Los extranjeros no pueden resolver los problemas de Siria
El deseo de “hacer algo” en Siria es comprensible. Las desgarradoras imágenes de los muertos, incluyendo jóvenes, han conmocionado al mundo.
El deseo de "hacer algo" en Siria es comprensible. Las desgarradoras imágenes de los muertos, incluyendo jóvenes, han conmocionado al mundo. Para los observadores no expertos en el tema, parecería obvio que un país tan rico y con unas fuerzas armadas tan poderosas como las de Estados Unidos debería ser capaz de detener la violencia.
Pero la verdad es que ni siquiera EE.UU. puede resolver los problemas de ese país.
El profundamente disfuncional estado sirio no es algo frente a lo que los extranjeros disponen de las herramientas con qué repararlo. Los misiles crucero y los submarinos no convencerán a una dividida oposición siria para que se una en torno de un objetivo en común, ni tampoco es probable que logren que los partidarios del presidente Bashar Assad se rindan y se unan a los rebeldes.
Pero tales ataques resultarán en más muertes y una mayor destrucción en dicho territorio. La violencia terminará solamente cuando las facciones en guerra dentro de Siria se harten de la lucha y estén dispuestas a llegar a un acuerdo por la paz. Aunque es poco probable que ello suceda pronto, con o sin la participación estadounidense.
Los ataques de EE.UU. no lograrán resolver el supuesto problema de credibilidad que el presidente Barack Obama creó al declarar que el uso de armas químicas representaría una "línea roja". En cambio, al involucrar a EE.UU. en una guerra sin ganarla, empeoraría el problema.
El pueblo estadounidense permanece firmemente opuesto a la intervención militar de cualquier tipo (link al artículo en inglés), incluso si se comprueba que Basher al-Assad ha empleado armas químicas. Ciertamente, esto refleja una fatiga con la guerra después de Irak y Afganistán. Pero la fatiga también es una lección que se aprendió dolorosamente con esas guerras: la violencia dentro de Siria, aunque trágica, no amenaza directamente la seguridad nacional de EE.UU.
Este mes, el jefe del Estado Mayor Conjunto Martin Dempsey dijo (en inglés) a ABC que "la aplicación de fuerza rara vez produce, de hecho, tal vez nunca produce, el resultado que buscamos". Más recientemente, Dempsey explicó que los líderes militares eran "realistas acerca del costo que incurrimos en sangre y dinero cuando aplicamos el instrumento militar del poder nacional, y... pragmáticos acerca de los límites de la fuerza militar".
Aunque el presidente sin duda tiene muchas personas aconsejándole que intervenga, debería escuchar a su principal asesor militar y al pueblo estadounidense, y mantener a los miembros de las fuerzas armadas enfocados en aquellas misiones esenciales que ellos pueden cumplir; este enfoque quizás podría realmente promover la seguridad de EE.UU.
Este artículo fue publicado originalmente en USA Today (EE.UU.) el 27 de agosto de 2013. El autor, Christopher A. Preble, es director de Estudios de Política Exterior del Cato Institute.