INTERNACIONALES | THINK TANKS: ALEX CHAFUEN

El espionaje de la NSA y los temas que los estrategas económicos no deben ignorar

El movimiento de dinero, bienes y personas a través de fronteras es un aspecto esencial de la libertad económica.

01 de Noviembre de 2013
El movimiento de dinero, bienes y personas a través de fronteras es un aspecto esencial de la libertad económica. Estas mismas libertades, sin embargo, pueden ser utilizadas con propósitos violentos por agresores de extracción doméstica o internacional. Las mismas avenidas empleadas para sacar fondos desde países con una tradición de confiscar depósitos privados pueden ser utilizadas para lavar dinero de secuestros o financiar actividades terroristas. Los trucos para contrabandear un lavarropas o un televisor, pueden ser replicados para contrabandear -por ejemplo- un lanzamisiles portátil.  La mayoría de las personas emigra por fines pacíficos, pero algunos lo hacen para plantar bombas, como en el caso del atentado contra AMIA.  
 
Los ataques del 11 de septiembre del 2001 -un claro fallo en la seguridad nacional- cambiaron la dinámica de la discusión económica en los Estados Unidos. Aún hoy nos encontramos pagando los costos. En lo personal, me he ocupado de seguir este impacto en temas como la inmigración, el comercio y las políticas monetarias. El ex presidente mexicano Vicente Fox se encontraba en Estados Unidos días previos al ataque, con el objeto de ayudar a consolidar un política de reforma inmigratoria. El acuerdo era inminente. EE.UU. estaba avanzando en su meta de extender el libre comercio en las Américas. Una delegación argentina de alto nivel también se encontraba en Washington para sellar el tratado. Luego del 11 de septiembre, las preocupaciones frente a la posibilidad de que la guerra contra el terrorismo se diera lugar en un contexto de posible recesión fomentaron la continuidad de políticas monetarias flexibles. Estas políticas, nunca abandonadas, fogonearon un gasto masivo que alimentó a la burbuja del 2008.
 
Otros contratiempos en la seguridad nacional pueden modificar por completo el debate económico. Tómese, por ejemplo, al Bitcoin, sistema de pago electrónico que no se encuentra regulado por bancos centrales ni autoridades nacionales. Solo resta imaginar el impacto negativo que tendría sobre el precio de los Bitcoin si una organización terrorista explote las ventajas de sus características para destinar dinero al financiamiento de operaciones de importancia. Los fundadores de e-Gold -otro sustituto monetario- terminaron enjuiciados. La gente y los gobiernos a veces culpan a las herramientas, como las armas, por los crímenes.
 
Las compañías chinas que operan en puertos de calibre son extremadamente cuidadosas, a criterio de evitar desatenciones al momento de monitorear la seguridad de sus instalaciones. Los estadounidenses y los chinos colaboran y conducen ejercicios recíprocos de seguridad, en numerosas terminales portuarias. Múltiples aspectos de seguridad e inteligencia afectan al comercio y a los movimientos de dinero, aspectos ambos esenciales para el ejercicio de la libertad económica; ergo, es fundamental monitorear cualquier amenaza a la seguridad.
 
Las amenazas, no obstante, pueden emplearse como excusa para alimentar proteccionismos y para favorecer a intereses especiales. Es natural, por ende, que las organizaciones defensoras del libre mercado se aventuren en este territorio. Las cuestiones relativas a la seguridad nacional nunca han sido sencillas en la óptica de los amantes de las sociedades libres. Adam Smith limitaba sus recetas de laissez faire por razones de seguridad nacional. En "Acción Humana" (Human Action, su más importante tratado), Ludwig von Mises defendía el servicio militar obligatorio:
 
"Aquel que se proponga continuar siendo libre, debe luchar hasta la muerte contra aquellos que intenten privarlo de su libertad. Los intentos aislados de resistencia por parte de cada individuo están destinados al fracaso; la única manera exitosa es organizar esa resistencia desde el gobierno. La tarea esencial del gobierno es defender el sistema social, no solo contra los gángsters de orden doméstico, sino también contra enemigos externos. Aquel que, en nuestro tiempo, se oponga a las armas y la conscripción es, quizás, desconocido para sí mismo; un instigador de aquellos que tienen por objetivo esclavizar a todos".
 
Milton Friedman, por otro lado, tuvo gran influencia en los Estados Unidos en su objetivo de abolir el servicio militar. Pocos años antes de su deceso, en ocasión de un importante evento en la Casa Blanca, presencié cómo Donald Rumsfeld y el entonces presidente George Bush elogiaban a Friedman y sus contribuciones en este terreno.
 
