ESTADOS UNIDOS: DR. JAMES JAY CARAFANO

EE.UU.: comprometerse con Irán no es la respuesta

Hace poco, el Secretario de Estado americano John Kerry dejó flotar una confusa idea: a criterio de obstaculizar a ISIS...

30 de Junio de 2014

Hace poco, el Secretario de Estado americano John Kerry dejó flotar una confusa idea: a criterio de obstaculizar a ISIS, el Estado Islámico de Siria e Irak -organización terrorista que ha tomado control de más de un tercio del territorio iraquí-, Estados Unidos podría ingresar en un acuerdo cooperativo con los mulás de la República Islámica de Irán.

En efecto, la Administración estadounidense aún se aferra a la noción de que puede defender los intereses del país cerrando un acuerdo con Teherán. No sorprende, entonces, que EE.UU. esté perdiendo en todos los frentes de la política exterior.

Es cierto: los Estados Unidos de América e Irán exhiben un interés mutuo en Irak, casi como un ladrón y un cliente tienen intereses comunes en un banco. Perder de vista la diferencia en materia de resultados deseables explica el problema de fondo de la política exterior del presidente estadounidense.

La Doctrina Obama asigna gran importancia a la negociación con rivales, con la meta de morigerar los conflictos. Nada de malo hay en negociar. Churchill, Roosevelt y Stalin se reunieron en Teherán en 1943 y forjaron un plan para ganar la Kerry y ObamaSegunda Guerra Mundial. A pesar de sus muchas diferencias, compartían un objetivo común.

Pero no todas las negociaciones dan lugar al éxito. En 1973, EE.UU. negoció los Acuerdos de París. Fracasó miserablemente. El único objetivo que estadounidenses y vietnamitas compartían era sacar a Estados Unidos de la guerra. Los negociadores estadounidenses creían que negociaban para lograr una 'paz con honor'. La delegación de Hanoi sabía que negociaba como preludio a su invasión del Sur, en 1975.

Los esfuerzos de negociación del presidente Barack Obama tanto en Afganistán como en Irak se parecen mucho al París de 1973. Obama busca un modo de evadirse de más enredos en el exterior; muchos villanos están felices de verlo tener éxito.

Para Obama, el acuerdo en sí mismo -más que la calidad de la negociación- parece importar mucho más. Y ahí reside el problema. El acuerdo que el presidente estadounidense ha promocionado para Irak y Afganistán ha dejado un vacío de seguridad, o el potencial para una inestabilidad futura que ya podría estar cercana a ser aprovechada. Al tratarse de estrategias de salida, Obama ha enfocado lo más importante en la 'salida', antes que en la estrategia.

Por cierto, complementariamente a considerar la ayuda de Irán, el Secretario Kerry también busca bombardear a los insurgentes en Irak.

A pesar de su Premio Nobel, el presidente estadounidense no tiene reparos en hacer uso de la fuerza. Las tropas estadounidenses en Afganistán han registrado más bajas durante los seis años de Obama, que las contabilizadas durante la presidencia de George Bush. Obama también ha ordenado más guerras clandestinas en más teatros de operaciones, con un número mucho mayor de ataques con aviones no tripulados (drones). Se abrió paso a fuerza de bombardeos en Libia, y propuso bombardear Siria.

Pero Obama recurre a la fuerza, con una diferencia. En cada escenario, se remite a un enfoque minimalista, ordenando el empleo de la menor cantidad de fuerza militar posible para salirse con la suya, luego exagerando cada operación con anuncios grandilocuentes frente a los resultados, ganando la libertad para Libia, y 'forzando' a Siria a acercarse a la mesa de negociaciones.

Otros presidentes americanos se han mostrado reacios al uso de la fuerza militar. Tanto Eisenhower como Reagan mostraban una alta consideración por las fuerzas armadas, pero las utilizaron menos que la mayoría de los presidentes modernos. Obama ni siquiera ha estado cerca de mostrarse exitoso. Ninguna de sus aventuras militares salió bien, ni mucho menos fueron decisivas.

Hay épocas para resistirse al uso del poderío militar. Hay momentos en que tiene sentido dirigirse a la mesa de negociaciones y tratar incluso con el enemigo.

El problema con la Administración Obama es que carece del juicio estratégico para saber cuándo una opción es ideal. A la postre, la Casa Blanca se ha vuelto enloquecedoramente predecible al momento de elegir cómo salir de cada desastre.

Las estrategias militares y políticas que resumen la Doctrina Obama han creado espacio y oportunidad para que otros exploten la inestabilidad en Irak y Afganistán, en su propio beneficio. La insistencia de la Administración estadounidense en repetir esas estrategias fallidas dificulta el ser optimistas de cara al futuro de cada uno de esos países.



Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/06/29/compromising-iran-answer/

Foto de portada: Peter Souza
 

Publicado originalmente en The Orlando Sentinel (Estados Unidos)
Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.