ECONOMIA INTERNACIONAL: JAMES A. DORN

Estados Unidos: las burbujas de activos no estimulan la economía

La noción de que la inflación es "peligrosamente baja" está ganando adeptos. El economista de Harvard, Kenneth S. Rogoff, sostiene que "un brote sostenido de inflación moderada no es algo que debería preocuparnos"...

26 de Noviembre de 2013
La noción de que la inflación es “peligrosamente baja” está ganando adeptos. El economista de Harvard, Kenneth S. Rogoff, sostiene que “un brote sostenido de inflación moderada no es algo que debería preocuparnos”, considerando el paso lento de la recuperación. Con la inflación subyacente muy por debajo del objetivo de la Fed de 2%, a Rogoff le gustaría que el objetivo sea temporalmente elevado a 6%.
 
El gobernador de la Fed, Ben Bernanke, suele estar de acuerdo. En julio, dijo: “La inflación baja no es buena para la economía, porque la inflación muy baja aumenta el riesgo de deflación, que puede causar que una economía se estanque”. Uno debería distinguir, sin embargo, entre deflación debido a un crecimiento económico sólido (en relación a la oferta monetaria) y la deflación surgida de un fuerte declive en la oferta monetaria, como sucedió en 1929-33.
 
Aunque el Indice de Precios al Consumidor continúa siendo bajo, la expansión masiva de los balances de la Fed durante los últimos cinco años -mediante tasas de interés sumamente bajas y el alivio cuantitativo- ha creado una inflación en los precios de los activos y una mala asignación del crédito.
 
Los inversores han asumido más préstamos y más riesgos, mientras que los ahorristas conservadores han sido penalizados severamente. La Fed ha monetizado la deuda pública y, ahora, es el principal comprador de la deuda nueva neta de la Tesorería.
 
La base monetaria (la moneda en circulación más las reservas en la Fed) se ha disparado, pero ese aumento ha sido en gran medida esterilizado con la política de la Reserva Federal (iniciada en 2008), que coincidió con el pago de intereses sobre las reservas en exceso.
 
Los oficiales de la Fed deberían estar más preocupados acerca de la inflación, no acerca de la deflación. Las burbujas en los precios de los activos que la Fed ahora está creando no pueden ser sostenidas.
 
Cuando las tasas de interés suban, como debe ocurrir, la fiesta llegará a un terrible final. Aconsejarle a la Fed aumentar su objetivo de inflación no es una panacea para lograr la prosperidad; es una receta para lograr la estanflación.
 
La estabilidad de los precios no es enemiga del crecimiento económico sólido. Durante el patrón oro clásico (1880-1914), Estados Unidos experimentó inflación baja (o incluso una leve deflación), así como también un crecimiento económico sólido.
 
La estabilidad de precios a largo plazo fue lo normal bajo una oferta de dinero liderada por el mercado, que se hallaba limitada por la convertibilidad de dólares en oro.
 
Hoy, en cambio, no existe una regla monetaria y la Fed registra amplia discreción para crear dinero de la nada. En teoría, la Fed podría limitar la oferta de dinero y mantener la estabilidad de precios a largo plazo. Pero, al ser un agente estatal, financia la deuda pública y se mete en la política fiscal. Los gobiernos siempre han utilizado a los bancos centrales como parte del fisco.
 
Durante el patrón oro, el gobierno federal se encontraba más dentro de la línea de la libertad económica y la responsabilidad individual. Esa era se acabó con la Primera Guerra Mundial y la creación de la Reserva Federal en 1913.
 
Hubo una erosión del dinero sólido y se dio la transición hacia el dinero puramente fiduciario, culminando en agosto de 1971, cuando el presidente Richard Nixon cerró la ventana de oro. Sin estar anclado al oro y sin una regla monetaria, el poder de compra del dólar se ha depreciado continuamente.
 
Los impuestos marginales altos, las regulaciones costosas, las restricciones en el mercado laboral, la falta de libertad para elegir la educación, y un banco central que no tiene una regla clara que lo guíe (y limite su poder), todo se ha juntado para desacelerar el crecimiento económico y aumentar el desempleo. 
 
A la vicepresidenta de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, Janet Yellen, el Comité de Banca del Senado debiera haberle preguntado inicialmente: “¿Favorece usted más inflación a cambio de un desempleo más bajo?”.
 
Si la respuesta hubiese sido afirmativa, entonces la segunda pregunta debería haber sido: “¿Favorecería usted la ley del congresista Kevin Brady para establecer una Comisión Monetaria Centenaria que examine alternativas al dinero estatal y fiduciario puramente discrecional?”.
 
El Comité de Banca del Senado también podría considerar la necesidad de chequear la inflación ahora en lugar de hacerlo después y aprender del “Reporte Interino del Comité del Gabinete para la Estabilidad de Precios y el Crecimiento Económico”, enviado al presidente Dwight D. Eisenhower en junio de 1959.
 
Ese comité rechazó las siguientes confusiones: (1) “que una pequeña cantidad de inflación no es algo que debería preocupar”; (2) “que la inflación estimulará el crecimiento económico”; y (3) “que un poco de inflación es inevitable”.
 
Los miembros del comité recomendaron tres acciones que el congreso debería tomar para asegurar la prosperidad y la estabilidad de precios: (1) hacer que “la estabilidad de precios sea un objetivo explícito de la política económica federal”; (2) balancear el presupuesto federal, reducir la deuda nacional, y controlar el gasto; y (3) separar la política fiscal de la monetaria, y no permitir que la Fed monetice la deuda pública.
 
Además de esas recomendaciones, que se suponía que debían ser “defensas directas en contra del peligro actual de alzas excesivas en los precios”, el comité recomendó medidas para ser implementadas a largo plazo y diseñadas para fomentar los mercados libres y sostener un crecimiento económico sólido. La reforma tributaria lideraba la lista de recomendaciones. El comité también mejoró “la comprensión pública de las condiciones necesarias para mantener el crecimiento y la estabilidad de precios”.
 
¿Estarán escuchando en el congreso?


* El autor, James A. Dorn, es Vicepresidente para Asuntos Académicos de Cato Institute y especialista en China y coautor de China's Future: Constructive Partner or Emerging Threat? (El Futuro de China: ¿Socios Constructivos o Amenaza Emergente?)
 
El presente artículo fue publicado originalmente en Investor's Business Daily (EE.UU.) el 11 de noviembre de 2013.
 
 
James A. Dorn | The Cato Institute, sitio web en español