INTERNACIONALES: JAMES PHILLIPS

Siria: la implosión de las políticas de Barack Obama

La Casa Blanca se ha mostrado decididamente a la defensiva, en relación a los supuestos beneficios de su política zigzagueante de cara a la crisis en Siria.

20 de Noviembre de 2013
La Casa Blanca se ha mostrado decididamente a la defensiva, en relación a los supuestos beneficios de su política zigzagueante de cara a la crisis en Siria.
 
La crisis humanitaria en territorio sirio ha empeorado; el régimen de Basher al-Assad continúa saliéndose con la suya en materia de homicidios, y con apoyo de Rusia, Irán y Hezbolá; y Washington continúa involucrado en una solución diplomática que demandaría que al-Assad negocie por su cuenta su propia salida del poder, situación que jamás tendrá lugar.
 
Desde el inicio, la Administración Obama se mostró lenta en el reconocimiento de la profundidad de las tensiones intestinas en Siria, ante la naturaleza hostil del régimen de al-Assad, y frente al pobre prospecto del compromiso político que buscó gestionar un cese de las hostilidades.
 
Luego de convocar a al-Assad para que abandonase el poder en agosto de 2011, la Administración Obama hizo poco para lograr ese objetivo. El presidente estadounidense descartó el consejo de su Secretario de Defensa, del Director de la CIA, y del titular del Estado Mayor Conjunto, todos los cuales recomendaron que Estados Unidos debía armar a los elementos moderados de la oposición siria.
 
Hoy, con EE.UU. gesticulando al margen del conflicto y la negativa de otros estados occidentales frente al pedido de rebeldes por más armamento, el equilibrio de poder dentro de la coalición rebelde se ha visto dramáticamente modificada, para tornarse en favor de los militantes islamistas financiados por Arabia Saudita, Qatar y otros reinos árabes petroleros.
 
Las fuerzas de al-Qaeda se han vuelto más fuertes, particularmente en el norte de Siria, y se encuentran actualmente peleando contra sus rivales, los nacionalistas rebeldes, los islamistas moderados, y los grupos kurdos que pugnan por el control del territorio.
 
Una vez que la Administración Obama finalmente se decidió a proveer armas a los rebeldes sirios durante el pasado mes de junio, lo hizo inicialmente como respuesta el empleo de armas químicas por parte del régimen de al-Assad. Pero el régimen continuó recurriendo a ese armamento ilegal. Y las armas, que ahora llegan en forma de goteo hacia Siria, arriban de manera tardía.
 
En agosto, un masivo ataque químico empujó a la Administración estadounidense a amenazar con ataques aéreos para reforzar el criterio presidencial de "línea roja" contra el régimen de Damasco. Pero, una vez más, Barack Obama se excedió en sus promesas y no cumplió con las mínimas expectativas que expresara en sus discursos.
 
Antes de que la Administración pudiera lanzar los ataques aéreos prometidos -lo cual, de todas maneras, podría haber empeorado el escenario-, volvió a zigzaguear. La Federación Rusa explotó esa oportunidad -ofrecida en comentarios extemporáneos por parte del Secretario de Estado John Kerry-, con la idea de promover una iniciativa diplomática tendiente desarmar el arsenal químico de al-Assad, mientras que se rescataba a Damasco de los riesgos potenciales de los ataques aéreos de EE.UU., y Moscú pudo restablecerse en su rol de jugador de importancia en el Medio Oriente.
 
No sorprende, entonces, que la Administración Obama, cada vez con mayor recurrencia, se muestre a la defensiva, frente a su disfuncional e irresponsable política para Siria.


* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://blog.heritage.org/2013/11/19/syria-obamas-policy-implosion/
 
 
James Phillips | Heritage Libertad, The Heritage Foundation