'Dream Team' de la desesperanza: Daniel Scioli, Alejandro Granados y albaceas del Edificio Cóndor
Acaso el flamante Secretario de Seguridad de Daniel Scioli, Alejandro Granados, no deba sorprenderse. Apenas conocido su nombramiento en la cartera, sus detractores optaron...
Acaso el flamante Ministro de Seguridad de Daniel Scioli, Alejandro Granados, no deba sorprenderse. Apenas conocido su nombramiento en la cartera, sus detractores optaron por presentarlo como una suerte de sheriff del subdesarrollo. Pero, en días recientes, han trocado esa hiriente referencia para rebautizarlo -en juguetonas charlas de café- como "el Torrente argentino". La referencia a la satirización española del policía torpe y corrupto resulta por demás insoslayable.
No representa misterio para nadie que el granadismo se las arregló para configurar un aceitado emporio multiservicio desde los tiempos dorados de la Administración Menem, instancia temporal en la que el restaurante El Mangrullo era espacio de tránsito obligado para politiqueros y, como es obvio y, a la sazón, espías. Así las cosas -cesión de terrenos fiscales mediante-, Alejandro Granados Senior se garantizó importantísimas cuotas de influencia en el Aeropuerto Ministro Pistarini (Ezeiza), especialmente en lo relacionado con la importación subrepticia de mercaderías -fuentes con tiempo de sobra remitirán al tratamiento de conceptos en clave de slang suburbano, como ser, insumos destinados a la infusión de "té verde", "tortas nevadas", y un espeso compendio de "etcéteras" y "misceláneos". Después de todo, la terminal aérea de Ezeiza se sitúa en las inmediaciones del la comarca del Patrón; comprende un sector militar y un siempre nebuloso sancta santórum dedicado a la operatoria presidencial. El Torrente vernáculo -según se reporta- también participa en el capital accionario del hotel en formato de franchising Holiday Inn La Matanza; el emprendimiento fue elevado en ese distrito bajo una curiosa norma de excepción y -lícito es referirlo-, el alcalde matancero Fernando Espinoza palideció cuando enteróse de que fue removido de la ecuación financiera. Las reformas en materia de obra pública que facilitaron el acceso a las instalaciones remiten, mientras tanto, a cuestiones colaterales que deberían quedar para el análisis de otros especialistas.
En otro orden, el Granadismo S.A. debió tolerar que las suspicacias se pusieran a la orden del día, apenas conocido el monumental tráfico de cocaína del que participaran los hermanos Eduardo y Gustavo Juliá; en su oportunidad, los citados trasladaron un total de 944 kilos de polvillo de máxima pureza hasta el aeropuerto español de El Prat (la cantidad parece ser exacta, asumiendo que los agentes del orden de la citada terminal no birlaron algún porcentaje, como suele computarse en diferentes latitudes). La maniobra revistió particular interés, por cuanto la responsabilidad del control aeroportuario se encontraba en manos de Alejandro Granados Junior, máximo titular de ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil), muy a pesar de que el aparato fue abastecido con estupefacientes en la BAM -Base Aérea Militar de Morón-, tras casi dos semanas de puntillosa preparación de los paneles con el fin de disimular la intrigante mercancía. Luego del incidente, agencias federales estadounidenses de tres letras dieron inicio al acopio de voluminosa información sobre la familia del Patrón de Ezeiza; lo propio dispuso la Direction Générale de la Sécurité Extérieure francesa, por cuanto siempre es plausible que los cargamentos de importancia que aterrizan en Europa (España, por lo general) son convenientemente rebajados por intermediarios luego de comercializarse, y luego distribuídos en otras capitales del Viejo Continente (París y zonas aledañas, o Provenza, al sur, donde los consumidores hacen alarde de su inabarcable poder adquisitivo y curiosos hábitos de entretenimiento).
Por estas horas, sin embargo, el foco de la atención no son las drogas. Si la noble familia granadina supo obsequiarse una concentración económica horizontal y vertical digna del elogio, ello tal vez no se deba a los tratados del norteamericano Michael Porter surgidos del espectro de la mercadotecnia. Podría haber algo bastante más terrenal, como ser, un notable tráfico de influencias. Derivado, por cierto, del eterno protagonismo de la familia en la vida política, y la impunidad que surge del caso.
