría. La que funciona en la zona Punta Mogotes, por ejemplo, cierra sus puertas en horario nocturno.

Otros inconvenientes versan sobre la recurrente carencia de medicamentos e insumos, con demoras alimentadas por la tradicional burocracia estatal. Los pedidos deben hacerse a la ciudad de La Plata, vía Ministerio de Salud provincial, y los materiales jamás llegan a tiempo -siendo tarde para los pacientes. Esta realidad se comprueba con mayor gravedad en el caso de pacientes oncológicos: muchos de ellos fallecen antes de que la medicación llegue a Mar del Plata. Otro tanto se registra en la ruptura de equipo médico, cuya reparación es normal que lleve varios meses. Asimismo, hay déficit de monitores en sectores de Terapia Intensiva y Unidad Coronaria; la consecuencia de esta carencia hace imposible aumentar la cantidad de camas para los pacientes. Coincidencia: poco antes de la primera vuelta presidencial, arribó un stock de televisores LED para acondicionar el segundo piso del nosocomio.

La falta de personal médico y de enfermería condujo a que un amplio sector del hospital -destinado a internaciones, y que se hallaba prácticamente en desuso- fuera modificado para funcionar como consultorio. 'Se asiste a un problema de recursos humanos', apunta Loreti. 'No se incentiva al profesional para que trabaje en el Hospital público'. Un médico residente, especializado en clínica médica, relata: Hospital Interzonal'Yo estoy acá por vocación. Quiero trabajar en el hospital, es la mejor manera de aprender'. Aunque también se ocupa de señalar las deficiencias en las condiciones de trabajo, dejando traslucir un dejo de amargura por el estado de la salud pública en el país: 'Una verdadera pena'.

Los problemas con los proveedores tampoco son ajenos al sector: es normal que se registren atrasos de hasta veinticuatro meses en los pagos. Las firmas más pequeñas no lo resisten, y dejan de comercializar sus insumos. Las de mayor calibre, por su parte -y al contar con una escala financiera diferente- terminan explotando el escenario para propio provecho, presentando tarifarios con precios exorbitantes, que el Ministerio de Salud del Dr. Alejandro Collia convalida sin mayor examen. De tal suerte que el resultado coincide a un desfase financiero que impacta con crudeza sobre las ya de por sí alicaídas cuentas públicas.

Complementariamente, el Tesoro provincial acusa el impacto surgido de la negligencia de numerosos contratistas. Un piso del nosocomoio marplatense de referencia, por ejemplo, fue construído en porcelanato. Apenas comenzaron a rodar las camillas, el piso terminó hecho añicos. Otro ejemplo: nadie supervisó las obras de desagües de los baños de las salas. Al utilizarse éstos, el agua escurría hacia los pasillos, dando lugar a inundaciones. Los sistemas de calefacción también son declaradamente deficientes: cubriendo apenas la mitad del piso. La fachada del hospital también acusa una realidad de abandono: sólo está pintada su mitad más visible. El resto del complejo 'se cae a pedazos', cuentan los profesionales que aquí se desempeñan. 'Por afuera y por adentro', agregan. También escasean toallas para el personal sanitario, y el cupo de materiales asignados no alcanza para diez días. Después de eso, 'nos lavamos las manos, nos secamos con un trapo, nos volvemos a ensuciar. Con esa mano, vemos un paciente con una herida, la tocamos, y nos infectamos todos', relata el Dr. Loreti.

Loreti completa: 'La clave de todo es que no hay programa de salud pública. No hay un plan de coordinación entre los niveles municipales, provinciales y nacionales. No puede ser que una ciudad como Mar del Plata, con casi un millón de habitantes, no tenga un Hospital Municipal. En inconcebible que tenga sólo salitas'. En los planes del intendente electo Carlos Arroyo está la construcción de uno. En verdad, el jefe comunal saliente, Gustavo Pulti -sciolista-, anunció hacia el final de su mandato el proyecto para el Hospital Municipal, que se erigiría detrás del CEMA, un centro de diagnóstico pero no de internación.

En tanto Loreti refiere que las causales de los inconvenientes exceden a una gestión particular -lo cual podría tomarse por certero-, tampoco puede soslayarse que, pese a los varios años de fuerte crecimiento del Producto Bruto Interno, la salud pública en la Provincia de Buenos Aires se ha desmoronado. Sin lugar a dudas, el candidato Daniel Scioli comporta grandes cuotas de responsabilidad, tras haber encabezado el Ejecutivo provincial durante largos ocho años. De todas maneras, el Dr. Loreti no guarda esperanzas: 'Con Macri, no será mucho mejor. Basta ver cómo están los hospitales en la Ciudad de Buenos Aires. Bajó la inversión en la salud y hay servicios tercerizados'.

Al cierre, y más allá de disquisiciones electorales, el profesional consultado comparte una frase contundente -haciendo a un lado los eufemismos: 'Yo puedo tener mis ideas políticas y mis simpatías, pero cuando se me muere un paciente, los puteo a todos'.


* Foto: Daniel Scioli y el Dr. Alejandro Collia (Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires) | Crédito: sitio web AN Digital

 
Sobre Pablo Portaluppi

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital, reside en la ciudad de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Su correo electrónico: pabloportaluppi01@gmail.com. Todos los artículos del autor, agrupados en éste link.