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Tigre: vecinos de los barrios no cerrados se manifestaron contra Massa

Vecinos a lo largo y ancho de Tigre marcharon hartos de las inundaciones y contra una polémica Ordenanza para el delta. Cansados de no ser escuchados ni atendidos por el Intendente, piden soluciones. Massa los esperó con la municipalidad vallada y la guardia de Infantería.

02 de Junio de 2013

Con escudos, bastones y vallas, Sergio Massa aisló este viernes al edificio municipal de Tigre para impedir que una manifestación pacífica de vecinos de muchos barrios llegaran hasta la puerta.

Ya desde temprano, alertados por la convocatoria, el gobierno local desplegó sus fuerzas municipales a través de los efectivos del COT y lo reforzó con la infantería perteneciente a la policía bonaerense a la que apostó detrás de un vallado total, apostado en cada una de las esquinas, de modo tal de impedir la foto que tanto temía: la de vecinos con pancartas, silbatos y cánticos protestando frente a la municipalidad que conduce un Intendente con aspiraciones de convertirse en protagonista de la política nacional.

Un despliegue que lejos de amedrentar a los vecinos, los impulsó a gritar más fuertes sus consignas mientras los trabajadores de los locales comerciales comentaban que nunca habían visto frente al municipio una manifestación tan abultada, ni tampoco una previa que dejara traslucir tanto miedo a la protesta.

Hasta allí marcharon los vecinos de las islas del Delta de Tigre que antes se convocaron en la amarra Hugo del Carril, hasta donde también el gobierno municipal había desplegado efectivos de Prefectura Naval que contralaran las embarcaciones que de a poco, iban llegando con personas que sólo piden una cosa: ser escuchados y que se atiendan sus reclamos.

De a poco, uno a uno los barrios olvidados por las políticas locales, se fueron concentrando para marchar todos juntos hasta la valla. Ninguno pudo acceder a la municipalidad que permaneció cerrada incluso para quienes intentaban hacer trámites. Del otro lado de las vallas, esperaba la infantería. Y en el medio, también había gente que sacaba fotos y hasta algunos que salieron de locales contiguos y pedían que se les permitiera sumarse a las columnas porque estaban de acuerdo con la protesta, pero tampoco fue posible. Nadie entraba; nadie salía de ese vallado.

“Nos estamos inundando todos los meses. Cuatro inundaciones en cuatro meses, que el intendente quiere solucionar con colchones”, relató una vecina de Las Tunas, quien entre lágrimas, agregó: “Yo perdí las cenizas de mi hijo en la última inundación, pero el Intendente no nos escucha, no quiere atender a los pobres”.

Otra vecina de Las Tunas apuntó a la construcción indiscriminada de barrios cerrados. “Los countries nos arruinaron la vida. La inundación nos lleva todo. Pero no queremos colchones, queremos soluciones. Hasta tapan nuestro arroyo para beneficiar a los countries”, aseguró.

La indignación ante la presencia de las vallas tampoco estuvo ausente de los testimonios registrados. “No estamos en la época de los militares como para que nos repriman por reclamar por nuestros derechos”, repetían.

Otro de los barrios que se movilizó fue Los Troncos. “Venimos con el problema de las inundaciones desde hace años, empeorando en cada ocasión, sin soluciones y sin ser escuchados”, exclamaron varias mujeres que llegaron hasta la municipalidad, incluso con sus chiquitos a upa.

“Los countries tienen sus tierras muy por encima del resto de los barrios. Hacen de valla y escurren sus aguas hacia los barrios pobres. Massa dice que está el arroyo entubado, pero sólo está por la mitad. No hay obras serias. Las obras se hacen sólo en el centro y en los barrios cerrados. Incluso las nuevas rutas y caminos de los que se ufana por ‘darle conectividad al distrito’ son en realidad, los ingresos a los countries y la conexión de esos barrios con las autopistas”, señaló un hombre que padece vivir en Los Troncos, y agregó: “y si venimos a decirlo acá, nos quieren reprimir; nos empujan para que no accedamos a la puerta de la municipalidad y nos acusan de ‘hacer política’. Para Massa, la realidad de los barrios es hacer política".

