POLITICA: DR. ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO

Chevron y los 'pibes para la liberación'

Durante diez años, creí que los aullantes autotitulados 'pibes para la liberación' -los mismos que amenazan

16 de Noviembre de 2014
'La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos, que consentimos ser inferiores'  

(William Shakespeare)

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Durante diez años, creí que los aullantes autotitulados 'pibes para la liberación'  -los mismos que amenazan con quilombo si la tocan a Cristina- estaban movidos por la fe ciega en el 'modelo' que con tanta pericia instauró don Néstor (q.e.p.d.) en la Argentina. Ese sistema de acumulación política y económica, por cierto muy poco virtuoso, fue enterrado en el mausoleo que Lázaro Báez construyó para su amigo en Rio Gallegos.

Fueron las enormes modificaciones introducidas por la noble viuda, guiada en la oscuridad de su tosquedad intelectual por el groucho-marxista Alex Kiciloff, las que hoy me hacen dudar de la buena fe de esos mismos jóvenes que, con tanto ahínco, pueblan los patios de la Casa Rosada cada vez que la Presidente los convoca para arengarlos. Porque, convengamos, aplaudir una cosa con fervor y, al día siguiente, exactamente la contraria sólo puede ser una conducta atribuible a la ignorancia más supina o a la compra de la voluntad; quien así actúa sólo puede ser un burro o recibe algún pago por hacerlo.

La pública difusión de algunas de las cláusulas secretas que Miguel Gallucio firmó en favor de Chevron hubieran debido revolver el estómago de esos pibes que tanto gritaron contra las corporaciones; y las similares enormidades que contiene la nueva Ley de Hidrocarburos -amén de permitir nuevos y fantásticos negocios a Báez y Cristóbal López con sus concesiones en Santa Cruz- van en sentido absolutamente opuesto a todas aquellas consignas que se difundieron contra la presencia de Repsol en YPF.

En aquella oportunidad, los pibes aulladores obviaron recordar que, sin el esforzado lobby que realizó don Néstor entre los gobernadores de las provincias involucradas, Menem no hubiera podido vender la petrolera nacional a los españoles; claro que también ignoraron que la retribución a tanto trabajo significó para el muerto hacerse de los fondos provinciales que luego fugó al exterior en cuentas a su nombre personal.

Tuvieron varias indigestiones más, cuando el Gobierno pasó de no reprimir la protesta social al duro castigo a los Qom y a las manifestaciones de trabajadores, o cuando se olvidaron los derechos humanos para festejar los "sueños compartidos", o cuando se entronizó al Gral. Milani mientras se encarcelaba a militares por los mismos hechos que se imputan a aquél, o cuando se les exigió aplaudir a alguien tan democrático y progresista como Gildo Insfrán, Gobernador feudal de Formosa.

Lo mismo sucedió estos días con el proyecto de autorizar a las telefónicas a brindar servicios de triple-play en la Argentina, algo que la Ley de Medios Audiovisuales les había prohibido para evitar, se dijo, la presencia de monopolios en la actividad; el proyecto actualmente en danza en el Congreso no sólo las autoriza sino que obliga a los propietarios actuales de los tendidos de cable a darles transporte gratuito en los mismos; cuando este nuevo disparate sea transformado en ley, en función de las acuciantes necesidades de dólares del Gobierno, seguramente motivará un nuevo acto en la Casa Rosada en el que los pibes renovarán sus votos de fe kirchnerista, aún cuando ahora deban aplaudir lo contrario.

Telefónica y Telecom son los dos gigantes de la telefonía en la Argentina, o sea, prestadoras de un servicio público monopólico en el país porque, además, son ya casi la misma empresa, ya que los italianos compraron gran parte de su negocio a los españoles. La Ley de Medios prohíbe taxativamente que quienes sean prestadores extranjeros de servicios públicos sean, a la vez, titulares de medios de comunicación, por ejemplo, Telefé. Obviamente, cuando esa ley fue sancionada, los pibes aulladores la vieron únicamente como un arma letal del "relato" oficial contra su recientemente adquirido archienemigo, el grupo Clarín. Pero ahora, un ex pibe, el titular de la AFSCA, el travesti don Martín Sabbatella, que por lo visto no lee noticias internacionales, niega que se trate de una empresa extranjera y autorizará mañana a Telefónica a conservar ese canal de televisión, tan favorable en sus posiciones al Gobierno; está demás decir que los pibes volverán a aplaudir esa flagrante contradicción.

