La triste declinación del concepto "capitalismo"
A fines de la semana pasada en Orlando, un apasionado campeón de la libertad económica, el representante Trey Radel (Republicano, por el estado de Florida) declaró: "La palabra 'capitalismo' se ha convertido en una mala palabra'.
A fines de la semana pasada en Orlando, un apasionado campeón de la libertad económica, el congresista estadounidense Trey Radel (Republicano, por el estado de Florida) declaró: "La palabra 'capitalismo' se ha convertido en una mala palabra". El legislador se expresó en este sentido en el cierre de un discurso brindado ante una tribuna de casi quinientos representantes de think tanks liberales y conservadores, en ocasión del 36ava reunión del Resource Bank de la Fundación Heritage. El cónclave es uno de los dos eventos anuales más grandes organizados para think tanks orientados al libre mercado en los Estados Unidos; el otro es el que realiza el State Policy Network.
Si el "capitalismo" es visto como sucio ¿deberían los think tanks "purgarlo" o abandonarlo? Al igual que otros ciudadanos estadounidenses que no nacieron en el país, todavía lamento la pérdida del concepto "liberal". En la mayor parte del globo, ser liberal representa casi lo opuesto de lo que significa aquí en EE.UU. Dudo que el concepto "capitalismo" sea "robado" pero, ¿debería interesarnos si éste se pierde? En mis años como universitario, me encontraba más que satisfecho con los argumentos en favor del capitalismo, expresados en "Capitalism: the Unknown Ideal" (Capitalismo, el Ideal Desconocido), de Ayn Rand, y el trabajo de Ludwig von Mises 'The Anti-Capitalist Mentality' (La Mentalidad Anticapitalista). En su gran tratado Human Action (Acción Humana), Mises reconocía que "el sistema de la libre empresa ha sido designado como 'capitalismo', a criterio de ser reprobado y difamado". El optó, sin embargo, por mantener el concepto y redimirlo.
Aún cuando Karl Marx no creó el concepto, fue a partir de su trabajo 'Das Kapital' (El Capital), de 1867, que el concepto "capitalismo" comenzó a ser ampliamente utilizado para describir a un sistema económico basado en la propiedad privada como medio de producción. Marx continúa siendo el gran etiquetador: "capital", "el capitalista" y "el sistema de producción capitalista" aparecen repetidamente en sus escritos.
Ludwig von Mises jamás se mostró tímido a la hora de aproximarse a batallas intelectuales versus el otro lado de su terreno, y con las palabras elegidos por ellos. El escribió que el concepto de capitalismo, "si acaso significa algo, eso es la economía de mercado", y que el capitalismo moderno es, "esencialmente, producción a gran escala para las necesidades de las masas". Los lectores y los oyentes reaccionan a términos tales como "sistema de libre empresa", "economía de mercado" y "producción masiva para las necesidades de las masas" de manera más favorable de lo que lo hacen con "capitalismo".
En otras regiones del mundo, el concepto también tiene sus problemas. Cuando Hernando de Soto, fundador y líder del Instituto Libertad y Democracia en Perú, llevaba a cabo su trabajo de campo, preguntó a dueños de pequeñas empresas y vendedores callejeros si se consideraban capitalistas. Su respuesta era "¡No! Los capitalistas son los que están arriba", refiriéndose a quienes se encontraban por encima de la ley o a aquellos que "la controlaban". Esto es similar al término actual "capitalismo de amigotes" (crony capitalism, en inglés).
Expertos provenientes de think tanks y del ámbito académico han hecho importantes contribuciones para reenfocar la definición del concepto, y reasignarlo a consideraciones situadas más allá del aspecto material de la economía. Israel Kirzner considera que el descubrimiento -o la manera imprevista de crear riqueza- es la esencia del capitalismo. Michael Novak, del American Enterprise Institute, señala que la mente humana constituye el tesoro y los cimientos del capitalismo. El se esfuerza en utilizar -como fuente- a la palabra latina caput, o cabeza. El descubrimiento, la innovación y la creatividad son la esencia del capitalismo, mientras que la propiedad privada de los medios de producción proporciona el ambiente, pero nunca los fines. "La diferencia distintiva, que define a la economía capitalista, es la empresa: el hábito de emplear la inventiva de las personas para desarrollar nuevos bienes y servicios, y para descubrir nuevas y mejores maneras de llevarlos al más amplio espectro de públicos", refiere Novak.
Desgraciadamente, Kirzner y Novak son parte de la opinión minoritaria. Hasta tanto sus argumentos opaquen al resto, cada vez más aliados de la libertad evitarán usar el término. Volviendo al encuentro del Heritage Resource Bank, solo una persona de los casi quinientos asistentes representaba a una organización que utiliza la palabra "capitalismo" en su nombre: "Enlightened Capitalism". Los intelectuales se sienten obligados a recurrir a adjetivos: "capitalismo estatal" y "capitalismo de amigotes", para referirse a lo negativo; "consciente," "puro" o "democrático", para lo positivo. Décadas atrás, el gran inversor Sir John Templeton comenzó a emplear el término "capitalismo popular" para definir a un sistema que permitía y alentaba la amplia diseminación de la propiedad y la riqueza, especialmente a través del mercado de capitales. Esta manera de ver el capitalismo también destila una imagen positiva. Su hijo, el Dr. Jack Templeton, correctamente puntualiza que el capitalismo como palabra, fue rara vez utilizado a lo largo de la época de posición dominante de las ideas de la libre empresa, desde los Padres Fundadores hasta los comienzos del siglo XX. Los grandes intelectuales del liberalismo latinoamericano, como Juan Bautista Alberdi, tampoco usaban la palabra. Parece paradójico que el capitalismo comience a decaer como visión inspiradora y empiece a ser reemplazado por colectivismos de distinta índole, cuando la palabra se torna popular.
Pero no todos se están dando por vencidos. Un ejemplo es Fred L. Smith, presidente y fundador del Competitive Enterprise Institute, que ha lanzado el Center For Advancing Capitalism. Uno de sus objetivos es movilizar a los hombres de negocios para que promocionen el capitalismo. Para Smith, no hay necesidad de recurrir a adjetivos: solo un capitalismo restringido por el estado de derecho y un gobierno limitado merece ser calificado como tal. En una cruzada similar, y de alcance internacional, el ex presidente de la República Checa Vaclav Klaus cree que abandonar el concepto de capitalismo es equivalente a rendirse ante el enemigo. Como Klaus, no soy proclive a dar a las batallas por perdidas y, aunque rara vez utilizo la palabra, aún me agrada utilizar el concepto "capitalismo" para describir a algunos aspectos del sistema económico. En ocasiones, incluso porto la corbata que Steve Forbes me obsequiara, y que lleva la inscripción "herramienta capitalista".
¿Debería importarnos si perdemos el término "capitalismo"? Al evaluar su popularidad -o su carencia de tal-, revisé recientemente la misión de veinticinco think tanks orientados al libremercado en todo el mundo. No pude hallar siquiera uno de ellos que empleara el término. "Libre empresa", "mercados libres", "economía libre" y, mejor aún, "sociedad libre", continuarán opacando a "capitalismo," si no como sistema, al menos, como concepto.
* Dr. Alejandro A. (Alex) Chafuen es presidente de Atlas Economic Research Foundation, Washington, D.C.
* Traducción al español: Matías E. Ruiz (con permiso de Forbes Magazine) | Artículo original en inglés: http://www.forbes.com/sites/alejandrochafuen/2013/05/01/the-sad-decline-of-the-word-capitalism/