INTERNACIONALES: CHARLOTTE FLORANCE

Egipto: Primavera Arabe 2.0

Los cimientos de una democracia se construyen lentamente, pero de manera segura, y así puede verse en Egipto.

20 de Julio de 2013
Los cimientos de una democracia se construyen lentamente, pero de manera segura, y así puede verse en Egipto.
 
El gobierno interino juró el 16 de julio, y el proceso de revisión constitucional ya ha sido anunciado; sin embargo, la Hermandad Musulmana continúa minando la estabilidad y la seguridad en el país, incitando a los egipcios a alzarse "contra aquellos que intentan asaltar a la revolución usando tanques".
 
Mohamed Morsi cosechó su propio cadalso, regenteando la nación de una manera "clandestina, autoritaria y excluyente, que desvió a Egipto del experimento democrático". El golpe militar fue, en efecto, un golpe. Pero no tuvo como objetivo hacerse del poder. Se llevó a cabo para quitarle el poder a Morsi antes de que éste lograra consolidar sus poderes presidenciales y destruyera las escasas estructuras democráticas existentes en Egipto previo a la intervención militar.
 
Las acciones de Morsi comprometieron el sendero de Egipto hacia la democracia. En lugar de enfocarse en los problemas económicos, sociales y políticos que enfrentaba el país, el depuesto presidente eligió marginar a los ciudadanos egipcios que no respaldaban su proyecto de acumulación de poder. Tras permanecer solo un año en el gobierno, Mohamed Morsi se las arregló para acusar a cada vez más conciudadanos bajo el cargo de "insultar al presidente", más de lo que su antecesor Hosni Mubarak lo hiciera en más de treinta años en el poder.
 
A Morsi tampoco le fue mejor en la economía. Egipto terminó calificado como un país "mayormente sin libertades" durante más de diez años en el Indice de Libertad Económica preparado por la Fundación Heritage y The Wall Street Journal. El país se deslizó aún más en los ránkings luego de arribado Morsi al poder. Las pocas reformas económicas puestas en marcha bajo su gobierno fueron meramente cosméticas. Tales reformas hicieron poco para desmantelar el control estatal históricamente establecido en Egipto: los problemas económicos nacionales se tradujeron en un elevado desempleo entre los jóvenes, y tropas de choque para lidiar con las protestas.
 
El ejército -la única institución con el poder para modificar la trayectoria del país- actuó antes de que fuera demasiado tarde, en respuesta a las demandas de las mayores porciones del pueblo egipcio. El actual gobierno interino ha estado trabajando junto a esa porción mayoritaria de apoyo. Incluso ha demostrado una predisposición favorable a la inclusión y a respaldarse en la representación de la sociedad toda, ofreciendo al Partido Libertad y Justicia (el brazo político de la Hermandad Musulmana y el espacio político de Morsi- posiciones en el gabinete. El Partido Libertad y Justicia rechazó la oferta.
 
Dejando de lado el cauteloso optimismo frente al gobierno interino, la seguridad de Egipto y el futuro del liderazgo civil se mantienen, en el mejor de los casos, frágiles. La restauración de la democracia civil tomará tiempo: un programa establecido para el futuro inmediato por el presidente interino convoca a elecciones parlamentarias para dentro de los próximos seis meses y medio. A lo largo de los próximos meses, Egipto enfrentará numerosos desafíos, tales como disturbios recurrentes en el orden civil, una economía aún vacilante y mayores problemas de seguridad. Estos desafíos requerirán de liderazgo y apoyo de parte, por ejemplo, de los Estados Unidos.
 
La ausencia de liderazgo estadounidense después de la caída de Hosni Mubarak tuvo lugar en detrimento del pueblo egipcio. Washington no debería tropezar de nuevo con el mismo error. La situación actual en el país continúa siendo incierta y podría fácilmente exceder al control del gobierno interino y de las fuerzas armadas. El mapa para el camino posterior a Morsi lo ha dejado en claro; ahora, los ciudadanos egipcios deberían continuar involucrados en el proceso de revisión constitucional, responsabilizando al gobierno temporal ante los resultados que éste produzca. Esta administración debería asegurar que el sendero hacia la democracia en Egipto siga focalizándose en la inclusión y la transparencia. Un Egipto próspero, democrático y seguro no se consolidará de la noche a la mañana, pero el gobierno de los Estados Unidos de América debería apoyar los esfuerzos tendientes a alcanzar aquellos objetivos.


* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés: http://blog.heritage.org/2013/07/19/egypt-the-arab-spring-2-0/
 
Charlotte Florance | Heritage Libertad, The Heritage Foundation