Se arriba, pues, al territorio de las licitaciones públicas desprolijamente edulcoradas por el descontrol estatal. La ANAC de Granados Junior, por caso, se caracteriza por una excesiva discrecionalidad a la hora de concesionar servicios de limpieza para terminales aéreas. Se asiste, fundamentalmente, a una fiesta para pocos. En el proceso, quien indague podrá descubrir que, en ANAC -por intermedio de Granados hijo-, la participación de Carlos Zannini y Marcelo Saín es ineludible. Breve paréntesis: las tareas de vigilancia del rubro se hallaban bajo responsabilidad de la ex IFA (Inteligencia de la Fuerza Aérea Argentina, antes situada en la intersección entre las calles Riobamba y Viamonte, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), oportunamente disuelta y con su faena transferida a la Policía de Seguridad Aeroportuaria... bajo comando de Secretaría de Presidencia.
El case studio particular remite a la concesión de servicios de limpieza para la cabecera de la Dirección Regional Noreste, ubicada en el Aeropuerto 'Internacional' de Resistencia (Chaco), por doce meses (con opción de prórroga), y solicitada por Dirección ANAC Noreste [ver captura de imagen, en http://www.elojodigital.com/publicidad/licitacionANAC.jpeg
Al momento de repasar las actuaciones, se desprende que los textos oficiales no aclaran plazos previstos conforme a normas vigentes. Los requisitos para convertirse en oferente difícilmente puedan ser caracterizados de tales, conforme la excesiva liviandad de los mismos (presentación de constancia de visita, presentación de antecedentes de clientes con idéntica prestación de los servicios involucrados, y tipificación de marcas de los elementos de limpieza a utilizarse, en la planilla de cotización). Discriminaciones confeccionadas en franca contraposición con lo reglamentado en el Decreto 893/2012 -Reglamento de contrataciones, Jefatura de Gabinete de Ministros, en http://www.jgm.gov.ar/archivos/Decreto_893_2012_Reglamento_Contrataciones.pdf-.
Mientras que se exige a las firmas licitantes que el personal de que dispongan deberá cumplir con deberes laborales y fiscales, en otros pasajes se sugiere que la dirección de Compras de ANAC está en condiciones de "convenir" (entiéndase, "arreglar") el escenario para respaldar a las firmas interesadas, si acaso éstas no se encontraren al día con impuestos y obligaciones para con su staff. En pocas palabras, imposible resultaría evadir el pago de la ART, pero esto sí puede hacerse con las cargas sociales respectivas: para ello, existe un plan de pagos confeccionado "a medida" del incumplidor. Al margen quedan las cuestiones relativas a la protección de los empleados del adjudicatario. Por otro lado, ¿observa ANAC el rango de Ministerio? ¿Cómo explicar que le es permitido aplicar el convenio del Sindicato de Obreros de Maestranza en jurisdicciones donde no le compete hacerlo? Razón por la cual sobran investigadores autodidactas que sugieren que la conducción del S.O.M. participa de extrañas maniobras en las licitaciones regenteadas por el organismo de control aéreo.
Atiéndase -al cierre- a otro detalle de color. Destaca en medio del informe la identidad del Suboficial Principal (R) de la Fuerza Aérea Argentina, Evaristo Ramón Arriola. El nombrado se encuentra listado por el arma como personal destacado en la ZDC (Zona de Despliegue Continental) durante el "conflicto" del Atlántico Sur. A raíz de las vinculaciones con la familia granadina, Arriola se convirtió en prestador de servicios de limpieza con su propia compañía. La trama se torna algo más barroca cuando las pistas terminan conduciendo a su intercambio frecuente con cierto poderoso personero (ya identificado) que consigue los negocios ('adjudicaciones a dedo') desde las alturas del Edificio Cóndor. Se asiste, ni más ni menos, al largo brazo de los Granados. Y a la cooptación del Estado Nacional por parte de una resbaladiza élite. Como si no fuera suficiente con tolerar que el Ejército termine de rodillas ante el General César Milani, personaje polémico y demasiado acostumbrado a sostener encuentros personales con el magistrado del fuero federal, Ariel Lijo. Cuyo hermano Alfredo, a su vez, es conocido como infaltable pegote de Don Julio De Vido. ¿Pueden los argentinos confiar en que se produzca el tan ansiado "cambio"? De utopías -se dice- vive la gente.
Acaso al Gobernador Daniel Osvaldo Scioli le convenga tomar clases particulares que lo ilustren sobre cómo elegir mejor a sus amigos y funcionarios. Infortunadamente para él, la sociedad ya hace tiempo que lo percibe como un socio en extremo complaciente con los capítulos más enriquecedores de la Década Ganada. Para el ex "motonauta", el sillón de Rivadavia se aleja: lo más sensato sería optar por el retiro.