ESTADOS UNIDOS: AMY PAYNE

El recuerdo del 11 de septiembre en un mundo volátil

Un día como hoy, hace once años, los terroristas hicieron añicos el sentido de la seguridad de Estados Unidos. Las generaciones que no recordaban Pearl Harbour de repente conocieron la conmoción de un ataque sobre suelo americano.

12 de Septiembre de 2012

Un día como hoy, hace once años, los terroristas hicieron añicos el sentido de la seguridad de Estados Unidos. Las generaciones que no recordaban Pearl Harbour de repente conocieron la conmoción de un ataque sobre suelo americano.

Hermanos, padres, primos, esposas e hijas perdieron sus vidas. Y más hermanas, madres, maridos e hijos darían sus vidas en los años siguientes al unirse a la valiente lucha contra el terrorismo por todo el mundo.

Gracias a los sacrificios de nuestros hombres y mujeres de uniforme (y a las horas dedicadas a estudiar documentos de inteligencia y a patrullar las calles Atentados del 11 de septiembrepor parte de nuestros servidores públicos aquí en casa) Estados Unidos ha evitado de momento otro 11 de septiembre. Desde ese día, al menos 51 tramas terroristas contra nuestro país (de las que tengamos constancia) han sido desbaratadas. Y el cerebro terrorista, Osama bin Laden, ha sido eliminado.

Pero a medida que Estados Unidos se retira de Irak y Afganistán, el mundo no se está convirtiendo en un lugar más seguro.

Pakistán continúa sirviendo de refugio seguro para grupos terroristas como Lashkar e-Toiba, los talibanes y la Red Haqqani, amenazando con poner en peligro todo por lo que Estados Unidos ha luchado en Afganistán desde el 11 de septiembre.

Las analistas de seguridad de la Fundación Heritage Michaela Bendikova, Lisa Curtis y Jessica Zuckerman advierten de que:

La estrategia contraterrorista de Estados Unidos sigue teniendo fallas. Estados Unidos necesita identificar a sus enemigos, mantener los compromisos de la nación en el extranjero, financiar por completo a las fuerzas armadas, contactar con los aliados y defender realmente el frente doméstico.

Ciertamente la campaña ha tenido su parte de éxito más allá de la misión de bin Laden. Por ejemplo, los ataques con aviones no tripulados han ayudado a trastocar las operaciones y la planificación de al-Qaeda. Pero Estados Unidos se debe concentrar simultáneamente en “arrancar de raíz las ideologías extremistas que dan respaldo al terrorismo, recogiendo información de los terroristas capturados así como en convencer a los pakistaníes para que lleven a cabo operaciones conjuntas que se ocupen de la amenaza”, comentan las autoras. Sin embargo, el mantenimiento de santuarios terroristas dentro de las fronteras de Pakistán sigue siendo una amenaza.

Mientras tanto, dentro del territorio nacional no podemos combatir el terrorismo con “un paradigma del cumplimiento de la ley que se centra en normativas reactivas y en procesar a los terroristas, en lugar de en unas iniciativas proactivas para mejorar las herramientas de inteligencia y en frustrar las intentonas terroristas mucho antes de que las personas estén en peligro”, explican. Esta estrategia no reconoce la verdadera naturaleza de la amenaza que suponen los grupos terroristas (tales como al-Qaeda y al-Shabaab) y el terrorismo patrocinado por los estados, mientras que frustrar los desplazamientos y la financiación de los terroristas siguen siendo las formas más efectivas de proteger el territorio nacional.

Desafortunadamente, la realidad es que el terrorismo (sin la bandera de una nación en particular) no es la única amenaza que afronta Estados Unidos. Irán y Corea del Norte continúan invirtiendo en capacidades diseñadas para matar a los americanos y a nuestros aliados. Además, Siria está destrozada por una guerra civil y tiene el potencial de desestabilizar todo Medio Oriente.

Si hemos de enfrentarnos a este volátil mundo con la determinación de proteger a los ciudadanos de Estados Unidos, se deben cambiar nuestras prioridades. El presupuesto de defensa ya ha absorbido alrededor de la mitad de todas las reducciones del gasto, aunque este representa menos de una quinta parte del presupuesto federal. Si las fuerzas de Estados Unidos se debilitan aún más, el país no podrá mantener su estatus de superpotencia.

Hoy recordamos a aquellos a los que hemos perdido. Mañana debemos honrar su memoria fortaleciendo nuestra defensa por aquellos que aún no conocen el horror de un ataque al territorio nacional y para que nunca lo conozcan.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

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Amy Payne | Heritage Libertad, The Heritage Foundation