POLITICA: MATIAS E. RUIZ

Fluyan mis lágrimas, dijo el Motonauta

Contabilización de los recientes -y groseros- tropiezos políticos de Daniel Osvaldo Scioli, que confluirían luego en expresiones públicas de apoyo a la segunda reelección de Cristina Elisabet Fernández Wilhelm, viuda de Kirchner. El sueño presidencialista del Gobernador, herido de muerte.

28 de Agosto de 2012

Es la antesala del Game Over para el sciolismo. El Gobernador de la Provincia de Buenos Aires apostó a ganar y perdió. En grande. Su (no) estrategia: cronometrarse en un juego fratricida con Cristina Fernández Wilhelm, con el poco loable objetivo de ver quién tenía menos jirones de Twitter, Matías E. Ruizimagen para ir dejando en el camino. La puja con el Gobierno Nacional para que éste le girase los fondos necesarios con qué hacer frente a salarios y aguinaldos finalizó con ambos acusando un duro golpe en lo que hace a consideración ciudadana. Al cierre de ese capítulo, la Casa Rosada remitió las partidas, pero el telón todavía no estaba llamado a caer: Scioli creyó que había ganado la guerra cuando, en rigor, solo se trató de una batalla.

El oxígeno duró poco. Pues está claro que La Plata volverá a tener problemas para hacer frente a erogaciones varias y pagos del sector público de diciembre en adelante. Mientras tanto, los astros se alinearon de la peor manera para el ex motonauta: éste se encuentra jaqueado por una maniobra de pinzas en donde el Frente Para la Victoria y sus albaceas tienen demasiado -tal vez, todo- que ver. Por un lado, sabe el Gobernador que su margen de acción en la Legislatura es insanablemente nulo. En otro plano, los episodios de inseguridad y violencia se acumulan con una cadencia indetenible, mordisqueando sus tobillos y devaluando su imagen pública con acelerado rigor semanal.

Los números en furioso carmesí que devuelven las finanzas provinciales se circunscriben al reconocimiento más cabal de la flaqueza de la caja. En este sentido, Daniel Osvaldo Scioli no ha tenido más remedio que dotar de mayor discrecionalidad a ARBA (la agencia recaudadora de impuestos) y a su director Martín Di Bella para perseguir incluso hasta al cartonero amigo. A los sucesivos impuestazos inmobiliarios, el timorato morador de Dardo Rocha continúa sumándole nuevas ediciones. Como complemento, ahora trabaja tiempo completo para gravar onerosamente toda operación inmobiliaria que se ejecute en moneda estadounidense, en tanto que nuevos cargos sobre los consumos con tarjeta de crédito en el extranjero también le agregarán su color al combo. No será necesario graduarse en ingeniería aeroespacial para notificarse de que ese yunque impositivo le ha Daniel Scioli y Cristina Fernández Wilhelmsido arrojado a los sectores otrora complacientes con la Gobernación y su funcionario número uno por la cabeza. La producción agropecuaria ya había sido golpeada desde La Plata a partir de nuevos gravámenes sobre la propiedad y, en lo que a los cordones de pobreza respecta, el propio Gobierno Nacional colabora para ponerlos cada vez más contra las cuerdas (costo de vida, subsidios recortados, salarios que jamás alcanzan). Para poner blanco sobre negro: no es aconsejable perseguir descarnadamente con los impuestos al ciudadano que debe convivir con la alternativa del secuestro o el homicidio a manos del crimen organizado o del pibe chorro que abre fuego sobre su víctima mientras estalla en sonoras risotadas.

De ahí que la Presidente de la Nación haya decidido reridigir sus cañones contra Mauricio Macri, rescatado de manera light hace cuestión de días por la consultora Management & Fit. En los resbaladizos pasillos de Balcarce 50, se ha concluído que seguir castigando a Daniel Scioli comienza ya a carecer de sentido. Y ciertamente no es divertido continuar obsequiándole puntapiés en los riñones a aquel que se encuentra en cuclillas en el suelo y que sangra por sus múltiples heridas (muchas de ellas, autoinflingidas). Este proceder no representa desafío: es como privar de morfina a un paciente en estado terminal, solo por el placer de verlo retorcerse de dolor. Es el acabóse de la diversión.

