NARCOTRAFICO Y ADICCIONES: CLAUDIO IZAGUIRRE

Diego Armando Maradona: alcohol y adicción

Una copa de champagne en la mano de un adicto en recuperación puede compararse con la bomba atómica caída en Hiroshima; nos referimos a la reciente fotografía liberada ante los medios en donde aparece el ex el astro futbolístico junto a su nueva pareja.

01 de Marzo de 2013

Una copa de champagne en la mano de un adicto en recuperación puede compararse con la bomba atómica caída en Hiroshima; nos referimos a la reciente fotografía liberada ante los medios en donde aparece el ex el astro futbolístico Diego Armando Maradona, junto a su nueva pareja Rocío Oliva.
 
La enfermedad de la adicción tiene varias características: una de ellas es que el consumidor en recuperación no debe volver a tocar ningún tipo de droga legal o ilegal, puesto que la enfermedad, en breve tiempo, se despierta con inusitada virulencia, volviendo la persona a encontrarse casi inmediatamente en el mismo estado que cuando la abandonó.
 
Cuando el individuo no tiene real conciencia de los alcances de su enfermedad o comparte su tiempo con personas que desconocen los daños, pueden darse Diego Maradona, junto a su nueva noviasituaciones que llevan a la persona a concretar un mínimo consumo de sustancias supuestamente suaves, lo cual desencadena conductas y actitudes que le impiden permanecer en recuperación.
 
El adicto observa esta condición frente a cualquier substancia de carácter adictivo, y no a solo una en particular, aunque tenga -de hecho- preferencia por alguna de ellas. La estructura adictiva en la persona en estado de recuperación da inicio con comportamientos permisivos, y se desata con la ingesta de alguna sustancia que, por lo general, se la supone suave o de baja acción respecto de lo que la persona consumía al momento de iniciar la rehabilitación. No obstante, esta actitud nimia pone a la persona casi inmediatamente en severo riesgo de su salud física, mental y espiritual.
 
Sin lugar a dudas, no es recomendable para un adicto en recuperación acompañarse de personas y sitios en donde el consumo es moneda corriente. Lejos está del ideal someterse a espacios en donde ponerse a prueba, donde está cansado, hambriento, o solo. El desorden conduce al consumo, y el consumo, a la desgracia.

Claudio Izaguirre | Asociación Antidrogas de la República Argentina