POLITICA: PABLO PORTALUPPI

La calma y la tormenta

Resultó sintomático ver las ediciones del último domingo de los matutinos Clarín y La Nación en los que, a contramano de lo que históricamente...

25 de Abril de 2014
Resultó sintomático ver las ediciones del último domingo de los matutinos Clarín y La Nación en los que, a contramano de lo reflejado tradicionalmente en las respectivas ediciones dominicales, abundaban informaciones de relleno. No es que en el país no suceda nada, precisamente. Pero se asiste -ya desde hace algún tiempo- a una calma extraña, acaso propia de la antesala de algo.

Difícil sería para cualquiera no considerar la inminencia del mundial de fútbol, espacio en donde cobran vida intolerables narrativas nacionalistas y que precede al ingreso de la sociedad en un somnoliento letargo. No en vano, ciertos analistas especulan con que, apenas comience a rodar la pelotita, el Gobierno Nacional aprovecharía la ocasión para disponer fuertes aumentos en las tarifas de electricidad y la Presidente designaría a Juan Carlos Fábrega en reemplazo de Axel Kicillof. Pobre país, de ser este el caso.

Por qué no poner el foco en las recientes declaraciones de Cristina Kirchner, que volvió a hacer uso y abuso de la palabra. Amén del patético stand up y de la presentación en sociedad de un bizarro rapero en la Feria del Libro K, la jefe de Estado dejó traslucir -nuevamente- que reside en otro planeta: mientras tiene lugar el juicio oral contra el ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime y los correlatos de la tragedia de Once, la Presidente mostraba las nuevas formaciones de la línea San Martín (que dicho sea de paso, no son los adecuados para los durmientes en uso). A la par de los mensajes desde el atril, la inseguridad no ceja en su faena diaria de cobrarse cada día más vidas de ciudadanos argentinos. Pero la primera mandataria comparte alegremente una vieja tapa de Clarín de 1993, en la que se reportaba sobre el homicidio de un guardiacárcel. 'Nada nuevo bajo el sol', fue la frase que Cristina empleó para rematar su relato. Cuando la Volkswagen decide si despide o no 700 empleados en su planta de Córdoba, la viuda fogonea su propia letanía, a base de empleo e inclusión inexistentes. Mientras se multiplicaban los discursos inocuos, la jefe de Estado nombró al Teniente General César Milani al frente del Ejército Argentino, con el objetivo declarado de controlar la calle ante posibles desbordes, y promovió a través de sus escuderos un inoportuno Proyecto de Ley que restringe los piquetes. ¿Maniobra distractiva o previsión estudiada a consciencia frente a temores concretos de estallido social por venir?

Para el relato oficial, la historia dio inicio el 25 de mayo de 2003. Volvió a refritar esta perspectiva la propia Señora, arengándonos a tener en cuenta el estado de la nación al momento en que asumieron ella y su desaparecido esposo. Pero, ¿sería necesario retroceder tanto en el tiempo? En algún punto del futuro, la Historia certificará que el infierno desatado a fines de 2001 solo pudo morigerarse a partir del segundo semestre de 2002. Los libros deberán reconfirmar que Néstor Carlos Kirchner se hizo cargo de un país ya en crecimiento, y que el citado jamás fue el prócer que el relato ha pretendido hacernos creer. En 2003 comenzaron a ganar forma y espacio los males que hoy perjudican el funcionamiento normal de cualquier actividad -potenciados, claro está, por la gestión de la heredera. En otros innumerables aspectos, la Argentina que legará Cristina Fernández de Kirchner en 2015 se encontrará holgadamente peor que la patria de 2003.

En efecto, no hay 'nada nuevo bajo el sol': Rosario se desangra por el accionar del narcotráfico, pero Sergio Berni creyó necesario montar un show de policías y gendarmes en apariencia dedicados a atacar al problema... solo porque ya se perfilaba el debut televisivo del ciclo Periodismo Para Todos.

'Nada nuevo bajo el sol', pero continúa incubándose una corrida cambiaria de proporciones épicas que -cuándo no- siempre conlleva la potencialidad de tornarse en bancaria. Los efectos de la devaluación del mes de enero ya se vieron consumidos por la variable inflacionaria y gracias a los desbarajustes financieros de Kicillof. El dólar paralelo ha retomado su tendencia alcista, volviendo a ampliar el spread, y el renovado formato del INDEC regresa al costumbrismo de la falsificación del índice del costo de vida, complementando el cuento con la abyecta eliminación de las cifras relativas a pobreza e indigencia. Es de ingenuos presuponer que la Presidente luchará por dejar a su heredero un país ordenado y en vías de regreso al crecimiento; porque es imposible para el escorpión renegar de su propia naturaleza. Este sayo le cabe -mal que a algunos honrados militantes les pese- a la mayoría de la dirigencia política.

Otro hecho inédito arribó de la mano de la declaración de 38 cámaras empresarias, predispuestas a reclamar racionalidad económica y luchar contra la inflación. Una pena que no se hayan preocupado mucho antes, cuando la Argentina desperdiciaba -fiel a su costumbre- la oportunidad histórica de la explosión en el precio de los commodities. Instancia en la que estos pretendidos empresarios aplaudían a rabiar el ciclo 'Aló Presidenta' desde Balcarce 50. El documento de referencia comporta algún parecido con la declaración de guerra de la Casa de Gobierno contra el régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler en 1945. Muestra cabal del 'coraje' del espectro empresarial e industrial local.

El ámbito de la nimiedad también roza al tratamiento desenfrenado del acercamiento -o no- de Macri a la recientemente conformada alianza UNEN-Frente Amplio; y también versa sobre la supuesta serie de conversaciones entre Scioli y Massa. Pero los presidenciables dicen poco y nada; los frenteamplistas no abren la boca, siquiera en medio de su ruidosa presentación teatral. Por su parte, el propio Sergio Massa emula las formas del 'kirchnerismo póstumo', mientras se codea con la gama más impresentable de intendentes y operadores del conurbano bonaerense. Eso, cuando no invierte tiempo en consolidar una juventud al mejor estilo camporista.

Son los roedores los primeros animalillos en notificarse de los desperfectos del barco, haciendo uso de esa información para luego abandonarlo. Otros animales presienten la inminencia del tsunami o del terremoto, huyendo bastante antes que los seres humanos de la zona de peligro. Los argentinos, por lo pronto, suelen percatarse del desastre cuando ya es insoslayablemente tarde.


 
Sobre Pablo Portaluppi

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital, reside en la ciudad de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Su correo electrónico: pabloportaluppi01@gmail.com. Todos los artículos del autor, agrupados en éste link.