ECONOMIA INTERNACIONAL: MANUEL HINDS

Locomotoras y vagones de cola en la economía mundial

El escenario económico internacional se está complicando y, en particular, en los llamados países emergentes...

21 de Agosto de 2015
El escenario económico internacional se está complicando y, en particular, en los llamados países emergentes y América Latina. El conjunto de eventos que están teniendo lugar sobreviene como resultado de la crisis de 2008, y de los ajustes implementados en naciones que fueran los motores de la economía mundial en los años 2000, hasta el presente.
 
Es un error común el creer que los motores de la economía mundial son aquellas naciones que producen y exportan más. Por ello, muchos entienden que el motor de la economía global es, por estas horas, China. Algunos hasta han llegado a estimar que los protagonistas eran los países exportadores de materias primas, porque crecían a tasas importantes. Pero lo cierto es que los propulsores del escenario son aquellos que importan más de lo que exportan. Al comprar más que lo que venden, dejan en los mercados internacionales un vacío, que es el que crea la oportunidad para que otros países produzcan y comercien más. Tal es el efecto de la economía-motor.
 
En los años previos a la crisis del 2008, los grandes impulsores eran los Estados Unidos, Italia, España, Irlanda y Grecia, conforme gastaban más de lo que producían y compraban la diferencia en el mercado internacional -generando demanda para Alemania, China, Japón y otros que exhibían superávit. El déficit más notorio era el de EE.UU., que representaba el 43 por ciento del déficit global mundial. Obsérvese que, a excepción de Estados Unidos, el conjunto de aquellos motores registraron grandes problemas de deuda en 2008, lo cual era lógico, conforme se endeudaban para poder comprar más de lo que producían. Paralelismo: obraban como personas gastando con su tarjeta de crédito, que se convertían en motores para el resto.
 
Aquellas naciones gastaban tanto que, al sumarse la totalidad de los déficits, el déficit total global se incrementó de US$ 575 mil millones de dólares en 2001 a 1.6 billones en 2008. Es decir que los manirrotos triplicaron la demanda en los mercados internacionales, creando una cadena que se conducía bajo este formato. EE.UU., Italia, España, Irlanda y Grecia compraban en el mercado internacional, y a estos países, Alemania, China y Japón les vendían insumos industriales, y Arabia Saudita, petróleo -junto a Rusia y otros. Pero Alemania, China y Japón demandaban materias primas (productos primarios o commodities) que, a su vez, adquirían en América Latina y otras naciones emergentes, creando un boom en los precios de dichos productos. Estos últimos países se autoasignaron la etiqueta de motores cuando, en rigor, hacían de vagones de cola en este tren.
 
Por la crisis de 2008, la totalidad de los países que habían usado sus tarjetas desaprensivamente, debieron restringirse, a criterio de contener el crecimiento de sus deudas -muchos lo lograron. Hacia 2014, la suma de sus déficits habían caído a cerca de un billón de dólares, esto es, una gigantesca caída del 38 por ciento. Esto significa que la economía de la República Popular China -en extremo dependiente de sus exportaciones- debía acusar un grave golpe; al exportar menos, se veía obligada a importar menos cantidad de materias primas, con lo que los precios de estos materiales estaban llamados a precipitarse: las naciones de la América Latina debían, pues, exportar menos. Es decir que el golpe llegó hasta el vagón de cola, con algunos retrasos. Al desmoronarse el precio unitario de los productos que exportan, los flujos de capital (el dinero que ingresaba a América Latina, en momentos en que los analistas confundían al vagón de cola con la locomotora), se han revertido. Ahora, el dinero está egresando del Brasil, del Perú, de la Argentina, de Colombia, provocando devaluaciones en sus monedas; todo lo cual incentivan aún más la fuga de capitales.
 
Por todas estas razones, que se inician con que Estados Unidos poniéndose en regla, puesto que ha dejado de abusar de su tarjeta de crédito, cabe esperar que China truene, y que Latinoamérica haga lo propio, en poco tiempo. El lector deberá notificarse de cómo una cosa lleva a la otra en la economía internacional, y de cómo el hecho de que Estados Unidos, España, Grecia, Irlanda, Italia y otros, que se comportaron con desaprensión pero luego ordenaron sus cuentas, ha significado la caída de China y la América Latina.

 
Publicado originalmente en Diario Hoy (El Salvador)
Sobre Manuel Hinds

Economista y consultor económico, Hinds se desempeñó como Ministro de Hacienda de El Salvador entre 1994 y 1999. Se le considera el padre de la dolarización, tras haber propuesto la idea en su país. Es autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (publicado por Yale University Press en 2006) y co-autor con Benn Steil de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009). Hinds también es columnista de El Diario de Hoy de El Salvador. En 2010, obtuvo el Premio Hayek del Manhattan Institute.