Palabra más, palabra menos, la frase se repite. “Estamos cansados de que los barrios bajos seamos olvidados por esta gestión”, relató una mujer que llegó desde el barrio Ricardo Rojas. “Necesitamos que hagan las obras que sean necesarias, porque Tigre no es la isla de la fantasía donde todo está bien; el sector pobre estamos mal”, agregó, mientras otra mujer que la acompañaba apuntó a la permanente promoción “la Gestión Massa”. “Siempre se difunde lo que hace Massa, pero los pobres estamos cada vez peor”, aseguró.

“Sólo muestran el Tigre turístico, el que vende, pero el día a día es vivir mal. Acá no hay obras para los pobres. Las obras son siempre para los ricos”, agregó otra vecina.

La situación se repite. El reclamo también. Donde se mire, hay una clara diferenciación entre lo que se destina a los barrios más necesitados y lo que se invierte en obras vistosas que benefician a los sectores más pudientes que eligieron radicarse en Tigre casi como un paraíso; el Miami del Delta argentino.

Quizá por eso también se multiplican mes a mes la plantación de palmeras. “Se ocupa de poner palmeritas por todos lados, pero no hace las obras que necesitan los vecinos”, ironizó otro hombre que fue tajante con la imagen de Massa: “Es un intendente que tiene mucho carisma, pero pocas ideas para los barrios pobres”.

“Nuestros barrios son las piletas de los countries. Quedamos en el medio de los barrios cerrados; nos inundamos cada vez que llueve y no nos escuchan. ¿Y encima dicen que van a seguir construyendo más countries?”, reclamó otra vecina de Los Troncos.

Otro de los reclamos consiste en pedirle al gobierno municipal que se sincere con la situación de tierras inundables, para que los vecinos puedan al menos, acceder a las líneas de créditos y subsidios que implementó el gobierno nacional y el provincial. Durante la trágica inundación de La Plata, la mayoría de los barrios que este viernes protestaron frente al municipio de Tigre tuvieron más de 2 metros de agua en sus casas. Sin embargo, según los vecinos, Tigre no figura entre las zonas que se inundaron. En Tigre, para Massa, no hay problemas. Y los que hay, se ocultan.

“Estamos cansados de ser ignorados. Hemos llamado infinidad de veces a los móviles de televisión para que vengan a ver hasta dónde nos llega el agua cada vez que nos inundamos o que nos acompañen en la protesta, pero nadie viene. Pareciera que tienen la entrada restringida para hacer este tipo de informes”, relata una vecina de Pacheco.

Al parecer, según los vecinos, el Intendente Sergio Massa goza de una gran “protección mediática”. El relato se repite en cada uno de los barrios que denuncian necesidades. Todos insisten con que Tigre sólo es noticia cuando éstas son buenas y le interesa al propio municipio difundirlas. Las malas, no logran difusión en los medios. Nada malo puede suceder en Tigre. Los mismos medios que le dicen a los vecinos que lamentablemente no pueden enviar un móvil, son los mismos cuyos móviles hacen cola para ingresar a Tigre cuando desde el municipio se los convoca.

“Ningún medio vino cuando casi diez mil vecinos cortamos la ruta a la altura de la Avenida de Los Constituyentes al 2600 para reclamar que nos den soluciones que eviten que nos sigamos inundando”, continuó relatando la vecina de Pacheco.

Pero evitar la difusión mediática no lo es todo, además, parece ser necesario evitar la protesta social para que quienes transitan sobre el centro de Tigre no vean que hay siquiera “un poco” de descontento con la gestión Massa.

En Las Tunas, desde temprano habían partido colectivos contratados por los propios vecinos para poder movilizarse hasta la municipalidad, pero fueron detenidos por el COT. La excusa, falta de papeles. La realidad, impedir que los vecinos llegaran en micros.

