La preparación para el combate de los militares estadounidenses en Africa no representa un fenómeno novedoso, aunque también es cierto que nunca había sido una prioridad. Pero, con la rápida expansión del terrorismo a lo largo de Africa del Norte y el Sahel, el continente comienza a ocupar espacio en los titulares.
Hasta 2007, no existía una estructura militar entre las fuerzas armadas para considerar la importancia creciente de Africa para los intereses nacionales de EE.UU. En su lugar, el continente había sido dividido entre tres comandos existentes. El Comando Europeo de los Estados Unidos (EUCOM) supo mantener jurisdicción sobre noventa países, incluyendo a cuarenta y dos naciones africanas. Siete países del Cuerno de Africa se encontraban dentro del área de operaciones del Comando Central (CENTCOM), y el Comando del Pacífico (PACOM) tenía a su cargo cuatro naciones insulares, apenas alejadas de la costa Este de Africa.
Una vez que el Comando de Africa (AFRICOM) fue creado el 6 de febrero de 2007, el entonces presidente George Bush enfocó las prioridades del comando en lo relacionado a desafíos estrictamente característicos del continente. Ello incluyó el refuerzo de la estabilidad regional, el respaldo del pluralismo político, la optimización de las capacidades de las fuerzas africanas dedicadas al mantenimiento de la paz, la promoción del desarrollo y el crecimiento económico, la construcción de instituciones, y la aproximación a desastres naturales y crisis de variada índole con probabilidad de ocurrencia en el corto plazo.
Asimismo, AFRICOM no llegó a la palestra sin su cuota de controversia. Conforme lo descripto por James Carafano, analista de la Fundación Heritage:
La bandera de AFRICOM ha sido calumniada. Los críticos protestaron porque, para ellos, la presencia de este comando presagiaba una ola de imperialismo yanqui, un recurso para ir a la guerra con China, o la militarización de la política estadounidense en perjuicio de las naciones que se localizan desde el Cabo de Buena Esperanza hacia el Sahara.
Mucho de ese esceptiscismo provino de los propios africanos, a quienes el Representante Donald M. Payne (Demócrata, Nueva Jersey) describió como 'cínicos, en relación a las intenciones de los Estados Unidos'. En efecto, la Administración Bush compartió algunos detalles en relación a la estructura y la misión de AFRICOM, y la manera en la que interactuaría con la presencia estadounidense ya existente en la región.
Cerca de seis años más tarde, mientras algunas de estas preocupaciones aún permanecen, AFRICOM ha dejado una huella fundamental a la hora de incrementar la consciencia relativa al estado de situación, para que Washington se encuentre en buena posición para identificar alternativas plausibles, prácticas y sensitivas con la meta de tratar las preocupaciones de la seguridad de Estados Unidos, sin la necesidad de intervención directa.
En tanto el continente se convierte cada vez más en un punto de interés para la seguridad nacional de los Estados Unidos de América -particularmente en lo concerniente al combate contra el terrorismo-, AFRICOM desempeñará, inevitablemente, un rol más importante. En consecuencia, es crucial que AFRICOM desarrolle la flexibilidad para remitirse tanto a sus objetivos originarios como a los emergentes.
* Traducción al español: Matías E. Ruiz