INTERNACIONALES | URUGUAY: JORGE AZAR-GOMEZ

El mundo, unido contra el terrorismo

130 muertos, mas de 359 heridos, es , hasta el momento, el saldo del criminal atentado...

15 de Noviembre de 2015
130 muertos, mas de 359 heridos, es , hasta el momento, el saldo del criminal atentado ejecutado por terroristas internacionales en París.

Las víctimas no perecieron en batalla, ni manifestándose por causa alguna: perdieron la vida en el ejercicio de sus derechos como libres ciudadanos. De tal suerte que fallecieron trabajadores, estudiantes, amas de casa, niños que recién conocían la vida, mujeres embarazadas.

Militares en Torre EiffelPerdió la vida gente como nosotros, que solo deseaban que fuera respetado su derecho primario y más natural, esto es, el derecho a la vida.
 
Más allá de cualquier ideología y posición política, el terrorismo internacional tiene la capacidad para conducir a la humanidad al caos más inimaginable.
 
La conmoción es aún mayor, cuando grupos terroristas informan de su pretensión suicida de desatar en el mundo un plan de atentados, empleando armas bacteriológicas.
 
Ante esta alocada carrera de atentados sin control, llevados a cabo con una demencial y fría planificación, cabe preguntarse:
 
¿Quién se encuentra a salvo de este comportamiento demencial, tanto individual como grupal, si se utilizare armamento de destrucción masiva?
 
¿Qué régimen, qué doctrina, o qué sistema político podría permanecer al margen de escenarios como los que ahora se evalúan?
 
La lucha contra el cáncer del terrorismo global es compleja dado que sus elementos suelen mimetizarse en una sociedad, hasta llegado el momento de ejecutar su plan de acción.
 
Más difícil se vuelve esa lucha, cuando los terroristas cuentan con el apoyo logístico y la protección jurídica -ambos declarados- de Estados cómplices.
 
El resurgimiento del más brutal terrorismo internacional niega el sistema democrático, lo quiebra, con miras a neutralizar la vigencia de los derechos humanos, de la seguridad y de la libre circulación. Sin un compromiso absoluto de los gobiernos del mundo libre -que tenga por objeto aniquilar la amenaza terrorista- nada podrá lograrse. Esta cooperación deberá darse en el marco de convenios emanados de Naciones Unidas y también de la Organización de Estados Americanos (OEA), como en el plano bilateral.
 
La República Oriental del Uruguay, por ejemplo, que supo experimentar tempranamente los efectos del terrorismo, debe adoptar una firme actitud en la Asamblea General de la ONU, peticionando por el más firme cumplimiento de la totalidad de las resoluciones y recomendaciones emanadas de ese organismo, a nivel de comisiones que tratan el terrorismo internacional y en las cuales el gobierno uruguayo ha observado una activa participación.
 
Montevideo deberá reclamar ante la Secretaría General de Naciones Unidas que ésta comunique información periódica a la Asamblea General y a sus miembros, al respecto de cómo cada nación atiende las resoluciones del Consejo de Seguridad -y otros organismos- vinculadas al combate de los terroristas.
 
Tanto el Uruguay como otros países de Occidente deberán proponer el establecimiento -siempre al nivel de Naciones Unidas0 de un sistema mundial de intercambio de información y de una red de recopilación y transmisión de datos, a los efectos de tornar más eficiente el combate contra el terrorismo global.
 
La totalidad de las manifestaciones del terrorismo representan, sin lugar a dudas, crímenes contra la humanidad. Comporta, el terrorismo, el formato más brutal de la anulación de los derechos humanos. Las naciones jamás deberán ser cómplices silentes de semejante actividad, acaso la más aberrante que se registra en el mundo.

 
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