INTERNACIONALES : DALIBOR ROHAC

Cómo puede progresar Ucrania

Ha pasado una década desde que la 'Revolución Naranja' trajera la esperanza a Ucrania de poder liberarse de su legado post-soviético...

14 de Marzo de 2014
Ha pasado una década  desde que la 'Revolución Naranja' trajera la esperanza a Ucrania de poder liberarse de su legado post-soviético y unirse al grupo de países la Europa Central y Oriental que lograron la transición exitosamente. La interrogante ahora es si acaso los ucranianos podrán hacerlo mejor esta vez. Pero, para realmente entender hacia donde se dirige Ucrania, es importante comprender las raíces de los disturbios que llevaron al derrocamiento del presidente Vyktor Yanukovych.
 
En primer lugar, la oligarquía que gobernó el país durante las últimas dos décadas, poco se preocupó por la prosperidad de los ucranianos comunes y corrientes. La evidencia no sólo está en las mansiones de mal gusto del presidente Yanukovych y sus amigos, sino también en el hecho de que el ingreso promedio en Ucrania es aproximadamente un tercio del de Polonia, aún cuando ambos países tuvieron casi el mismo punto de partida en 1990.
 
Segundo, el cambio de gobierno en Ucrania se deriva de un mal cálculo del Kremlin, que durante mucho tiempo consideró a Ucrania como un estado cliente por su dependencia de la importación de gas natural de Rusia. Los ucranianos simplemente perdieron la paciencia cuando su gobierno efectivamente acató las ordenes de Moscú y canceló el popular acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE). Ahora que el plan de someter a los ucranianos mediante la intimidación ha fracasado, el presidente ruso Vladimir Putin probablemente aproveche esta situación para presionar por el derecho sobre el territorio oriental de Ucrania, donde habitan los ucranianos que hablan ruso, particularmente Crimea y el puerto de Sebastopol.
 
Independientemente de que tales concesiones territoriales se hagan realidad, con un gabinete interino establecido y unas elecciones programadas para fines de mayo, es hora de que Ucrania reconozca el gran fracaso de la gobernabilidad durante los últimos veinte años.        
 
Los problemas a los cuales se enfrenta Ucrania no pueden ser resueltos por tecnócratas astutos. Pero en términos puramente económicos, la situación no es el del todo irremediable. Aunque Ucrania está frente a un problema inmediato de liquidez, no sufre de niveles crónicamente altos de deuda pública —la relación deuda-PIB es de apenas 40 por ciento.
 
Es cierto que existe espacio para reformas esencialmente técnicas. Por ejemplo, el sector energético del país combina la propiedad estatal con fuertes subsidios, que son un desperdicio, insostenibles y contribuyen a la dependencia del país de la importación de gas natural de Rusia. La situación puede remediarse si el mercado energético es desregularizado y privatizado, y si inversores privados comienzan a explotar las fuentes domésticas de gas natural.
 
La ley de bancarrota también necesita una reforma. Resolver casos de insolvencia puede tomar hasta tres años según el proyecto Haciendo Negocios del Banco Mundial (Doing Business) y cuesta un 42 por ciento del patrimonio en cuestión —comparado con sólo 9 por ciento en los países de la OCDE. Esto, junto a los altos impuestos a las empresas, la poco fiable protección jurídica del inversor, y los trámites burocráticos que pesan sobre el comercio internacional, contribuye al hecho de que el país no sea un buen lugar para los emprendedores y los negocios, ocupando la posición 112 en el ranking Doing Business.
 
Pero no es difícil ver que la esencia del problema ucraniano es institucional. Esto es evidente en el hecho de que durante demasiado tiempo el gobierno en general fue efectivamente administrado como una empresa que generaba dinero para un selecto grupo de compadres y oligarcas. El servicio público y el poder judicial del país están plagados de corrupción. Según Transparencia Internacional, en 2013, Ucrania fue colocada en el índice de Percepción de Corrupción  dentro (del grupo) de “‘alto riesgo’ junto a países como Camerún, Irán, Nigeria, la República Centroafricana y Papúa Nueva Guinea” —con el riesgo  de “deslizarse aún más el próximo año”. La tarea clave del nuevo liderazgo será cambiar de manera radical las políticas del pasado, emulando la experiencia de países como Georgia
 
En 2007, el gobierno de Georgia disolvió a toda la fuerza policial, conocida por su corrupción, y la reemplazó con una estructura mucho más austera y con fuertes precauciones para prevenir los sobornos. Ministerios enteros fueron cerrados y cerca de 30 mil empleados públicos fueron despedidos. Luego de años de una desenfrenada búsqueda de rentas y corrupción en todos los niveles del gobierno, es difícil imaginar que Ucrania logre un progreso económico sostenido sin medidas atrevidas, similares a las citadas.
 
La realidad es que es poco probable esperar que Estados Unidos se involucre de cualquier forma determinante en la transición ucraniana —después de todo, el futuro de Ucrania lo deben decidir los ucranianos—, la UE puede ayudar. Esto no es una cuestión de ayuda externa. De hecho, cualquier paquete de ayuda externa a gran escala —al estilo 'Plan Marshall'— para Ucrania sería contraproducente, especialmente teniendo en cuenta la falta de instituciones sólidas que pudiesen impedir robos y el compadrazgo a una escala masiva.
 
Sin embargo, existen mejores maneras de colaborar con Ucrania. Países como Polonia, la República Checa o los países bálticos muestran lecciones valiosas para la transición ucraniana, que pudieran ser compartidas prácticamente sin costo alguno. Aún más importante, el prospecto de convertirse miembro de la UE, en un plazo de tiempo relativamente corto, puede proveer un incentivo a las autoridades ucranianas de llevar a cabo reformas que en otras circunstancias serían políticamente difíciles de lograr.
 
Mientras tanto, hay muchos beneficios de la membrecía en la UE por los cuales Ucrania no tiene que esperar hasta formar parte del club. Y si bien puede ser difícil vender en una Europa  marcada por la histeria en contra de la inmigración, el libre comercio con Ucrania y una apertura al capital y a los flujos migratorios serían muy beneficiosos tanto para la UE como para Ucrania, trayendo tangibles beneficios económicos y oportunidades a un país que ha sido privado de ellos durante tanto tiempo.
 
 
Sobre Dalibor Rohac

Es analista de políticas públicas en el Centro para la Prosperidad y la Libertad Global del Instituto Cato. Su trabajo se focaliza en política económica internacional y desarrollo. Antes de arribar al Instituto Cato, se desempeñó como economista en el Instituto Legatum de Londres, Inglaterra, en donde asistió en temáticas relacionadas con la crisis de la Eurozona, y la transición económica de naciones del mundo árabe.