ECONOMIA INTERNACIONAL: ADRIAN RAVIER

Argentina y la falacia del 'Plan Procrear'

Con una frecuencia cada vez mayor, escuchamos la pregunta '¿Quién discute el plan Procrear?'. Mi respuesta es: 'Yo lo discuto'. Y tomaré este espacio...

15 de May de 2014
Con una frecuencia cada vez mayor, escuchamos la pregunta '¿Quién discute el plan Procrear?'. Mi respuesta es: 'Yo lo discuto'. Y tomaré este espacio para ofrecer mis argumentos. Vale la pena que éstos surgen del aporte de Frédéric Bastiat, en un artículo escrito alrededor del año 1850.
 
Bastiat trató de manera magistral la falacia de la ventana rota. La historia cuenta que un niño arrojó una piedra a la vidriera de una panadería y escapó. Mientras el panadero lamentaba el hecho, los vecinos reflexionaban sobre el caso. 'No es tan malo. Ahora el panadero deberá contratar a un vidriero para arreglarlo, quien a su vez tendrá mayores ingresos que podrá gastar en otras compras, abriendo con esto una cadena de pagos que genera un incremento de la actividad económica'.
 
El panadero escucha la reflexión y la cuestiona. '!Se han vuelto locos! Aún si ignorasen el perjuicio que produjo en mí, deben entender que esto no incrementa ninguna actividad económica. Este dinero que ahora debo utilizar para reponer la ventana, lo iba a utilizar para comprarme un traje. Ahora, el sastre no recibirá ese dinero, ni podrá él gastar ese dinero en otra cadena de pagos. Deben comprender que no sólo esto no crea riqueza, sino que se desvía la riqueza en un sentido opuesto al que me gustaría. Pero además, deben comprender que la riqueza se reduce. Si esto no hubiera pasado, tendríamos esa ventana más el traje. Ahora, sólo tendremos la ventana''Es cierto', replicaron sus vecinos.
 
La falacia de la ventana rota fue clave en la historia del pensamiento económico para que los economistas evaluemos el gasto público. Aunque su lección no fue aprendida por todos. Ahí tenemos a Paul Krugman, premio Nobel de Economía, insistiendo en que una Tercera Guerra Mundial o una invasión extraterrestre, generaría un enorme gasto público en el campo militar que reactivaría la economía estadounidense y con ello la economía global.
 
El Plan Procrear puede discutirse desde el mismo argumento. Muchos “vecinos” se quedan viendo las supuestas “ventajas” del plan, representado en construcciones edilicias en todo el país. ¡Cuántas familias se beneficiaron con el plan! Pero allí sobreviene el otro lado del análisis. ¿Alguien se ha preguntado por el origen de ese dinero? Digamos que provienen del IVA (Impuesto al Valor Agregado). En tal caso, hubiéramos podido eliminar parte del impuesto, y los contribuyentes hubiesen logrado incrementar su consumo. Si proviene del impuesto a las ganancias de las empresas, entonces estamos reduciendo la inversión y la creación de empleo. Si proviene de tomar deuda, peor aún, estamos endeudando a generaciones futuras, que no sólo no votaron por estos gobiernos que la toman sino que, además, deberán pagar por ella en el futuro, reduciendo su consumo.
 
Podemos asumir que proviene de la emisión monetaria, y aun así, la inflación es un impuesto no legislado que afecta especialmente a los menos pudientes, además de castigar el ahorro, que es la base del progreso. ¿Y si proviene del dinero de ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social)? La respuesta es idéntica: la población activa que hoy aporta para su futuro encontrará reducido el monto ahorrado, lo cual garantiza jubilaciones y pensiones precarias en su vejez. El hecho de que los beneficiados devuelvan en cuotas los créditos recibidos, y que lo hagan a una tasa de interés más baja que la de mercado, no cambia el análisis conceptual. La diferencia entre esas tasas de interés ventajosas, y la tasa de interés de mercado, es el dinero que está siendo aspirado de estos perjudicados contribuyentes.
 
Bastiat lo decía claramente. Los buenos economistas no sólo ven lo que se ve (en este caso, las casas o ampliaciones de casas construidas), sino también lo que no se ve (en ese caso, lo que el contribuyente podría haber hecho con todo ese dinero). Recordemos que siempre existe alguien que “paga” de su propio bolsillo los excesos de este gobierno.


 
 
Sobre Adrián Ravier

Es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín. Publica periódicamente en el sitio web en español del think tank The Cato Institute y medios nacionales.