España: el agosto de las 'cacicadas'
Cada agosto, cuando los españoles cambiamos las multitudes de las ciudades por las multitudes de playas y montañas...
Cada agosto, cuando los españoles cambiamos las multitudes de las ciudades por las multitudes de playas y montañas, surgen, en el panorama informativo, las llamadas 'serpientes de verano', que son esas noticias de poca monta que los periodistas siguen casi para rellenar, por la escasez de noticias de más calado debido al parón estival.
Pero, este agosto, se ha abierto con una ráfaga de noticias que llevan a reflexionar acerca de la tolerancia a lo intolerable de nuestra sociedad. La primera, la cacicada de Mariano Rajoy al nombrar al ex ministro Wert representante de España en la OCDE. La segunda, la cacicada del PSOE de destituir a Antonio Miguel Carmona aludiendo a los resultados electorales. La tercera cacicada, la de la alcaldesa Manuela Carmena que ha destituido a José María Alvarez del Manzano para poner al marido de la sobrina al frente de IFEMA (Institución Ferial de Madrid).
Y, por último, la cacicada máxima: el régimen de Nicolás Maduro ha impedido que Maria Corina Machado se presente como candidata de la oposición a las elecciones venezolanas. La diferencia entre las noticias es que la de Venezuela pasará desapercibida.
La democracia, de nuevo
La pasada semana, un grupo de columnistas mantuvimos un sano debate en torno a la democracia a raíz de la llamada 'democracia participativa' de Podemos y su fracaso. Esta mañana, un periodista en una tertulia política de máxima audiencia afirmaba que la democracia venezolana es perfectamente legítima y al resto de contertulios le costaba un verdadero esfuerzo puntualizar que aunque en Venezuela se vota, no se respetan las libertades. Ni una palabra de políticos de la oposición encarcelados, de la labor de Lilian Tintori y de las declaraciones de ex presidentes y organizaciones internacionales. Ni una denuncia seria, más allá de simples matices.
En esa misma tertulia, imagino que no habrá debate acerca de lo que acaba de pasar. Seguirán escandalizándose ante la falta de suministros, las fotografías que son tan obscenas, que no nos dejan seguir negando lo evidente. Pero, como pasa con los pusilánimes, invasores de nuestros medios, no se aprovechará esta oportunidad para extraer una lección que mejore las instituciones o, siquiera, que nos hagan pensar.
Porque Maduro, cacique mayor de Venezuela, elegido en unas votaciones donde la ciudadanía no elige en libertad sino amedrantada por el poder despótico del sucesor del también dictador Hugo Chávez, decidió quitarle la credencial de diputada a María Corina Machado cuando ella acudió a la Organización de Estados Americanos a explicar la represión que se estaba viviendo en el año 2014. A su regreso, la acusaron de liderar un complot para asesinar al presidente Maduro. Toda una represalia y una exhibición de poder al más puro estilo de un tirano.
Maria Corina, que ya fue golpeada, retenida, y maltratada, y ha mostrado sobrado valor, decidió a pesar de todo presentarse hoy para firmar su candidatura.
Afortunadamente, la sucesora de María Corina Machado es una mujer de extraordinaria valía. Se trata de Isabel Pereira, socióloga, académica y Coordinadora de Políticas Públicas de CEDICE-Libertad.
Nadie dirá nada. No pasará nada. Seguiremos defendiendo que Maduro es un presidente electo y que la culpa es de los venezolanos que siguen votando al mismo. Como en Grecia. Eso sí, en Grecia no se encarcela durante años a los políticos de la oposición, como aLeopoldo López, entre otros.
La tolerancia por desidia
Lo que me preocupa es que la gente, allí y aquí, está enferma de desidia, de aburrimiento político, de cansancio de oír en las noticias las mismas barbaridades: otro asalto a la libertad, otro mal uso de la democracia, otra designación a dedo en suelo patrio, otro “quítate-tú-que-me-pongo-yo”. Cacicada tras cacicada, nos apuntamos al cotilleo en Twitter, logramos hacer de ello un “trending topic” nacional y ya está, nos quedamos tranquilos porque hemos hecho ruido. Eso sí, con pocas nueces.
Y así, poco a poco, los políticos, que actúan guiados por incentivos como todos los seres humanos, hacen lo que pueden. De manera, que si Carmona es destituido es porque Sara Hernando puede hacerlo sin preguntar. Si Carmena coloca a Cueto en IFEMA es porque puede hacerlo sin más. Si Rajoy nombra a Wert para que se vaya a París con su nueva esposa es porque puede, porque tiene esas atribuciones y a ningún político le merece la pena cambiar esa situación. Todos van a perpetuar este régimen democrático con cacicadas legales ocasionales. Y por lo mismo, Maduro impide que los opositores hablen porque puede; porque nadie le va a hacer frente. Sí lo harán los opositores que puedan, las mujeres de los encarcelados, mientras les dejen.
Eso sí, en Occidente, respecto a Venezuela, ni ruido ni nueces.