Furioso con Netanyahu, Obama podría dejar de defender a Israel en la ONU
El pasado jueves, funcionarios de la Administración Obama...
El pasado jueves, funcionarios de la Administración Obama informaron que el presidente estadounidense estaba evaluado llevar a cambio un cambio fundamental en la política exterior del país. En lugar de recurrir a su poder de veto para obstaculizar las presiones del Consejo Nacional de Seguridad de Naciones Unidas contra Israel (en lo relacionado con las negociaciones con Palestina), se informa que la Administración está considerando respaldar ese esfuerzo -contra Tel Aviv.
Es difícil analizar los serios alcances de semejante modificación en la política exterior americana. Durante décadas, Estados Unidos ha empleado su veto en el Consejo de Seguridad para defender a Tel Aviv ante las presiones del cuerpo mundial, que históricamente se ha mostrado sesgado en perjuicio del Estado de Israel.
Conforme lo afirmara la embajadora de EE.UU. ante Naciones Unidas, Samantha Power, pocas semanas atrás: 'Es amargamente injusto que las Naciones Unidas, una institución fundada sobre la idea de que todas las naciones deberían ser tratadas de la misma manera, sea usada periódicamente y con cinismo por Estados-miembros para tratar a Israel de forma diferente. Estos ataques contra la legitimidad de Israel están sesgados. Son desagradables. Y los Estados Unidos de América no descansarán hasta que cesen'.
En efecto, y de acuerdo con los registros de Naciones Unidas, EE.UU. ha utilizado su veto en el Consejo de Seguridad un total de 79 veces. 42 de estos vetos fueron interpuestos para obstaculizar resoluciones de carácter sesgado contra Israel o dañinas para el proceso de paz palestino-israelí. De hecho, el veto estadounidense más reciente se dio en 2011, cuando la Administración Obama bloqueó una resolución que condenaba los asentamientos israelíes.
En definitiva, casi la mitad de las ocasiones en que EE.UU. empleó su veto, fue para proceder en la defensa de Israel. Ahora, en respuesta a la victoria del primer ministro Benjamín Netanyahu de la pasada semana en los comicios israelíes, y en respuesta a sus comentarios sobre una solución de dos Estados, la Administración Obama busca revertir la histórica posición estadounidense frente a Tel Aviv. El New York Times informa:
Varios funcionarios de la Administración señalan que la Administración Obama podría ahora acordar aprobar una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que corporiza principios relativos a una solución de dos Estados, basada en las fronteras previas a 1967 entre Israel, la Franja de Gaza y la Ribera Occidental, y en los intercambios mutuamente convenidos.
La presente descripción es bastante similar a la sustancia de una resolución del Consejo de Seguridad de diciembre de 2014, presentada por Jordania. Estados Unidos votó contra la resolución pero técnicamente no la vetó, porque no se registraron los votos suficientes para la aprobación. A la hora de explicar este voto, la embajadora Power expresó: 'Lamentablemente, en lugar de obsequiar voz a las aspiraciones tanto de palestinos e israelíes, este texto refiere a las expresiones originadas en solo una de las partes. Esto se muestra profundamente alejado del equilibrio, y contiene numerosos elementos que no son conducentes para una negociación entre las partes, incluyendo metas poco constructivas que no toman en consideración las legítimas preocupaciones de seguridad de Israel'.
Esta fue la correcta descripción del texto. Ahora, y sin embargo, la Administración Obama se muestra tan molesta con Netanyahu -de quien sin lugar a dudas esperó saliese derrotado en las elecciones del pasado martes-, que se muestra dispuesta a considerar la poco equilibrada y sesgada aproximación que condenó en Naciones Unidas apenas tres meses atrás.
Netanyahu aclararía más tarde que deseaba una solución binacional, pero que creía que ésta 'no era factible' hoy día, porque los terroristas podrían ocupar cualquier territorio del que Israel se retirara, y los palestinos no se mostrarían predispuestos a comprometerse en temas clave, como ser la aceptación de Israel como un Estado judío. Amén de esta evaluación realista, la Administración Obama se mostró dispuesta a presionar a Israel en el Consejo de Seguridad.
El presidente estadounidense debió haber retrocedido un paso, para recordar sus propias palabras de 2011: 'A la postre, queda en manos de israelíes y palestinos pasar a la acción. Ningún tipo de paz podrá imponérseles -no por los Estados Unidos, ni por nadie más'.
Durante décadas, EE.UU. ha respaldado y facilitado aquellos esfuerzos tendientes a resolver el tema palestino-israelí a través de acuerdos de paz negociada, conocidos como Resolución 242 del Consejo de Seguridad y como Hoja de Ruta para la Paz (patrocinada por Naciones Unidas). Estos y otros documentos sintetizan los parámetros para una resolución pacífica de la situación. Numerosos gobiernos en Israel han ofrecido concesiones con miras a la consecución de paz, solo para ser rechazados por los palestinos -y regresándose a la violencia. En efecto, la intransigencia palestina ha derivado en una presión recurrente sobre el Estado de Israel.
Tristemente, las recientes expresiones compartidas por funcionarios de la Administración Obama y que implícitamente depositan la culpa en Israel tras el fallo en las negociaciones, reflejan precisamente el sesgo condenado oportunamente por la embajadora Power.
En lugar de amenazar con que Estados Unidos podría 'reevaluar' ciertos aspectos de su relación con Israel, Obama debería endilgar culpas solo cuando corresponde, y exigir que la Autoridad Palestina ponga término a su campaña de incitación contra Tel Aviv, se comprometa completamente a combatir al terrorismo, abandone su esfuerzo diplomático para ganar acompañamiento unilateral en Naciones Unidas, y regrese a las negociaciones directas con Israel.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/03/20/angry-at-netanyahu-obama-administration-may-stop-defending-israel-at-un-why-they-shouldnt/
Analista senior en el Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage. Ha desarrollado numerosos trabajos sobre asuntos relativos al Medio Oriente y sobre terrorismo internacional desde 1978. Es columnista en medios televisivos norteamericanos y ha testificado en comités del congreso estadounidense en relación a temáticas de seguridad internacional.