Pero volvamos al caso de Chevron y, en general, al de todas las empresas que quieran participar del futuro negocio de Vaca Muerta. Recordemos entonces que, contemporáneamente, los traspiés procesales sufridos ante los tribunales estadounidenses -aquí corporizados en el Juez Griesa- habían motivado un enorme esfuerzo propagandístico para identificar a los fondos triunfadores en la contienda judicial, y a quienes sensatamente defendían la necesidad de acatar la sentencia confirmada, con la temida antipatria. Así llegamos al ahora complicado slogan: ¡Patria o buitres!

La nueva Ley de Hidrocarburos -como antes el acuerdo con Chevron- establece la jurisdicción extranjera para los contratos de concesión petrolera, amén de garantizar a las empresas la libre transferencia de sus ganancias al exterior -prohibidas a todos los demás- y de gran parte del crudo que obtengan. O sea, si la Argentina tuviera un problema con un concesionario, deberá litigar ante tribunales extranjeros; si entonces la sentencia final fuera contraria a los deseos del Gobierno, ¿reflotará éste el slogan hoy archivado?

Porque los pobres pibes ya están mirando, aterrorizados, el enorme sandwich de sapos que deberán comerse a partir de enero, cuando el Gobierno negocie con los holdouts y ofrezca a éstos bastante más que lo que aceptaron los holdins en 2005 y 2010, algo prohibido por la reciente Ley de Pago Soberano, otro estruendoso y muy aplaudido fracaso del groucho-marxista.

Claro que la necesidad tiene cara de hereje. Y hoy la herejía sería que los famosos buitres difundieran todo lo que ya saben sobre los fondos robados en el país por los Kirchner, sus testaferros, sus amigos, sus cómplices, y los empresarios que se prestaron a pagarles para obtener contratos e inflaron brutalmente sus precios para solventar esas coimas. Confío en que Jorge Lanata, amenazado por Báez por difamación, consiga en Estados Unidos evitar que los buitres desistan de difundir esos conocimientos una vez que logren su único objetivo: cobrar a la Argentina.

Terminaré esta nota con una dolorosa confesión: como los restantes convocantes, fracasé estrepitosamente el jueves, cuando muy poca gente salió a la calle a protestar contra tantos abusos, contra tanta corrupción, contra tanta tiranía. Reconozco que las marchas cívicas parecen ya carecer de sentido para la sociedad, que ésta sólo saldrá en el futuro cuando, como decía el primer Perón, lo haga para hacer tronar el escarmiento. Los presidenciables, por su parte, no están dispuestos a encabezar la resistencia, aún cuando su falta de protagonismo real -más allá de las fotos- pueda permitir la perpetuación de este régimen de la mano de Scioli,  si éste obtuviera el 40% de los votos en primera vuelta y ninguno de sus múltiples competidores alcanzara el 30%.

Mis efusivas felicitaciones a Timerman y Kiciloff, y a Alicia Kirchner y a Agustín Rossi, quienes obtuvieron el primero y el segundo premio, respectivamente, en el sorteo de los alucinantes y carísimos pasajes aéreos que, solventados con los fondos de los jubilados y de los inundados, les permitieron llegar a Río Gallegos y a Australia.

 
Sobre Enrique Guillermo Avogadro

Abogado. Columnista de temas políticos de Argentina, y colaborador en otros medios nacionales. Sus artículos completos pueden repasarse en el blog del autor, o en el enlace http://www.elojodigital.com/categoria/tags/enrique-guillermo-avogadro.