INTERNACIONALES: JORGE AZAR GOMEZ

Uruguay: invertir en las Islas Malvinas

Este lunes 6 de mayo, se anunció que pesqueros de las Islas Malvinas operaron en puertos de la República Oriental del Uruguay. Se trata de las naves "Argos Galicia" y "Chicha Touza", con bandera de las Islas Malvinas que operan en aquellas aguas y también en el Atlántico Sur...

07 de May de 2013

Este lunes 6 de mayo, se anunció que pesqueros de las Islas Malvinas operaron en puertos de la República Oriental del Uruguay. Se trata de las naves "Argos Galicia" y "Chicha Touza", con bandera de las Islas Malvinas que operan en aquellas aguas y también en el Atlántico Sur. El primero ingresó al puerto de Punta del Este para desembarcar tripulantes y embarcar provisiones, tras lo cual continuó viaje hacia España. El segundo, atracó en Montevideo para conducir una operación de mayor rédito para el puerto. En efecto, el "Chicha Touza" -amarrado en el muelle 8- transbordó al carguero frigorífico "Frigo Ionian" 1.090 toneladas de calamar en bloques y cien de pescado en cajas. Todo, con destino a España.

Es lógico presuponer los sentimientos encontrados  del presidente José Mujica, al analizar el tema Malvinas y tener que tomar una resolución al respecto. Por un lado, se siente presionado por el "abrazo" con la jefe de estado argentina. 'Abrazo de oso' del cual le es difícil desprenderse.

Por otra parte, se siente aún obligado con el gobierno del Reino Unido: nos referimos al agradecimiento que le debe por la ayuda diplomática y logística que él y su 'barra' recibieron para concretar la fuga del penal de Punta Carretas en 1971, a cambio de la liberación del embajador británico.

Una mayoría de uruguayos entiende que el presidente no debe sentirse presionado en modo alguno, cuando corresponda tomar decisiones vinculadas a la cuestión del archipiélago, o con el comercio internacional y a nuestros intereses económicos: Mujica sabe que su cargo le exige saber distinguir las cuestiones personales de las que políticas y las que hacen al Estado.

Lo cierto es que nuestro país no tiene obligaciones ni con la República Argentina ni con el Reino Unido. Por lo tanto, en materia comercial y de negocios, Montevideo debe ser libres de negociar con quien más convenga a sus intereses. Ergo, si lo que corresponde es comerciar con el Reino Unido, pues vendámosle; si es menester comerciar con bienes y servicios para Islas Malvinas, hagámoslo también. Si, por otra parte, la Argentina interpone obstáculos o trabas para ingresar nuestros productos, eliminemos las trabas impuestas contra ciertos buques para que no atraquen en nuestros puertos, y busquemos otros mercado (Caribe, Naciones Unidas, Africa, etcétera).

El presidente Mujica sabe que, cuando le habla la primera mandataria argentina, Cristina E. Fernández Wilhelm, lo que corresponde es no escucharla: debe leerle los labios. Pues es muy diferente lo que hace escuchar, a lo que siente y dice.

Tal es así que, a los empujones, el gobierno argentino logró que MERCOSUR votara una resolución impidiendo el atraque de los buques con bandera de las Malvinas en sus puertos, afirmando que su Canciller -Héctor Timerman- iba a presentar una denuncia al Secretario General de ONU y en el Consejo de Seguridad por la "militarización del Atlántico Sur" y la "presencia de armas nucleares" en el mismo. A su vez, en su propio país, la presidente argentina afirmó: "He instruido a nuestro Canciller para que presente formalmente ante el Consejo de Seguridad y ante la Asamblea de Naciones Unidas esta militarización del Atlántico Sur, que implica un grave riesgo para la seguridad internacional".

Antes de fijar posición de cara al tema Malvinas, Mujica debería confirmar si acaso es real que, hasta el momento, la República Argentina no ha realizado presentación formal alguna ante el Consejo de Seguridad: en los registros de ese organismo, ni siquiera se hizo mención sobre el reclamo.

El señor Presidente debería confirmar si es real que Timerman, además de compartir un café y sacarse la foto protocolar con el Secretario General de Naciones Unidas, realizó "la entrega formal de la presentación argentina" a Kodjo Menan, presidente del Consejo de Seguridad, además de entrevistarse con el presidente de la Asamblea General, Nassir Abdulaziz Al-Nasser, ya que desde el Consejo sólo se aclara que Timerman 'conversó' con esas autoridades, mas no se brindan precisiones sobre la presentación escrita. No se cumplió con la formalidad del caso, pues no existe misiva de la Argentina que haya sido dirigida al Consejo ni a su presidente, procedimiento indispensable. Tampoco ha quedado claro cuál es el objetivo de Argentina ante ese órgano, esto es, qué resolución se exigirá tratar en el organismo, dado que en el escrito ni siquiera se solicita que se informe a los estados miembros en relación a la postura argentina.

Seguramente, José Mujica, por intermedio de su sumiso Canciller Luis Almagro, podrá verificar que la Argentina solo pudo haber llamado la atención, pero su acción no observará seguimiento alguno en la ONU, dada la carencia de documentación. Los gobiernos de la región y otros están siendo inducidos al error desde Buenos Aires, a raíz de que la Argentina solo entregó una carta y llevó a cabo una conferencia de prensa.

De manera complementaria, y si acaso la cuestión resulta tan fundamental para los intereses argentinos, Montevideo debería certificar por qué Buenos Aires aún no ha designado un embajador ante Naciones Unidas.

En otro orden, la presidente argentina también había alertado sobre la presencia de armamento nuclear en la zona (ingresado, según sus palabras, por el Reino Unido). Si acaso tal declaración fuese seria y se fundamentara en información concreta, ello rebasaría el alcance de la disputa por los derechos sobre el archipiélago y la militarización del Atlántico Sur: Cristina Kirchner estaría obligaría a denunciar la violación de la Zona Libre de Armas Nucleares -acuerdo reconocido por la Asamblea General de la Naciones Unidas- y plantear el detalle ante MERCOSUR para su urgente tratamiento. Nada de esto ha sucedido.

El Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, debería tener a bien considerar estas cuestiones, en compañía de su sumiso Canciller, Don Luis Almagro, a los efectos de actuar con las manos libres y dejando de lado abrazos y agradecimientos. Solo así podrá liberar nuestros puertos, nuestro comercio internacional, olvidarse del intercambio de información tributaria y otros tantos compromisos que, en su buena fe, refrendó. Señor Presidente: no puede Usted ser "más papista que el Papa". Mucho menos en este momento, cuando más desea Usted que Su Santidad se digne a recibirlo. En definitiva: nada le impide a la República Oriental del Uruguay invertir en las Islas Malvinas y potenciar el comercio con este territorio.

Finalmente, Señor José Mujica, reitero mi consejo: la próxima oportunidad, no escuche a su colega argentina. Lea sus labios. Se ahorrará Usted una buena cantidad de dolores de cabeza, y nuestros empresarios conocerán las reglas del juego verdaderas.

 

* El autor es ex Representante de la República Oriental del Uruguay ante Naciones Unidas


 

Jorge Azar Gómez -ex representante de la República Oriental del Uruguay ante ONU- | El Ojo Digital Internacionales