Caminando por encima de los puntiagudos trozos que antes daban forma al sueño presidencial sciolista, cualquier analista podría anticipar que al Gobernador aún le quedaba una alternativa para salvaguardar alguna esperanza. La posibilidad de congraciarse mediáticamente con la Presidente -y suicidarse en el proceso- ya ha sido explotada hasta el hartazgo por el ex piloto de competencias náuticas de resultado preconfigurado. Durante la pasada semana, Daniel Osvaldo Scioli declaró ante el periódico chileno El Mercurio que apoyaba cualquier decisión de la viuda de Kirchner de ir por una segunda reelección. Este pensamiento en voz alta no solo ha generado ruidosas repercusiones hacia afuera del sciolismo, sino también dentro del propio círculo íntimo. 'Sin honor, sin respeto' es la expresión de la que más de un político de oposición echa mano ahora para referirse al alienado Gobernador. En igual sentido, encarar a la furibunda moradora de Olivos y Balcarce 50 poniendo primera y luego marcha atrás es tan suicida como ingresar al reactor número cuatro de Chernobyl portando solamente un bikini de dos piezas. Alguien podría apuntar, incluso, que la alternativa de Chernobyl otorga alguna chance plausible de supervivencia. Y si el kirchnerismo/cristinismo viene sorteando obstáculos y recuperándose como lo ha hecho desde 2003, razones deben existir. Sin embargo, algunos se permiten compartir una nota marginal inesperada: con toda probabilidad, ahora será la propia Casa Rosada la que deba evitar que la Administración platense haga agua. Prerrogativa en la cual no será la pena lo que cotice en alto precio, sino la autoprotección. No vaya a ser que la pestilente mancha de petróleo se extienda más de la cuenta.

Surgen, al final del día, los infaltables dimes y diretes. Algunos de ellos prefiguran que el Señor de La Ñata se propone conceder -aún más- en su postura aspiracionista con tal de que los legisladores del FPV le obsequien el premio consuelo de poder re-reelegirse en la Gobernación. Como corolario, Scioli -se refiere- piensa en proponer a su señora y bella esposa Karina Rabollini como candidata para algún puesto electivo en las Legislativas de 2013. La socarronería de siempre colegirá que, bajo este postulado, la ex modelo podrá continuar comerciando su lingerie en el (alguna vez) Honorable Congreso de la Nación. Una edulcorada pizca de elegancia en medio de tanto producto vomitado desde La Salada...

Simpatías y condimento al margen, acaso el affaire Scioli remite a uno de los males más indisimulables de la fallida democracia argentina: la insoportable inutilidad del sufragio universal. Paralelos que podrían rastrearse hacia el tristemente célebre Caso Píparo, cuyas consecuencias llevaron al Gobernator vernáculo a reconocer que tenía "las manos atadas" frente a la problemática de la inseguridad urbana y suburbana. Aquella expresión llevó a más de un contribuyente/sufragante a autoobsequiarse demasiadas -e incómodas- preguntas: ¿para qué votar? ¿Por qué elegir a alguien que luego reconocerá su propia incapacidad? ¿No es acaso ésta la esencia del problema de la falta de representatividad? Y, finalmente: ¿para qué pagar impuestos? Un mundo pintarrajeado con la brocha de eternas reelecciones no logra otra cosa que consolidar el actual estado de situación: instituciones decadentes, inservibles, y portadoras de la única finalidad de subsistir gracias a sus compartimientos estancos, siempre alejados de la ciudadanía. La Educación y la Justicia se tornan abiertamente inexistentes. La competencia/oferta política es execrable, cuando no condenada. El ciudadano aporta en impuestos y contribuciones cuya devolución brilla por su ausencia. Invisibilidad igualmente atribuíble a un Estado que -nadie sabe ya para qué- mantenemos entre todos.

El final de esta historia está aún por verse. Al cierre, no caben dudas de que el Gobernador de Buenos Aires podría sacar gran provecho del estudio a consciencia de aquellas palabras del antiguo primer ministro británico Winston Churchill: "Se les ha dado la oportunidad de optar entre el deshonor y la guerra; han elegido el deshonor, y tendrán la guerra".


Matías E. Ruiz, Editor
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* Título de la nota confeccionado a base de la novela del autor estadounidense Philip Kindred Dick, intitulado: "Fluyan mis Lágrimas, Dijo el Policía" [Flow my Tears, the Policeman Said], y publicado en 1974.

 

Matías E. Ruiz, Editor