ECONOMIA INTERNACIONAL: AXEL KAISER

La amenaza a la economía social de mercado en Chile

Con el triunfo de la Nueva Mayoría, Chile ha dado el primer paso en sacrificar su activo más preciado: la economía social de mercado (ESM).

11 de Enero de 2014
Con el triunfo de la Nueva Mayoría, Chile ha dado el primer paso en sacrificar su activo más preciado: la economía social de mercado (ESM). Para entender lo que está en juego, resulta necesario conocer primero el origen histórico y los fundamentos intelectuales de la ESM.
 
Desde la época de Bismarck hasta la era nazi, Alemania tuvo una economía fuertemente intervenida por el Estado. Como sabemos, Bismarck, inspirado en las ideas socialistas de la escuela histórica alemana, fundó el primer Estado de bienestar en Occidente. El mismo definiría su sistema benefactor como "socialismo de Estado".
 
La República de Weimar que siguió a la Primera Guerra Mundial se caracterizó también por una economía intervenida y un Estado de bienestar sobreextendido. Las enormes cargas sociales, las reparaciones de guerra y la Gran Depresión llevaron al colapso total del sistema económico en la década del 20 y al ascenso del nacionalsocialismo. Como partido obrero, el NSDAP (Partido Nacional Socialista Obrero Alemán) tuvo dentro de sus objetivos centrales la fundación de lo que hoy se denomina "Estado social de derechos". En su famoso discurso frente a los trabajadores de la Rheinmetall-Borsing en Berlín, en octubre de 1940, Hitler diría que su programa buscaba "crear un Estado socialmente justo", que "continúe erradicando las barreras sociales". Como todos los socialistas, los nazis rechazaban el capitalismo y la cultura liberal sobre la que descansaba. Según Hitler, sólo la destrucción del capitalismo anglosajón podría liberar a los trabajadores. Siguiendo esa lógica, los nazis ejercieron un control casi total sobre la economía, incluyendo fijación de precios, cartelización forzada de empresas, dirección de la producción e inflación diseñada desde el gobierno.
 
Más importante aun fue la creación de un Estado de bienestar de generosidad sin precedentes. Según el historiador Götz Aly, la expansión de un masivo sistema de transferencias sociales permitió a Adolf Hitler literalmente "comprar" el apoyo del pueblo alemán. Luego de la Segunda Guerra Mundial, los aliados optaron por continuar administrando la economía estatizada de Hitler, mientras gran parte de la elite intelectual y política alemana todavía rechazaba el capitalismo. Fue en ese contexto adverso que la genialidad de un hombre absolutamente convencido del libre mercado logró cambiar la suerte del ahora motor de Europa: Ludwig Erhard.
 
Erhard es conocido como el "padre de la economía social de mercado" que diera origen al milagro económico alemán. Contrario a lo que parecen creer algunos académicos (Eugenio Yáñez, La Tercera, 24/11/2013), Erhard entendía la ESM como un sistema de mercado libre en el cual el Estado se limita a intervenir para garantizar la competencia y ayudar a quienes, por sus medios, no han podido salir adelante. Es más, a Erhard nunca le pareció bien el concepto "social de mercado" acuñado por el economista Alfred Müller-Armack, adoptándolo sólo por razones de estrategia política. El mismo Erhard diría: "Cuando hablo de economía social de mercado, quiero decir que el mercado en sí mismo es social, y no que haya que hacerlo social". Más aún, según Erhard, "el concepto ‘libre’ y el concepto ‘social’ se cubren mutuamente. Mientras más libre sea la economía, más social es".
 
Como bien notó el biógrafo de Erhard, Alfred Mierzejewski, el ex canciller rechazaba el igualitarismo y la idea de justicia social en un sentido redistributivo. Más aún, Erhard pensaba que sólo el mercado podía distribuir la riqueza de manera justa. En su opinión, una sociedad donde "todos tienen su mano en el bolsillo de todos los demás" era abusiva y condenable. En ese contexto, denunció que pocos conceptos se usaban para justificar más abusos que el de "justicia". En su súper ventas Bienestar para todos, sostuvo: "Esforcémonos por no ponerle tan rápido el nombre ‘justicia’ o ‘social’ a nuestras demandas del Estado, pues en realidad muchas veces no se trata más que de deseos particulares". Siguiendo esa línea, Erhard insistiría en que "no existe beneficio otorgado por el Estado que no implique una privación para el pueblo".
 
Erhard también instó a sus compatriotas a no dejarse llevar por la envidia, en su opinión un mal típicamente alemán que fomentaba anhelos redistributivos por hacer "imposible soportar que a otro le vaya mejor". La solución a los problemas sociales, pensaba Erhard, no se alcanzaba con la "división", sino con la "multiplicación" del PIB. En Bienestar para todos, escribió: "Es mucho más fácil que cada uno obtenga un pedazo de un kuchen que crece permanentemente que querer sacar una ganancia de una lucha por la repartición de un kuchen más chico". Según Erhard, "nada es más antisocial que el Estado de bienestar, que anula la responsabilidad de las personas, conduciendo a la reducción del desempeño personal".
 
Fueron estas ideas liberales las que estuvieron detrás del milagro económico alemán, el que sólo fue posible gracias a la radical reducción del tamaño del Estado realizada por Erhard.
 
El modelo de Erhard, por cierto, no es equivalente al Estado benefactor alemán de hoy, cuyo desarrollo Erhard criticó hasta el fin de sus días y cuyo gasto social, según diversos expertos, es insostenible. La revolución económica de Erhard tuvo por objeto precisamente desmantelar el intervencionismo estatal benefactor. Fue una revolución liberal, no en el sentido del laissez-faire, sino en el sentido moderno de pensadores como F.A. Hayek. El mismo Erhard reconocería a Hayek como el origen de la fuerza intelectual detrás del milagro económico alemán: "Hayek fue el primero que demostró de manera teóricamente exacta lo que nosotros realizamos, esto es, que el manejo de problemas económicos y la superación de necesidades sólo se pueden satisfacer en un orden social libre". La economía de Erhard, entonces, no fue contraria a las ideas de pensadores como Hayek y Friedman, sino su realización. De ahí que ambos la celebraran.
 
Hace treinta años, Chile, tras la crisis total producida por décadas de estatismo, optó por el camino de la ESM alemana. Y como Alemania, tuvimos nuestro milagro económico.
 
Lamentablemente, en lugar de profundizar la ESM con mayor competencia, productividad y focalización del gasto público, los estatistas de todos los partidos pretenden reemplazarla por un sistema históricamente fracasado.
 
 
Sobre Axel Kaiser

Director Ejecutivo de la Fundación Para el Progreso (Chile) y miembro de Young Voices (Berlín, Alemania). Publica regularmente sus trabajos en el sitio web en español de The Cato Institute.