INTERNACIONALES: JORGE AZAR GOMEZ

Es hora de recuperar Montevideo, para sus ciudadanos

Los partidos tradicionales tienen una gran deuda con el pueblo y, sobre todo, con los habitantes de nuestra ciudad.

20 de Agosto de 2012

Los partidos tradicionales tienen una gran deuda con el pueblo y, sobre todo, con los habitantes de nuestra ciudad.

Por impericia de los últimos intendentes -o caso por mala estrategia-, se entregó a manos de la izquierda la Intendencia Municipal de Montevideo, y aquellos personeros no han tenido la habilidad ni el candidato apto para recuperar algo tan caro a los valores de ambos partidos, como lo es la conducción del bienestar de los habitantes de la capital del Uruguay.

Es así que Montevideo se ha desarrollado violenta y anárquica: la administración frenteamplista no ha tomado las previsiones necesarias -no existió planificación con visión de futuro- para que el proceso de su desarrollo se encauzara hacia una línea armoniosa y racional, teniendo en cuenta el avance de la tecnología y el crecimiento desmedido de su territorio. El gobierno izquierdista jamás ha sabido confeccionar una política que dotara de orientación y control a su crecimiento.

MontevideoEs -el Montevideo frenteamplista- inhóspito, peligrosos y desquiciador. Es el Montevideo que para muchos se ha convertido en la "ciudad ingobernable". Pero, en rigor, se trata de una ciudad-reto que no ha tenido aún la fortuna de contar con un alcalde de coraje, con audacia, entregado más al trabajo que a figurar en los medios de difusión, más al servicio de la comunidad que de los propios amigos o de su partido político, más a estar recorriendo la ciudad en busca de soluciones que recorriendo en el mundo en busca de sus placeres. Es necesario hallar un intendente a quien no le tiemble el pulso a la hora de tomar decisiones enérgicas; alguien que, en lugar de maquillarle el rostro a la ciudad, se haga cargo de las desafiantes problemática que se presentan.

Montevideo es el espejo, el cerebro de Uruguay y, hasta cierto punto, su corazón.

Nuestra Ciudad reclama una visión audaz y es audacia, precisamente aquello que le ha faltado a sus últimos intendentes. De allí que sus males se agravaran y se multiplicaran con el tiempo, hasta llevarlo a los extremos actuales: Montevideo se ha vuelto dramática, desesperante y alienante.

Hemos vivido el desarrollo sin conservación. Luego, se aplicó la conservación sin desarrollo y hoy no tenemos ni desarrollo ni conservación. Es menester restablecer la armonía entre el desarrollo de la ciudad que crece y los recursos naturales que se exige mantener y enriquecer. Corresponde armonizar esos dos conceptos: conservación y desarrollo, para la ocupación del espacio, para humanizar a Montevideo, para hacerlo deseable, más atractivo y cautivante, pero sin artificios sin maquillajes.

Las definiciones acumuladas en la insatisfacción de las necesidades más sentidas de los montevideanos y las necesidades básicas del crecimiento de la población requieren definir -como premisa fundamental de toda estrategia- la de ganarle el control al crecimiento de la ciudad en el próximo período. Será esta la clave para la desconcentración de la ciudad, para la creación de nuevos centros urbanos y áreas inmediatas, y para el mantenimiento, mejoramiento y ampliación de los servicios públicos.

Es por todo esto y mucho más que blancos y colorados deben orientarse definitivamente hacia a la recuperación de Montevideo y de su gobierno, con un proyecto político realista y audaz que apunte a la transformación total y absoluta de la ciudad, dejando a un lado las antiguas estrategias y consagrar un candidato que -con firmeza- asegure el cambio de Montevideo, sacándolo de la crisis y echando las bases de un futuro de grandeza.

Colorados y blancos -integrando al Partido Independiente- deben encaminar su esfuerzo para proclamar un candidato "montevideano”; un ciudadano de Montevideo que se posicione por encima de las divisas partidarias, que no esté contaminado políticamente. Que sea seleccionado en función de sus conocimientos y su capacidad de gestión, de reconocida trayectoria, exitoso en su actividad, sea profesional, empresarial o comercial, que conozca su ciudad, que la quiera y, por sobre todo, que no tenga lazos partidarios que limiten su gestión al frente de la Intendencia.

Esta práctica de elegir al mejor de la ciudad -independientemente de su color político- ya es costumbre en todo el mundo y en las ciudades que persiguen un auténtico desarrollo: los problemas de cada comunidad deben ser resueltos eligiendo a la persona más idónea para administrar sus intereses.

Sólo la experiencia y capacidad de los dos partidos y de su candidato podrán alcanzar estos logros en benéfico de los habitantes de Montevideo.

Jorge Azar Gómez, ex representante de la República Oriental del Uruguay ante Naciones Unidas