POLITICA: MARIANO ROVATTI

Al 'relato' solo le falta el final

Mientras se precipitan aceleradamente los hechos en materia económica, el Gobierno Nacional muestra su incompetencia...

29 de Enero de 2014
Mientras se precipitan aceleradamente los hechos en materia económica, el Gobierno Nacional muestra su incompetencia para resolver la crisis que él mismo ha generado. La reaparición pública de la Presidente dejó más preocupación que su ausencia, al demostrar ella un inédito grado de desconexión con la realidad. Frente a ello, se aproxima un mes de febrero caliente, a partir de la reactivación de las causas judiciales contra Amado Boudou, la designación del Presidente Provisional del Senado, la demanda anticipada por paritarias en formato trimestral y la generación de nuevos y simultáneos conflictos sociales. Frente a este complejo escenario, que requiere de un poder político fuerte y seguro, la Administración ofrece todo lo contrario: falta de conducción, ausencia de estrategias y programas, e incompetencia manifiesta en el equipo de gobierno. Todo ello realimenta un círculo vicioso que pone en jaque a la gobernabilidad.
 
El gran bandoneonista Rodolfo Mederos supo decir que lo mejor de los argentinos era la capacidad de improvisar pero que, a la vez, esa tendencia a improvisar constituía lo peor de nosotros.
 
Alguna vez, Néstor Kirchner se ufanó de no tener un plan económico, asegurando que la gestión del día a día por sí sola alcanzaba para lograr los objetivos en esa materia. En estos días de marchas y contramarchas por parte de un gobierno que corre detrás de los acontecimientos, de funcionarios que perdieron el rumbo y el control de los hechos, se aprecian los costos de la improvisación.
 
Frente a ello, se asiste con preocupación a un elenco de funcionarios que continúa repitiendo mecánicamente las letanías de un relato que ya no es creído por nadie. ¿Se lo creerán ellos mismos? Cuesta imaginar que así sea pero, si así fuese, estamos en el horno.
 
¿Tiene el gobierno interés en enderezar la crisis y conducir a una transición ordenada hasta diciembre del 2015? ¿O prefiere seguir convocando a un colapso, con miras a presentarse como víctima de una conspiración de los mercados? La Administración dispone de todas las herramientas para lograr lo primero y quedar en la historia en un lugar digno, con posibilidades de dejar alguna herencia política más allá del 2015 pero, en ocasiones, parece optar por el segundo camino. Esto es, imaginando un desenlace trágico como final inevitable de su épico relato: el de un gobierno "nacional y popular" que se inmola en su lucha desigual contra los poderosos. Quizás, desde su particular visión del devenir histórico, el cristi-kirchnerismo imagine que, desde ese proceder, trascenderá y dejará abierta la posibilidad de una vuelta lejana, cuando el modelo neoliberal que lo suceda vuelva a colapsar.
 
La Presidente de la Nación mandó al matadero al Jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich, y a su ministro predilecto, Axel Kicillof. Los obliga a dar explicaciones, hacer experimentos y correr con desesperación frente al descontrol financiero. Mientras tanto, ella se preserva para dar sólo presuntas buenas noticias, como el subsidio para los jóvenes ni-ni (que ni estudian ni trabajan). Recurso que acaso -reglamentación mediante- solo sirva para mantener militantes.
 
La borrada presidencial debilita su liderazgo institucional, estimulando todo tipo de especulaciones. Amén de constituir una señal de incompetencia e inmadurez, es una muestra de falta de grandeza frente al momento histórico: en el momento en que más hace falta tomar decisiones trascendentes para el bien del país, más se ocupa de su ocasional posicionamiento político relativo.
 
La Presidente tiene en su mano la pluma para escribir el final de su “relato”: si asume la realidad, y toma las medidas que la crisis exige, logrará el apoyo de toda la sociedad y llegará sin problemas a diciembre de 2015, cuando le coloque la banda presidencial a otro ciudadano elegido por el pueblo. Si redobla la apuesta, y ofrece más de lo mismo, la historia acabará mal, y lo que aún falta será una eternidad.
 
 
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