ECONOMIA INTERNACIONAL : RYAN OLSON

Puerto Rico, la Grecia de Estados Unidos

Pregunta rápida: ¿qué economía tiene un elevado desempleo, una deuda desorbitada y unas bellas playas?

03 de Febrero de 2014
Pregunta rápida: ¿qué economía tiene un elevado desempleo, una deuda desorbitada y unas bellas playas? Si Ud. respondió Grecia, no estaría equivocado. Pero la respuesta es la propia pequeña Grecia de Estados Unidos: Puerto Rico, cuyos inversionistas en bonos se reunieron la semana pasada en Nueva York para debatir una posible reestructuración de la deuda.
 
Mientras que la recuperación de Estados Unidos ha sido errática, la de Puerto Rico, estado libre asociado de Estados Unidos, se ha quedado atrás. Desde 2006, la economía ha estado en recesión, y desde 2004, ha retrocedido un 8%. En estos momentos, el desempleo está cercano al 15%.
 
Para corregir el rumbo de la economía, el gobierno ha puesto sus miras en el gasto, atrayendo a los inversionistas hacia sus bonos de alta rentabilidad mediante exenciones fiscales ofertadas por el gobierno federal. Su deuda es ahora de $70,000 millones, más o menos el tamaño de su economía. Los más de $40,000 millones en pensiones sin financiar hacen que la situación de la isla sea incluso más precaria.
 
Desde 1990, el gobierno federal en Washington ha enviado a los puertorriqueños miles de millones de dólares, casi tres veces lo que este territorio paga en impuestos al gobierno federal como porcentaje de su producto interior bruto. El hecho de que Puerto Rico esté teniendo un peor desempeño (a pesar de los enormes estímulos) demuestra la ineficacia del dinero federal gastado en estímulos.
 
Y lo que es aún peor, en lugar de reducir el gasto público para atajar la deuda, el gobernador ha optado por unos impuestos más altos, una política que las investigaciones de la Fundación Heritage han demostrado ser ineficaces en situaciones similares, como es el caso de Grecia.
 
Lo que necesita la economía puertorriqueña son reformas estructurales y libertad económica, no más gasto por parte de los gobierno federal o local. La maniobra más obvia es atajar los beneficios públicos reduciendo el gasto, no incrementando los impuestos. A continuación, los responsables políticos deberían mejorar la libertad empresarial. Su economía se sitúa 36 puestos por debajo de la de Estados Unidos según el índice de Facilidad para hacer negocios del Banco Mundial (Indice Doing Business). Esto espanta a los inversionistas, dificulta al empresariado local y llena los bolsillos de los burócratas. No obstante, el gobierno federal también tiene un papel que desempeñar. Y podría comenzar derogando la Ley Jones, que abarataría los bienes que compran los puertorriqueños.
 
El dinero fácil nunca termina siendo tal, y Puerto Rico lo ha aprendido a las malas. Pero hay una esperanza: la libertad económica.
 
 
Sobre Ryan Olson

Es analista investigador en el Centro para la Economía y el Comercio Internacional (CITE) en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Sus artículos también son publicados en idioma español en el sitio web Heritage Libertad.