INTERNACIONALES: DR. JAMES JAY CARAFANO

Putin no es un niño; Obama debe dejar de tratarlo como tal

En ocasión de la conferencia de prensa del pasado viernes...

12 de Octubre de 2015
En ocasión de la conferencia de prensa del pasado viernes, el presidente estadounidense Barack Obama calificó la incursión de Vladimir Putin en Siria como 'un acto de debilidad'. Tal es su respuesta, ante cada oportunidad en que Putin se porta mal.
 
A la Casa Blanca le gusta retratar al Kremlin como un sitio lleno de niños petulantes que no comprenden aquello que es más conveniente a sus intereses y que, algún día, arruinarán su comportamiento. Una mezcla de condescendencia y paciencia podría ser apropiada para tratar con niños pequeños. Pero, en un mundo peligroso, esto equivale a una displicente receta para el desastre.
 
Barack Obama ve la aventura militar de Putin como un cenagal en el que el Kremlin se empantanará en el futuro. Al final -entiende el mandatario americano-, Moscú perderá mucho más de lo que gane, y se encontrará aislado y censurado por la comunidad internacional. Esto, concluye Obama, dejará a Putin más débil que cuando comenzó.
 
Pero hay un problema con la línea de pensamiento del presidente de los Estados Unidos. Bueno; en realidad, hay varios.
 
En primer lugar, no hay razón para creer que solo por involucrarse en una guerra de alta temperatura en Siria sea una mala idea, Putin no lo hará con determinación. Después de todo, esto es exactamente lo que el hombre fuerte de Rusia ha hecho en Ucrania. Por aquel entonces, Obama declaró que aquello era un error, y que Putin pagaría un precio. Y Putin lo hizo. Occidente sumió a Rusia en un mar de sanciones.
 
El problema es que Putin no se ha detenido; él aún está involucrado en Ucrania. Y haciendo líos en Georgia. De hecho, gran parte de las naciones de la Europa Central están vigilando a Rusia con cautela.
 
En segundo término, las potencias determinadas a 'actuar sobre la base de su propia debilidad' pueden avanzar a paso peligroso y destructivo, si no se las disuade de hacerlo.
 
Y eso es lo que sucedió el 7 de diciembre de 1941. Japón atacó Pearl Harbor, sobre la base de su debilidad. Se trató de una maniobra estúpida y arriesgada que eventualmente condenó al cadalso a la fortuna de las potencias del Eje. Pero ello no representó mayor confort para los 2.403 que perecieron en el ataque, ni para los millones que debieron marchar a la guerra para poner las cosas en su sitio.
 
En ocasiones, podría parecer sensato dar espacio a determinados actores para que 'aprendan su lección'. Pero es abiertamente irresponsable permitir que potencias peligrosas se desplacen desaprensivamente en escenarios peligrosos, mientras se replica solo con la garantía de que todo terminará bien al final.
 
En efecto, Vladimir Putin está usando a Siria como distracción para que Europa y los Estados Unidos eviten contrarrestar las travesuras de Moscú en Ucrania. Bajo el cálculo del Kremlin, el mejor modo de complementar un mal comportamiento es... seguir portándose mal.
 
La Casa Blanca, desde luego, no puede evitar que Moscú y Teherán respalden al hombre no tan fuerte Basher al-Assad, si es esto lo que se proponen. De hecho, Obama los ha alentado efectivamente a hacerlo, tras negociar un levantamiento de sanciones calculado en US$ 150 mil millones para Irán -dinero que Teherán puede emplear para financiar el esfuerzo de participación en territorio sirio.
 
Y, enfrentémoslo: la guerra civil siria se pondrá peor. Estados Unidos carece de intereses vitales que lo empujen a resolver el problema. Como tampoco comporta mayor sentido combatir contra Moscú y Teherán por Damasco.
 
Dicho ésto, ignorar este desastre podría ser equivoado. Y sería erróneo condonar la irresponsable apuesta militar de Putin para sostener a al-Assad, quien es uno de los genocidas más renombrados del siglo XXI.
 
En lugar de ello, la Casa Blanca debería tomar medidas razonables para impedir que la región de vuelva un sitio peor: respaldar a los aliados en las líneas del frente, trabajar con los europeos para impedir que crezca el flujo de refugiados, derrotar a ISIS, y marginar la influencia rusa e iraní en la región.
 
El presidente tiene una larga lista de cosas por terminar en el Medio Oriente y en Europa. Pero esta lista emana como resultado de su fallida política exterior, que ha terminado por fortalecer a las personas equivocadas, mientras EE.UU. no deja de ofender a sus propios aliados.
 
A Barack Obama le queda poco más de un año para reparar sus errores. Y necesita empezar ahora mismo.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/10/09/putin-is-not-a-child-obama-should-stop-treating-him-like-one/

 
Publicado originalmente en Fox News (Estados Unidos)
Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.