Más recientemente, acciones desarrolladas en EE. UU. por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) dieron lugar a discusiones de alto vuelo en el seno de think tanks prominentes tales como el Instituto Cato (http://www.elcato.org/) y la Fundación Heritage (http://www.heritage.org/). Poco después de las revelaciones sobre el espionaje de la NSA, los expertos en temas legales Richard Epstein y Roger Pilon -vicepresidente de Cato- publicaron un trabajo sobre la NSA que sería refutado por otros analistas de Cato. El temor al "Gran Hermano" es fuerte incluso en el espectro de los conservadores tradicionales, y las revelaciones sobre la NSA generaron debates también en Heritage. ¿Acaso la información conocida sobre el largo brazo de la NSA puede perjudicar al progreso en las conversaciones sobre librecomercio con Europa o la buena relación con Brasil? Los think tanks orientados hacia los mercados libres no pueden ignorar estas cuestiones.
 
Es esencial y saludable que existan think tanks con foco en la seguridad interior, la Defensa y la Inteligencia. Casi la totalidad de las organizaciones líderes dedicadas a la investigación en el rubro de políticas públicas cuentan con centros, divisiones o analistas específicos que se especializan en temáticas sobre seguridad. En el pasado, este campo de estudios había sido monopolizado exclusivamente por el gobierno.
 
En momentos diferentes de su historia, Cato y Heritage, el Instituto Hudson y varios otros, contrataron analistas de Defensa y de agencias de Inteligencia. Cato y Heritage suelen no estar de acuerdo en objetivos y métodos pero, desde la generación de espacios para la investigación independiente, ambos ayudan a la sociedad civil a desempeñar un rol de importancia en estos debates.
 
Es menos frecuente hallar think tanks extranjeros que se centren en cuestiones de seguridad. Una excepción notable es el Instituto de Estudios de Seguridad de Praga (Prague Security Studies Institute, en http://www.pssi.cz/), cuyos esfuerzos surgieron a partir de un programa del Instituto Cívico (Civic Institute, http://www.eicee.org/) en la República Checa. En algunos países tales como Turquía, las autoridades gubernamentales han intentado bloquear esfuerzos similares de estudios independientes. México era un caso similar pero, luego de contratar a Alejandro Hope –con varios años de experiencia en los servicios de Inteligencia mexicanos- el Instituto Mexicano para la Competitividad (http://www.imco.org.mx/) ha probado que existe un reconocimiento creciente para la necesidad de análisis de inteligencia y defensa por parte del sector privado y de entes más transparentes que los servicios secretos.
 
El mercado de la Defensa y la Inteligencia en los Estados Unidos se ha abierto a otras áreas. Pasando por USIS (http://www.usis.com/) -una firma que surgió de la privatización de una agenda gubernamental dedicada a la investigación de antecedentes- y compañías al estilo de la ex Blackwater, dedicadas a las operaciones paramilitares y de protección, asistimos a un cambio en el mercado. Actualmente, no solo los think tanks privados ingresan al circuito. Los think tanks oficiales, como la Oficina del Pentágono NET Assessment, (encargada de pronosticar los desafíos emergentes) solo pueden beneficiarse del incremento en la competencia.
 
La libertad económica no puede rendir todos sus frutos si las fuerzas de policía y las cortes de un país son empleadas principalmente para hacer cumplir privilegios y proteger a criminales, en lugar de resguardar la propiedad privada, la vida y los contratos. Especialmente en Latinoamérica, donde las tasas de criminalidad son tan altas, los think tanks deberían empezar a incorporar a más expertos entrenados en aspectos de la seguridad interior y la seguridad nacional. Otro tema preocupante para esta década son las redes de inteligencia de gobiernos más totalitarios como Rusia, Cuba, Venezuela o la República Popular China. Con su accionar, como sucede en Europa del Este, pueden dañar los esfuerzos para liberar la economía y establecer democracias más transparentes. Estas redes deberían ser expuestas y convenientemente monitoreadas.


* El Dr. Alejandro A. Chafuén es miebro del comité de consejeros para The Center for Vision & Values, fideicomisario del Grove City College, y presidente de la Atlas Economic Research Foundation. Se ha desempeñado como fideicomisario del Fraser Institute desde 1991. Su cuenta en Twitter: http://twitter.com/Chafuen

* Traducción al español: Matías E. Ruiz. Publicado con permiso de Forbes Magazine, http://www.forbes.com/. The original article in English can be accessed at http://www.forbes.com/sites/alejandrochafuen/2013/10/23/freedom-is-not-free-how-should-think-tanks-address-the-national-security-question/

 
 
 
Alex Chafuen | Publicado en Revista Forbes; link al artículo original