La Argentina y los holdouts
La presidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner, calificó en su momento de extorsión...
14 de Julio de 2014
La presidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner, calificó en su momento de extorsión el pedido que hiciera un grupo de acreedores —y que el juez Thomas Griesa de Nueva York les concedió— para impedir que su gobierno efectuara un pago de intereses a los bonistas que años atrás aceptaron una reestructuración de la deuda argentina, si no les pagaba simultáneamente a ellos. El uso del término resulta curioso porque, de la misma manera podría calificarse a aquella reestructuración que forzó a los bonistas a renunciar a dos terceras partes o más de lo que el gobierno argentino les adeudaba —y les había dejado de pagar—, bajo amenaza de no percibir ni un centavo de capital o intereses. El 93% de los bonistas se tomó esa sopa. El resto —los llamados holdouts— prefirió reclamar en los tribunales estadounidenses que se les abonase el íntegro de lo que se les debía.
Existen varias preguntas interesantes alrededor de este caso. Primero, ¿por qué tenían que ir los holdouts a un tribunal estadounidense? Porque los contratos de emisión de los bonos en cuestión, como muchos de los contratos de endeudamiento que involucran cientos o miles de millones de dólares, se pactan al amparo de las leyes del estado de Nueva York, que ofrecen ciertas protecciones a los acreedores. Una de ellas es, precisamente, que el juez puede ordenar que no se efectúe ningún pago en contravención de la cláusula pari passu. Ningún banco o agente encargado de distribuir el dinero a los bonistas se atrevería a desafiar esa orden.
Segunda pregunta: ¿qué es y por qué existe esa cláusula? Las emisiones de bonos y los préstamos sindicados, en los que varios inversionistas y bancos, respectivamente, se juntan para prestarle a una empresa o a un gobierno en términos y condiciones comunes, obligan al prestatario a pagarles a todos por igual. Si llegada una fecha de pago no le alcanza la plata, tiene que repartirla proporcionalmente entre todos. De lo contrario, un deudor podría pagar selectivamente a unos acreedores (suficientes quizás para evitar que le ejecuten sus garantías) y dejar al resto en el aire.
Existen varias preguntas interesantes alrededor de este caso. Primero, ¿por qué tenían que ir los holdouts a un tribunal estadounidense? Porque los contratos de emisión de los bonos en cuestión, como muchos de los contratos de endeudamiento que involucran cientos o miles de millones de dólares, se pactan al amparo de las leyes del estado de Nueva York, que ofrecen ciertas protecciones a los acreedores. Una de ellas es, precisamente, que el juez puede ordenar que no se efectúe ningún pago en contravención de la cláusula pari passu. Ningún banco o agente encargado de distribuir el dinero a los bonistas se atrevería a desafiar esa orden.
Segunda pregunta: ¿qué es y por qué existe esa cláusula? Las emisiones de bonos y los préstamos sindicados, en los que varios inversionistas y bancos, respectivamente, se juntan para prestarle a una empresa o a un gobierno en términos y condiciones comunes, obligan al prestatario a pagarles a todos por igual. Si llegada una fecha de pago no le alcanza la plata, tiene que repartirla proporcionalmente entre todos. De lo contrario, un deudor podría pagar selectivamente a unos acreedores (suficientes quizás para evitar que le ejecuten sus garantías) y dejar al resto en el aire.
Tercera pregunta: ¿no perdieron sus derechos los holdouts al no aceptar la reestructuración? Los contratos de emisión de bonos, como los de préstamos sindicados, requieren una mayoría simple de acreedores para modificar ciertos acuerdos con el prestatario y una mayoría calificada para otros. Pero una reducción de la tasa de interés o del saldo adeudado requiere unanimidad. Cualquier otra regla se prestaría a que el deudor se coluda con algunos acreedores para imponerles a los demás ciertas condiciones que de otra manera no habrían aceptado. Lo que el juez Griesa ha dicho, en efecto, es que una reestructuración aceptada por el 93% de los bonistas no puede obligar al remanente 7%.
Cuarta pregunta y última que el espacio permite: ¿tienen derecho los holdouts a reclamar la totalidad de lo que les debe? Por supuesto que sí. Cuando compraron los bonos, le dieron su plata al gobierno argentino a partir de una promesa de pago. Tienen derecho a exigir que esa promesa se cumpla aunque otros bonistas piensen diferente. Aún si adquirieron los bonos en el mercado secundario —y a un precio descontado, dado el incumplimiento en que había caído el deudor—, el compromiso de pago continúa vigente. El descuento en el precio refleja, simplemente, una mayor dificultad de cobranza.
Cuarta pregunta y última que el espacio permite: ¿tienen derecho los holdouts a reclamar la totalidad de lo que les debe? Por supuesto que sí. Cuando compraron los bonos, le dieron su plata al gobierno argentino a partir de una promesa de pago. Tienen derecho a exigir que esa promesa se cumpla aunque otros bonistas piensen diferente. Aún si adquirieron los bonos en el mercado secundario —y a un precio descontado, dado el incumplimiento en que había caído el deudor—, el compromiso de pago continúa vigente. El descuento en el precio refleja, simplemente, una mayor dificultad de cobranza.
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@ElCatoEnCorto
Sobre Iván Alonso
Estudió Filosofía en la Universidad Católica del Perú y obtuvo su Ph.D. en economía en UCLA (Universidad de California, Los Angeles) en 1992. Es profesor de microeconomía aplicada en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y anteriormente fue profesor de microeconomía en la Universidad del Pacífico. Miembro de Mont Pelerin Society.