“Varios vecinos fuimos testigos de cómo dos patrulleros del COT detuvieron a los micros frente a la Capilla Nuestra Señora de la Unidad, en las calles Junín y Pichincha, hicieron bajar a la gente y no los dejaron continuar con su viaje. Una vergüenza”, relató Laura quien se preguntó: “¿Paran y hacen bajar a los barras que después terminan a los tiros y matan?, no; pero a la gente humilde que reclama no vivir con el corazón en la garganta cada vez que llueve no la dejan reclamar”.

“Lamentablemente, somos muchos los damnificados, pero por vivir en Tigre, esto no se hace público”, finalizó Laura.

Esto tampoco los desanimó. Los vecinos bajaron de los micros y los que pudieron caminar, llegaron a pié. Querían hacer escuchar sus voces.


Las Islas

La marcha contó con una gruesa columna de isleños. De hombres y mujeres que viven en las islas desde hace décadas, desde cuando vivir allí era vivir de la pesca, el junco y una elección de vida, de contacto con la naturaleza y de un modo de criar a sus hijos lejos de las luces de las grandes ciudades. Un lugar donde primaba el silencio y los sonidos de las aves. Un lugar que era desdeñado por “inundable”. Mucho antes, claro, del boom del delta que fue corriendo a los isleños hacia la segunda sección de islas para que el la primera, la que está más cerca del continente, pudieran asentarse nuevas construcciones; nuevas-viejas empresas, y nuevos barrios cerrados que alteraron el ecosistema del lugar y hasta en algunos casos, se apropiaron de parte del río Luján (caso Venice) para que sus habitantes tengan la privacidad que el dinero puede pagar.

Los isleños se sientes defraudados, además, por lo que consideran “un caballo de Troya”, tal el nombre que le pusieron a la Ordenanza municipal que en escondida en el “Plan de Manejo Responsable del Delta”, la Administración Massa logró aprobar y pone en jaque todas las construcciones existentes.

Los vecinos de las islas intentaron entregar un petitorio “para la revisión de la Normativa de Construcciones”, aprobada en el Concejo Deliberante local.

Entre los puntos sobresalientes reclaman “veto o derogación de la Normativa de Construcciones del Delta, y creación de otra que refleje los usos y costumbres de todos los trabajadores y todos los rubros con la participación de los sectores sociales y productivos isleños”, lo cual comprende a albañiles, carpinteros, banqueros, fleteros, comerciantes, docentes, marineros, mimbreros, productores forestales, junqueras e incluso personas ligados al negocio del turismo local cuyas fuentes de trabajo corren serio peligro.

También piden “inmediata suspensión de todas las clausuras a las obras y tareas tradicionales isleñas, y la derogación de cualquier multa o sanción al trabajo de la población isleña, no así a los grandes emprendimientos de barrios privados que son los únicos que afectan al medio ambiente y la sociabilidad” en esa zona y reciben el beneplácito de Massa.

Además, reclaman un “espacio de Participación y Gestión de la población isleña en el Plan de Manejo de Islas” y “Gestión isleña del Puerto de Frutos, espacio donado por su original propietario para uso exclusivo” de los mismos isleños.

Los isleños arribaron minutos antes 11.00 cuando, luego de entrar al Río Tigre, desembarcaron en las amarras públicas Hugo del Carril para seguir -de ahí- a pie hasta el palacio municipal. Trabajadores portuarios, por su parte, salieron a su encuentro desde el Puerto de Frutos para coincidir con los habitantes de las islas en la protesta.

“Esta ordenanza es racaudatoria, perversa, autoritaria y se impone a los usos y costumbres de los isleños”, explicó uno de los integrantes de las Asambleas en las que se autoconvocaron los vecinos de las Islas, al tiempo que señaló: “A nosotros no nos recibe Massa; se esconde detrás de las vallas como si fuéramos incendiarios; pero al señor Constantini, el señor paradigmático de los barrios privados, no sólo lo recibe sino que basta que lo llame por teléfono para que Massa salga corriendo a reunirse con él en Nordelta”.

“Esto es Tigre. Siempre listo para los ricos, y para los pobres, nada”, resumió otro vecino.

 

Publicado en la web Buenos Aires Dos Punto Cero, enlace directo